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Joven se expone a casi 18 años de cárcel por ataques contra su expareja

Marino mercante fue condenado por casos de VIF perpetrados en Queilen.
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Pedro Bárcena González

Reflejando los alcances que esta problemática socio-delictiva tiene en la provincia, tanto por la reiteración de agresiones como las tremendas secuelas que dejan en las víctimas, se realizó ayer el juicio contra un sujeto acusado de múltiples delitos en contexto de violencia intrafamiliar (VIF) perpetrados en Queilen.

A una pena cercana a los 18 años de cárcel se expone el encartado de iniciales V.H.H.M. (34), luego de ser condenado por su responsabilidad en los ilícitos de lesiones menos graves, amenazas, desacato y lesiones graves contra su exconviviente. Además, fue absuelto del delito de lesiones menos graves por el supuesto ataque contra la actual pareja de la mujer de 38 años.

La sala presidida por la magistrada suplente María José Rojas del Tribunal Oral en lo Penal de Castro conoció los detalles de la causa, que mantiene en prisión preventiva al imputado por los hechos acaecidos en dos episodios del año pasado.

Tal como expuso el fiscal Luis Barría en su acusación, el 22 de febrero del 2019 el marino mercante agredió con reiterados golpes de puño en el rostro a la mujer y la amenazó de muerte, mientras se encontraban en el sector La Puntilla de Queilen. Por esta embestida, el joven fue formalizado el 28 de marzo y quedó con una suspensión condicional que lo obligaba a mantenerse alejado de la afectada.

Sin embargo, esta medida fue quebrantada el 5 de junio, cuando se produjo el incidente más gravoso. Esa noche, el isleño concurrió a la casa de la vecina con quien tiene una hija, donde habría golpeado a la actual pareja de ella antes de ensañarse con la mujer.

Producto de la golpiza recibida, la queilina resultó con aumento de volumen en párpado superior izquierdo, con hematoma evidente, herida cortante de unos 5 centímetros en región supraciliar izquierda, fractura con hundimiento del piso orbitario izquierdo, con compromiso ocular y neurológico.

El persecutor en la audiencia de juicio calificó este caso como de "extrema gravedad", gatillado por la reacción del sujeto al enterarse de la nueva relación de su expareja. "Esto lo hizo explotar", apuntó el abogado, con relación al móvil de los primeros delitos. Una reacción que se repetiría en los últimos, luego que el hombre se enterara que la mujer estaba embarazada de su actual novio.

"Sabía el imputado que no podía acercarse y lo incumplió", recalcó el abogado, sumando que pese a ello golpeó a la afectada "que quedó hospitalizada, todo ello cuando tenía un embarazo de unos tres meses". Incluso, debió recibir una placa de titanio en el rostro para corregir las consecuencias del ataque.

Más allá que la víctima no pudo declarar en la audiencia, ya que hace apenas cuatro días dio a luz a su hijo, el representante del Ministerio Público logró acreditar la existencia de la mayoría de ilícitos como la intervención del acusado con otros testigos y peritos.

"Dos testigos presenciales, como otros de contexto, sumada a la investigación de la PDI de Castro permitieron corroborar los delitos y la autoría del acusado, más allá de su declaración, la cual no consideramos que sea una colaboración sustancial a la causa, puesto que ya teníamos establecida su participación", apuntó el fiscal.

Querellante

Por su parte, la abogada del Centro de la Mujer Chiloé, Macarena Parra, quien actúa como querellante en esta causa, se adhirió a la pretensión punitiva de la Fiscalía de Castro.

En sus alegatos, la jurista relató que este caso "se trata de uno clásico de violencia de género, en el cual el acusado cosifica a su exconviviente, entendiendo que es de su propiedad pese a que se encontraban separados".

La lectura de fallo quedó programada para el martes en la misma sala.

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Macarena Parra fue acompañada en el juicio por Marcelo Urra, encargado regional de femicidio y casos de connotación pública del Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (SernamEG). Ambos coincidieron en la gravedad de este caso y sus alcances todavía muy visibles. La abogada explicó que es necesario considerar la extensión del mal causado. Señaló que no solo se fundamenta este argumento en que la víctima estaba embarazada al momento de la segunda agresión, "lo cual la hace aún más vulnerable", sostuvo. También el daño queda representado "por las secuelas funcionales, estéticas y sicológicas que se mantiene", concluyó.