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Joven arriesga 10 años de cárcel por ataque armado a su pareja en Castro

Se realiza juicio por parricidio frustrado tras cuchilladas en el pecho al afectado.
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Pedro Bárcena González

Centrado tanto en el análisis del grado de convivencia que tenían los intervinientes, como en la eventual intención homicida del ataque sufrido por la víctima, se desarrolla desde ayer un juicio contra un joven sindicado como el responsable de acuchillar a quien fue su pareja. 10 años y un día de cárcel arriesga el cocinero por esta agresión registrada en Castro Alto.

Por el delito de parricidio frustrado enfrenta cargos el sujeto de iniciales N.C.M. (37), en la audiencia que se realiza en el Tribunal Oral en lo Penal de la capital chilota, con una sala presidida por la magistrada Loreto Yáñez, quien expuso los antecedentes por los hechos registrados el 25 de julio del 2019, al interior de una vivienda de calle Argomedo.

Según la acusación del fiscal Luis Barría, quien instruyó las diligencias de la causa, esa jornada el imputado tomó un arma blanca y le propinó al menos seis estocadas al afectado, tres de ellas en el pecho. Las lesiones, como explicó el abogado, fueron potencialmente mortales de no ser por la interposición de un hueso plano como es el esternón.

A su vez, el persecutor en sus alegatos destacó tres puntos que busca acreditar con la evidencia que fijó (32 medios de prueba). Por un lado, afirmó que "la convivencia puede ser entre personas del mismo sexo, ya que ambos formaban una pareja homosexual", sumando que la relación entre ambos existió: "Son extranjeros que llegaron a Chiloé a vivir juntos, con proyectos en común".

Igualmente, el jurista enfatizó para sustentar la figura legal que existió ánimo homicida. "Hay antecedentes suficientes para confirmar que esa noche ambos compartieron con amigos, bebieron alcohol y al retornar a la casa que compartían, el imputado le propina estocadas en el pecho a la víctima que dieron en el esternón. Y que de no haber sido así, hubiesen causado la muerte inmediata", acotó.

Por el contrario, el defensor Juan Manuel Castro invocó la absolución de su representado, en base al cuestionamiento de la convivencia entre los intervinientes.

"Solo llegaron a tener meses de relación y lo único que los unía era el viaje hacia Chiloé. No tenían un proyecto de vida, es más, habían terminado y solo los acercaba que vivían bajo el mismo techo. Tampoco existía un componente sexual entre ambos, todos argumentos que existen en la ley para sustentar el parricidio", sostuvo el profesional.

Incluso, el abogado recalcó que la víctima obligaba a su cliente a tener relaciones sexuales y bajo esa misma dinámica habrían ocurrido los hechos. Al negarse a uno de estos encuentros se produjo la agresión. "Se configura una legítima defensa incompleta", acotó.

Además, la fuente insistió en que no hubo intención de matar por parte del acusado y que las lesiones se registraron tras un forcejeo. Incluso, en su momento aclaró que las heridas "tanto en el hospital (Augusto Riffart) como en el Servicio Médico Legal fueron (caratuladas como) leves y menos graves, lo que descarta el ánimo homicida".

Declaración

La teoría esbozada por Castro fue ratificada con la declaración del imputado, quien afirmó que hasta el día de la agresión "por un mes no había tenido relaciones" con el garzón y que este lo habría forzado para tener un encuentro en el baño. "Me pegó un puñetazo y cuando fui a buscar un jabón tomé la cortaplumas... al recibir otro golpe y como venía la golpiza de siempre saco el arma y le pego, para terminar luego forcejeando hasta la cocina", apuntó.

El joven reiteró que solamente quería defenderse de lo que calificó como "violencia física y sicológica" que recibía de parte de la víctima. Una postura que está siendo analizada por las juezas que hoy debieran entregar su veredicto.