Niños y adolescentes, víctimas silenciosas de la violencia en el hogar durante el confinamiento
Mientras profesionales reconocen bajas en las denuncias en Chiloé por vulneraciones a menores, oficinas de la infancia indagan si tal "disminución" de casos se debe a una inexistencia de transgresiones o es el resultado de la dificultad de pesquisarlas en medio de la contingencia por la pandemia del Covid-19.
El confinamiento para prevenir la transmisión del Covid-19 genera diversos efectos colaterales y uno de los cuales se habla poco, pero que se agudiza en estas condiciones de encierro, es el de la violencia contra niños y niñas, de acuerdo al análisis de los expertos.
Hay muchos factores que generan estrés, y el estrés familiar podría llegar a ser determinante en la violencia contra los menores. La pérdida del trabajo, el estudio en casa, la destrucción de las rutinas y, sobre todo, la convivencia forzada enrarecen el ambiente hogareño, hasta que toda la carga negativa cae sobre el eslabón más débil de la cadena. Sin herramientas para defenderse, son ellos los que se llevan la peor parte del encierro.
En estos más de dos meses y medio desde que el nuevo coronavirus aterrizó en el país, el poner fin a la pandemia está requiriendo entre las personas muchos esfuerzos, como el cierre de escuelas y la restricción de movimiento. Para los más pequeños estar en cuarentena conlleva ciertos riesgos, como la falta de juego al aire libre, el uso excesivo de pantallas o la alimentación poco saludable; no obstante, el ser víctima de maltrato produce un riesgo mucho mayor. El trato negligente, la violencia psicológica y física, sin olvidar el abuso sexual, son parte de los peligros que corren los menores de edad.
Chiloé no escapa a esta realidad, y ahora con familias en confinamiento a nivel global, las líneas de atención telefónica parecen ser un elemento algo más lejano a la hora de atender una crisis, según la voz de algunos expertos que conocen de cerca la realidad insular. Es el caso de José Andrés Murillo, presidente de la Fundación para la Confianza y quien ha estado presente en algunas de las actividades ligadas a la campaña "¡No Enmudecer! Chiloé combate con fuerza el abuso sexual infantil", iniciativa impulsada por el Diario La Estrella.
"Hay un grave problema, que para denunciar las víctimas tienen que tener una cierta distancia, y puedes tener la posibilidad de estar en otro lugar. En confinamiento una de las paradojas que ocurre, que es una tendencia contraria a lo que ocurría hace mucho tiempo, es que para las personas es mucho más difícil denunciar, a pesar de que los casos aumentan", reconoció el filósofo.
Junto a lo anterior, el también escritor añadió que "nosotros veníamos hace un tiempo con la disminución de casos y aumento de las denuncias, porque habían más espacios para poder denunciar, en el mismo Archipiélago ustedes lo han podido ver, dónde Fiscalía ha mejorado sus espacios, sus capacitaciones, las víctimas están mucho más dispuestas a denunciar", entre otros aspectos, señaló.
Se suman las palabras de Marta Andrade, directora del PRM (Programa Reparatorio en Maltrato) de la Fundación Ciudad del Niño en Castro, quien manifestó que el abuso doméstico, principalmente en niños y jóvenes, prospera en las condiciones creadas por la pandemia. "En el contexto en que estamos ahora es bastante estresante para todas las familias, hay factores de riesgo que se encuentran en el grupo familiar que pueden gatillar vulneraciones para los niños, niñas y adolescentes", expuso.
La profesional enfatizó que "el hecho que estén en la casa, en condiciones bastante limitadas de espacio muchas veces, factores económicos que están influyendo en nuestras familias también, muchos papás con situaciones también de alguna patología de salud mental o alcoholismo, son factores que en esta situación de cuarentena o estar encerrados en la casa pueden gatillar vulneraciones o situaciones graves".
OPD de ancud
La articulación de diferentes entidades es esencial a la hora de visualizar y trabajar en pro de esta problemática. En este contexto aparece la Oficina de Protección de Derechos de Infancia (OPD), una instancia ambulatoria instalada en el ámbito local, destinada a brindar protección integral a niños, niñas, adolescentes y sus familias que se encuentran en situación de exclusión social o vulneración de sus derechos.
El objetivo de las OPD es fortalecer un sistema comunal o intercomunal de protección de los derechos de los menores vulnerados, favoreciendo el diseño de políticas locales con un enfoque intersectorial y territorial a favor de la infancia. En Chiloé actualmente existen cuatro de estas oficinas, ubicadas en Quellón, Quinchao, Castro y Ancud. Esta última es la OPD Zona Norte, que además abarca a las comunas de Quemchi, Dalcahue y Curaco de Vélez.
Daniela Valencia, coordinadora de este organismo emplazado en la ciudad del Pudeto, explicó la labor que se realiza en medio de la contingencia por Covid-19.
"Actualmente nos encontramos trabajando en modalidad presencial, con trabajo administrativo de media jornada en oficinas y media jornada de tarde con teletrabajo. De acuerdo a la normativa entregada por Sename y las indicaciones de la Autoridad Sanitaria, en este momento no se están realizando visitas domiciliarias ni entrevistas personalizadas, con el fin de evitar riesgos de propagación del Covid-19 tanto para nuestros usuarios como para nuestros profesionales", contó la encargada.
Referente a un posible aumento de casos de maltrato en contra de los menores, en cualquiera de sus modalidades, la asistente social subrayó en que estos han ido a la baja. Si bien las redes de apoyo, ya sea vía telefónica o por sistemas de mensajería, siguen activas, el factor "encierro" podría ser clave.
"En relación a las denuncias y/o demandas espontáneas desde la comunidad ha habido una considerable baja, lo cual es preocupante, ya que no sabemos si esta no se da por la inexistencia de vulneraciones o es resultado de la dificultad de pesquisar como resultado de la contingencia actual", evidenció.
Sumó que "lo mismo sucede con las derivaciones realizadas por las redes, considerando que el fuerte de derivaciones lo conlleva el área de educación y salud, por lo cual se ha visto en desmedro la posibilidad de visibilizar vulneraciones hacia niños, niñas y /o adolescentes".
capital chilota
Desde la capital provincial, la encargada de la OPD Castro, Gabriela Solís, apuntó que por estos días la forma de trabajo también es a distancia, lo cual también provoca ciertas complejidades. "Lo que yo tengo entendido respecto a la violencia intrafamiliar, donde muchas veces hay niños dentro de las casas y que hay más de un niño que se ve expuesto a esas situaciones, han aumentado las llamadas al teléfono de contacto respecto a la violencia, pero no así las denuncias. Entonces, ese también es un tema preocupante porque no sabemos a futuro qué va venir con esto", expresó.
Igualmente, la psicóloga sostuvo que "en algún momento nosotros necesitamos retomar, porque es una preocupación constante para nosotros el tema de los niños, nosotros también nos vemos cruzados de brazos en ese aspecto".
en quellón
En el extremo austral de Chiloé, la OPD Quellón que es liderada por Katherine Cárcamo también se encuentra funcionando sin atención presencial de público y solo opera con otros canales de comunicación remotos. "En este momento estamos trabajando solamente con atención telefónica y nuestros casos que tenemos vigentes; la verdad es que en este período de tiempo hemos recibido llamados de nuestros mismos usuarios, no hemos tenido demandas espontáneas o de personas que denuncien algún tipo de vulneración, sin embargo, desde el Tribunal de Familia sí nos ha llegado, y harto", advirtió.
En cuanto a cifras comparativas de lo que ha sucedido a estas mismas alturas del año, respecto al 2019, la trabajadora social ahondó que "las denuncias han disminuido a comparación del año pasado. En esta misma fecha había 50 casos (7 derivaciones de establecimiento educacionales, 2 de programas, 5 denuncias anónimas y los demás de tribunal), ahora en la actualidad se han recibido 31 casos (1 denuncia anónima por teléfono, 4 derivaciones de establecimientos educacionales y las demás de juzgado)".
Bajo este escenario las explicaciones podrían ser variadas. "Esto podría ocurrir también porque el tribunal, Fiscalía y los programas ligados a la infancia se encuentran cerrados, solamente con atención telefónica, entonces las denuncias telefónicas que nosotros teníamos el año pasado eran las mismas personas (vecinos, familiares) que se acercaban a las oficinas de OPD", atribuyó la trabajadora social.
"El fuerte de derivaciones (por las redes) lo conlleva el área de educación y salud, por lo cual se ha visto en desmedro la posibilidad de visibilizar vulneraciones".
Daniela Valencia, coordinadora de la OPD Zona Norte de Chiloé.
"Respecto a la violencia intrafamiliar, han aumentado las llamadas al teléfono de contacto respecto a la violencia, pero no así las denuncias".
Gabriela Solís,, encargada de la OPD Castro.
"En confinamiento una de las paradojas que ocurre, que es una tendencia contraria a lo que ocurría, es que para las personas es mucho más difícil denunciar".
José Andrés Murillo,, presidente de la Fundación para la Confianza.
"No hemos tenido demandas espontáneas o de personas que denuncien alguna vulneración, sin embargo, desde el Tribunal de Familia sí nos ha llegado, y harto".
Katherine Cárcamo,, de la OPD Quellón.
"Hay factores de riesgo que se encuentran en el grupo familiar que pueden gatillar vulneraciones para los niños, niñas y adolescentes".
Marta Andrade, directora del PRM de la Fundación Ciudad del Niño en Castro.
31 denuncias de vulneraciones lleva en lo que va del año la OPD de Quellón, versus las 50 al mismo período del 2019.