Amamantar, una inversión subvalorada por la sociedad
Columna
Ser mujer, ser madre y además una madre que ha decidido amamantar a sus hijos, ha sido durante décadas una tarea pesada, subvalorada y casi desapercibida. Si bien hoy existe (a diferencia de unos años atrás) mucha información accesible acerca de la lactancia materna, ésta sigue siendo un "trabajo" desconocido para muchas personas.
Durante el embarazo, la mujer es objeto de protección y mimos por parte de la sociedad, en donde todos se muestran comprensivos de aquel estado, del sueño y el cansancio que muchas veces se presentan a medida que éste avanza, pero tras el nacimiento, la nueva madre es bombardeada por la presión social, en donde se espera que sea capaz de retomar cuanta actividad quedó en espera durante la gestación; una sociedad que además exige que amamante a su hijo a libre demanda, pero que cuestiona (a pesar de la Ley) que lo haga en público; una sociedad que le exige volver al trabajo antes de los 6 meses post parto, "asegurando" la facilidad de 1 hora de lactancia, pero que no cuenta con suficientes espacios para amamantar o extraerse leche ( y la madre debe hacerlo en la insalubridad de un baño público); una sociedad que alienta la Lactancia, pero que cuestiona y hasta limita el amamantar después del año de vida, que no confía en el instinto de las madres, ni en la calidad de la leche humana después de los 6 meses.
Como país estamos cambiando, y como Provincia Chilota tenemos números positivos en cuanto a Lactancia (tasas sobre la media nacional y mundial), pero aún nos falta valorar y respetar realmente la inversión de tiempo y energía de la mujer que lacta y, comprender las incontables riquezas y cualidades que la Leche Materna aporta a los infantes en todos los aspectos de su crecimiento. Por eso hoy, en el Día Internacional de la Mujer rindo un homenaje a todas esas mujeres que trabajan dando el pecho y luchan por normalizar y visibilizar la Lactancia, invirtiendo energía, tiempo y vida en pro de la salud física, emocional e intelectual de sus hijos.
Porque solo una madre que ha amamantado a su hijo, sabe cuánto ha invertido en ese noble y valioso trabajo, fundamental para nuestra supervivencia como especie: Amamantar.