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columna de opinión

"Me referiré a lo que hemos hecho en Dalcahue, municipalidad donde tengo el privilegio de colaborar, tanto en lo que se refiere a la basura domiciliaria como industrial", mencionó el profesional.
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Marcos Velásquez Macías,, abogado y exseremi de Justicia de la Región de Los Lagos

En el 2019 Chiloé estuvo marcado por la crisis provocada por el cierre del vertedero municipal de Ancud, sin que hayan previsto donde disponer de su basura domiciliaria, lo que trasladó el problema a otras comunas de nuestra Isla. La crisis ambiental y social se trasladó a Chonchi, al vertedero industrial de Dicham, que fue rápidamente clausurado por distintas ilegalidades. Desde Dicham, y luego de publicado un decreto de Alerta Sanitaria, se habilitó en forma transitoria -hasta el fin de año- el vertedero industrial de Aconser con acuerdo de organizaciones y comunidad de Mocopulli. Luego, Ancud comenzó a disponer su basura en Puntra El Roble, relleno cuestionado por vecinos de Puntra, Chepu, y organizaciones sociales y de protección del medio ambiente.

Este año, el covid ha logrado que ese y otros problemas desaparezcan de la agenda mediática, pero no han dejado de existir y es necesario abordarlos, pues la crisis ambiental y social provocada por Ancud nos obliga a pensar en soluciones definitivas largamente postergadas y que no podemos seguir dilatando.

Me referiré a lo que hemos hecho en Dalcahue, municipalidad donde tengo el privilegio de colaborar, tanto en lo que se refiere a la basura domiciliaria como industrial. En lo que se refiere al viejo vertedero municipal, ejecutamos un proyecto de adecuación, se dotó al recinto de retroexcavadora para la cubierta vegetal de residuos y se ejecutan proyectos de minimización de vidrios, plásticos y fierros, con una inversión de unos 150 millones y que buscan mejor tratamiento y prevenir otra crisis.

El problema de Ancud sirvió para sacar a la luz las irregularidades de funcionamiento de los vertederos industriales. Y así, como el sector público debe solucionar lo suyo, el privado debe también hacerlo. La pausa de la pandemia, y la menor producción acuícola, es la oportunidad para que esa industria trabaje en soluciones más modernas y amigables con el medio ambiente y las personas.

resoluciones

Así, cumpliendo con los compromisos adoptados en mesas de trabajo con dirigentes sociales y la comunidad de Mocopulli, hoy existe un trabajo distinto y proactivo con servicios públicos e instituciones competentes; v. gr., la Superintendencia del Medio Ambiente, acogiendo denuncias del alcalde de Dalcahue, Juan Hijerra y de los vecinos, ha adoptado una serie de resoluciones:

-Dictó medidas provisionales en contra de la Agrícola Corcovado, Mocopulli, que no ejecutó las acciones comprometidas en las resoluciones de calificación ambiental (RCA) para la etapa de cierre.

-Ordenó a Resiter S. A. ingresar a evaluación ambiental el proyecto "Parque Punahuel". La empresa presentó un plan para incorporar 237.000 metros cúbicos de residuos, pero, desde Dalcahue, el alcalde solicitó suspender la evaluación, pues con la pandemia no existen condiciones para participación ciudadana. Además, pidió no aprobar el proyecto, pues se emplaza en terrenos propiedad del municipio de Castro que no ha dado autorización para ello.

-La SMA instruyó a Aconser someter a evaluación ambiental el proyecto "Vertedero Mocopulli" (ex Najar), cuestión que fue reclamada al Tribunal Ambiental de Valdivia por la empresa, y desechada. La Municipalidad de Dalcahue se hizo parte en el juicio, contra los intereses de la empresa. Asimismo, el municipio no otorga patente para otro vertedero de Aconser, ubicado en Punahuel, actuación ratificada por Contraloría.

sin solución concreta

Más allá de esos avances puntuales, transcurrido más de la mitad del Gobierno del Presidente Piñera, no se divisa solución concreta para la disposición final de la basura provincial. Existen iniciativas aisladas, propuestas, anuncios de consultorías y estudios, pero no es mucho lo avanzado, considerando que la decisión uniforme de alcaldes y concejos es no aceptar un relleno sanitario como La Laja en Llanquihue o el cuestionado Curaco en Osorno, donde se han gastado más de $10.000 millones para un forado que cada vez se parece más a un agujero negro del espacio que solo consume energía y nuestros impuestos.

La pandemia de covid-19 no puede ser una excusa para seguir en la inacción.

Chiloé merece más.


Basura de Chiloé en


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