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Isleños rememoran los 60 años del cataclismo que cambió el sur chileno

Por la pandemia del nuevo coronavirus, este año no se realizó conmemoración pública en la Isla por el terremoto y maremoto del 22 de mayo de 1960.
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Pasadas las 15 horas de ayer sonó por largo rato la sirena de Bomberos de Ancud. No se trataba de una emergencia, sino de un homenaje a todos los caídos hace 60 años en el terremoto y maremoto de 1960.

Así se conmemoró esta vez, sin actos públicos debido a la pandemia y el obligado distanciamiento social. Los sentidos homenajes de cada año se tradujeron en individuales posteos a través de las redes sociales, dando cuenta de recuerdos, lamentos y anécdotas de quienes vivieron y sufrieron el cataclismo.

Sin duda, Ancud fue una de las ciudades más devastadas de nuestro país, con cientos de fallecidos y desaparecidos, y un barrio completo, con sus casas y vida cotidiana arrasadas por el mar. De ahí nació la población Inés de Bazán, un caserío en construcción que fue tomado por las familias damnificadas del barrio La Arena.

Desde la Inés de Bazán, Julio Mayorga, que en el '60 tenía 8 años, recuerda que "estábamos en una matanza de chancho, en un reitimiento, en la etapa de quemarlo, todos en el patio y jamás habíamos vivido un terremoto, ni mis padres, ni mis abuelos y fue terrible, yo recuerdo que lloré todo el rato".

"Estábamos a 20 metros de la playa, de hecho, las mareas largas entraban en nuestra cocina y convivíamos con el mar y, pensábamos, el mar era nuestro refugio porque alguien dijo que en el mar no temblaba y pensamos todos subirnos a un bote", agrega el ancuditano.

Por suerte... en realidad, por insistencia de un tío de Mayorga, Manuel Mansilla, en ese tiempo de 16 años, salvaron de una tragedia mayor y huyeron rumbo al cerro, a la actual población Ramón Freire y posteriormente a la que es actualmente la Inés de Bazán, donde se organizaron en campamentos, en las casas tipo pabellón que se estaban construyendo para empleados fiscales, donde montaron ollas comunes, baños públicos y otras organizaciones comunitarias de emergencia.

castreño

En la ahora capital provincial la catástrofe se vivió diferente, con solo 4 fallecidos, y un maremoto que se tradujo en un alza de la marea, sin una ola que lo arrase todo, pero sí con un gran incendio que se llevó gran parte del casco histórico de ese tiempo.

El actual concejal Ignacio Tapia por ese entonces tenía 16 años y cursaba el quinto de año humanidades, pero en Santiago, donde sintió solo un fuerte temblor y posteriormente una "ola" pero de rumores sobre una catástrofe sin igual en el sur, incluyendo su natal Chiloé, donde estaba su familia y todos sus cercanos.

"Estábamos con mi amigo Iván de Arce de Ancud, que vivía en Pudeto y su casa se la llevó el maremoto completa", relata.

El político suma que "escuchamos por la radio de un terremoto tremendo en Valdivia y que había afectado a todo el sur. Por la noche, como no había noticias de Chiloé, nos fuimos a la Radio Minería a ver si nos informaban, para saber de nuestra gente, porque estábamos preocupados".

Con pesar, evoca el edil: "Murió un amigo Jarpa que vivía en la calle Blanco, por donde estuvo la Universidad Arcis, él se fue atrás a una bodega que estaba llena de leña que se le fue encima; otra fue una chiquilla muy simpática a la que llamábamos la 'gorda Pérez' de cariño, que estaba de paseo en calle Lillo y cuando comenzó el terremoto igual se fue hacia atrás y se le fue el cerro encima; otro fue el papá del exalcalde Gilberto Aguilar, que era botero, a quien se le cayó algo encima y mi padre lo fue a buscar y llevó al hospital", aludiendo al recordado René Tapia.

"Murió un amigo Jarpa que vivía en la calle Blanco, por donde estuvo la Universidad Arcis".

Ignacio Tapia, concejal.

Magnitud 9,5

El terremoto del '60, en realidad, tuvo un sismo principal de 9,5 de magnitud de momento a las 15.11 del 22 de mayo con epicentro en las cercanías de Traiguén, en la Región de la Araucanía y una seguidilla de movimientos telúricos de importancia entre el 21 de mayo y el 6 de junio, siendo percibido a nivel mundial con una serie de maremotos en lugares tan distantes como Hawái, Filipinas y Japón. En el primero de esos días ocurrió un gran movimiento telúrico.