Vislumbran el impacto que tendrá el nuevo coronavirus en la construcción de las ciudades
La pandemia de Covid-19 dejará efectos en materia urbanística. Expertos coinciden en que se tienen que analizar nuevos modelos, en los que primen espacios que permitan un mejor desplazamiento de las personas.
Que la pandemia genera y generará cambios en el diario vivir, no hay ninguna duda. Que el impacto será grande en las distintas áreas productivas, tampoco hay dudas; como tampoco lo hay en los cambios que se vivirán en la forma de pensar las ciudades y en la construcción de las comunidades desde el punto de vista urbanístico.
De ello, entre los expertos no hay vacilaciones. Habrá un antes y un después del Covid-19.
Vivian Pinilla, presidenta de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) de Puerto Montt, expone que si se analiza la forma de construir ciudades, "podremos ver que será fundamental contar con mayores espacios urbanos, áreas verdes y de higiene en lugares públicos donde las personas puedan movilizarse sin aglomeraciones y así cuidar su salud".
También detalla que cobra mayor sentido el desarrollo de ciudades policéntricas, las cuales permiten que al haber distintos centros urbanos, las personas que antes se aglomeraban en un solo lugar para realizar trámites podrían distribuirse en tres o cuatro puntos de la ciudad. "Otro beneficio de este tipo de diseño de ciudad -precisa- es que no es necesario movilizarse grandes distancias, ya que todo está más cerca. Uno puede vivir, trabajar y desarrollar su vida en un centro urbano, evitando aglomeraciones, por ejemplo, en el transporte público", consigna.
Con Pinilla coincide Drago Vodanovic, director de la carrera de Arquitectura de la Universidad San Sebastián, sede de la Patagonia en Puerto Montt, quien plantea que se tendrá que romper la dinámica de las ciudades que se expanden para pasar a unas más compactas, en las cuales se pueda contar con subcentros y así la gente no tenga que desplazarse grandes distancias para poder llegar a sus centros de salud, supermercados, librerías o al colegio.
"Ojalá que tengan lógicas de distancias caminables en los barrios. Es un cambio estructural que se tiene que realizar y que va a ayudar (tras la pandemia)", sentencia.
Viviendas
Pinilla apunta a que en la construcción de inmuebles también se producirán modificaciones, ya que seguramente las personas van a privilegiar las casas o departamentos más alejados del centro.
"Muchas personas buscarán viviendas con espacio para el teletrabajo, como los home offices o piezas especiales para los artículos de aseo, donde se puedan limpiar los abarrotes antes de entrarlos a la casa", remarca.
Algo similar opina Vodanovic, quien también estima que los próximos proyectos habitacionales tendrán que traer integrados estos espacios, como el que permita poder limpiar los abarrotes antes de ingresarlos a la casa.
Junto con ello, advierte que tanto las casas como los departamentos ya no se pueden construir con el estándar de aislación térmica que hoy se tiene, ya que el nivel de calefacción que hay al interior de las casas "contamina muchísimo hoy día. Estamos contaminando las ciudades. No estamos colaborando con esta lógica de higiene, por lo que es muy importante que esto cambie".
Y es que el Covid-19, agrega Pinilla, "nos plantea nuevos desafíos como constructores, los cuales iremos estudiando y desarrollando a medida que la demanda lo exija y que se concrete el desarrollo de las ciudades. Por eso dentro de nuestro plan de trabajo se encuentra el desarrollar el proyecto Visión Ciudad de Puerto Montt, que comprende un estudio conjunto con la comunidad y las autoridades y donde el resultado recoja todas las miradas en pos de construir una ciudad mejor".
IMPACTOS
Claudia Castillo es la jefa de carrera de Arquitectura de la Universidad de Los Lagos y Mario del Castillo es el secretario académico del Departamento de Arquitectura del mismo plantel. Ambos arquitectos realizan un análisis de lo que se vivirá en materia urbanística producto de la pandemia.
Según Del Castillo, "es posible estimar, entre muchos impactos que la emergencia sanitaria mundial impone, que la planificación urbana de las ciudades debiese considerar el distanciamiento físico en el diseño y uso de los espacios públicos".
Podría, postula, reformular las grandes superficies comerciales para un adecuado manejo de las aglomeraciones, así como reorganizar los espacios dedicados a la salud colectiva, diagnóstico, tratamiento, aislamiento y recuperación.
En términos de movilidad, sostiene que se deberán redefinir las opciones intermodales de transporte público y masivo.
La situación sanitaria, complementa Claudia Castillo, altera la urbanidad cotidiana, que "dábamos por garantizada y obliga a reflexionar sobre las ciudades que tenemos y cómo su ordenación, forma y extensión promueve o no una ciudad sana y segura, con una calidad de vida transversal independiente del barrio o sector en que vivamos. Podemos, entonces, esperar una posible revalorización de lo cercano y lo colectivo, a una escala de barrio cohesionado, donde las comunidades se organicen y establezcan acuerdos para su desarrollo, abastecimiento, ocio, cuidado y comunicación".
Del Castillo, en tanto, comenta que las personas se deberían acostumbrar a la desaceleración de una vida urbana física, porque -según menciona- se ha visto una transformación en las redes sociales y comunicaciones, donde han surgido nuevas colectividades. "Es posible que una capacidad de respuesta flexible y creativa, junto con la adaptación constante frente a los cambios necesarios de implementar en materia de ciudad sana, marquen las diferentes velocidades y tipos de una recuperación de la actividad urbana", adelanta.
Junto con ello indica que esta pandemia llama la atención sobre los límites de la técnica y el deterioro de una vida urbana basada en el individualismo, el consumo y la deuda. "Cabe ahora repensar la ciudad -afirma- como un colectivo en términos sociales y legales, no solo en términos económicos, con el importante desafío de una mejor articulación de las diferentes normativas sectoriales, reconducidas hacia una ciudad más sana. El concepto de ciudad sana no es solo higienista en términos de salud y tecnología, demanda un diseño urbano de calidad que permita el desarrollo social inclusivo en una escala y dimensiones acotadas, confiables y seguras".
Drago Vodanovic, por su parte, suma que en todo este contexto de cambios en los espacios públicos se tienen que elaborar acciones que impliquen realizar un trabajo que permita peatonalizar los centros urbanos, tener más bulevares, veredas más anchas y con más espacios peatonales y donde "ojalá el transporte público sea lo único que se mueva en ruedas y el resto peatones y bicicletas. Tenemos que sacar el auto de los centros urbanos y eso se hace con un buen transporte público, privilegiando calles que hoy son de forma exclusiva para autos y que deben convertirse en peatonales".
Para ello, enfatiza, se tendrán que incorporar dispositivos que permitan medir aspectos tales como la contaminación y que los ritmos del transporte público y de la basura estén funcionando. "Transformarnos en ciudades inteligentes, y yo creo -manifiesta- que aparecerán nuevos materiales para la construcción de estos espacios públicos que permitan ser lavados, limpiados de mejor manera; de una forma más ágil que colaboren con la higiene. Esto significará nuevas costumbres. Debemos cambiar la forma de movernos en la ciudad. Las ciclovías serán súper importantes. Tenemos que bajarnos del auto y movernos de forma más amigable, menos contaminante y con desplazamientos más cortos", pronostica.
LEYES
Claudia Castillo aborda la necesidad que se pudiera generar de crear nuevas leyes para abordar el panorama que se vivirá tras la pandemia.
-¿Se requerirá de nuevas leyes para abordar este nuevo escenario?
-Sin duda se debiesen pensar nuevas leyes para el cuidado y seguridad de todos. Habría que dejar algunas acciones particulares a favor del bienestar general; no obstante, a nivel local las ordenanzas municipales podrían promover el desarrollo o la readecuación de espacios públicos para el ocio, deporte, comercio, cultura y turismo, entre otras, atendiendo a los nuevos requerimientos de salud, distanciamiento, bioclimática, calidad ambiental, seguridad, confianza y accesibilidad.
-¿Los municipios tendrán que elaborar ordenanzas que aborden estos cambios?
-Tenemos la oportunidad de pensar sobre el tamaño y la extensión de las ciudades en que vivimos, en cómo las vivimos y frente al desafío de habitar en, con y después la pandemia; los cambios posibles en el gasto-ahorro energético que conlleva el funcionamiento urbano, los cambios posibles en la viabilidad, productividad y eficiencia del teletrabajo, las posibilidades y conflictos de la educación online en todos los niveles formativos, etcétera… y cómo imputarán las dimensiones de las infraestructuras y equipamientos urbanos existentes.
Del Castillo complementa esto y justifica que no es únicamente una restricción temporal a la movilidad y a las circulaciones dentro y fuera de las ciudades. "No es solo un cambio en el ancho de las veredas, la cantidad de áreas verdes o el tamaño y calidad de los servicios de salud. Las implicaciones reales no han sido bien definidas, porque son dinámicas, diversas y complejas", enuncia.
ALTO COSTO
Fernando Gunkel, director regional del Servicio de Vivienda y Urbanismo (Serviu), subraya que los cambios que vendrán en el área urbanística no solo se verán reflejados a nivel local, sino que mundial.
Sin embargo, acota que todas estas modificaciones, incluso las que tienen que ver con la parte urbanística y con algunas obras arquitectónicas, demandarán un alto costo.
Esto, porque -arguye- en el contexto del distanciamiento social hay que repensar las distancias en todos lados, como en un estadio que puede contar con una capacidad para recibir a 80 mil pesos. "Cómo te sentarás ahora... El transporte público es otro ejemplo. Hoy día, de verdad, es que estamos en un tremendo problema", admite.
La ubicación de los asientos, los senderos de los parques, el ancho de las veredas y de los pasillos constituyen otros elementos que deberían ser objeto de análisis. "Hay un tremendo desafío para los arquitectos que tienen que ayudar para que la ciudad cuente con los espacios que se requieren para estar seguros", anticipa.
Sobre el impacto que este tipo de consideraciones podría implicar en los proyectos que se desarrollan en su cartera, Gunkel asevera que todos estos factores están siendo objeto de análisis, pero que ello no debería implicar que se alteren sus plazos.
A juicio de Vodanovic, ahora se tienen que entender cuáles serán los límites que existen en torno a los espacios naturales, ya que "no podemos seguir avasallando a la naturaleza, tapándola bajo la alfombra y viviendo como si nada. Chile tiene una ley de humedales, por lo que hay que entender que debemos lidiar de forma más respetuosa con la naturaleza".
De alguna manera, plantea el profesional, "esta manera irrespetuosa de lidiar con la naturaleza es la que nos tiene en este problema de salud que hoy tenemos. La relación con los animales y con los ecosistemas fue tan abusiva que un virus que no nos correspondía a los seres humanos se traspasó al ser humano. Entonces, la ciudad tendrá que realizar cambios importantes para respetar los espacios naturales".
"Será fundamental contar con mayores espacios urbanos, áreas verdes y de higiene en lugares públicos donde las personas puedan movilizarse sin aglomeraciones y así cuidar su salud".
Vivian Pinilla, presidenta, de la CChC de Puerto Montt.
"Hay un tremendo desafío para los arquitectos que tienen que ayudar para que la ciudad cuente con los espacios que se requieren para estar seguro".
Fernando Gunckel,, director regional del Serviu.
1.108 casos de la nueva enfermedad llevaba hasta ayer la Región de Los Lagos.