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columna de opinión

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Impulsar a la escuela como un espacio comunitario en tiempos de crisis

La crisis sanitaria que ha afectado a la humanidad ha provocado una trasformación completa en las formas de relacionarnos en sociedad. Una muestra fehaciente es el giro radical que tuvo que dar el sistema educativo para mantener los procesos educativos activos y atender a niños, niñas y jóvenes que no podían quedar sin la oportunidad de seguir aprendiendo y evolucionado en sus procesos cognitivos, sociales y emocionales.

Hasta antes de la crisis social vivida en Chile, la mirada en educación seguía el curso habitual, donde el logro del currículum para muchos era fundamental y la competencia por lograr mejores resultados se transformaba en una meta tanto para los establecimientos como para los estudiantes, que se veían inmersos en un sistema academicista, de alta competitividad y esfuerzo por demostrar logros que les permitan destacar o ser parte de un sistema de educación superior.

Hoy, al enfrentar una pandemia de salud, nos damos cuenta que las prioridades en educación requieren de un giro radical en la mirada social y comunitaria. Los objetivos de aprendizaje, de un minuto a otro debieron ser revisados y priorizados aquellos que son esenciales para la formación de un niño o niña. Forzosamente nos condujo a todos al origen, a la esencia de la vida, a aquello que nos permitirá sanar y volver a una vida más humanitaria, más social y menos competitiva.

Chiloé es una Isla que nos ha permitido vivir esta pandemia probablemente con menos crudeza que otras regiones de nuestro país, pero además desde su origen nos ha enseñado ancestralmente la relevancia de una sociedad comunitaria de apoyo y colaboración colectiva. Desde esta mirada, lo que nos sucede actualmente debemos interpretarlo como una oportunidad de volver y retornar al origen, al rescate patrimonial que nos unió como hijos insulares.

La Escuela como espacio comunitario debe volver a nacer desde la mirada del encuentro social. Retomar como objetivos de aprendizaje esenciales la solidaridad, el apoyo mutuo, voluntario y cooperativo, el respeto por el otro, la conciencia por el cuidado de nuestro entorno social y natural. Las Mingas y los Medan, realizados en nuestra tierra antiguamente, son una manifestación de ayuda mutua profunda, de espíritu colectivo y son ejemplo de lo que hoy podemos rescatar como Escuela.

El establecimiento "Escuela Básica Dalcahue" del cual siento orgullo dirigir, ha demostrado en tiempos de crisis, que muchas de estas experiencias, pueden ser replicadas incluso usando la tecnología y el distanciamiento físico. Como ejemplo claro de ello, fue la realización de un Medán Tecnológico, que permitió unir a través de las redes sociales a estudiantes, las familias, docentes y asistentes de la educación en torno a la celebración de nuestros pueblos originarios, compartir videos y fotografías en torno a un fogón, disfrutar nuestras comidas típicas, el canto y baile en familia. A ello se suma la realización de rifas solidarias, en apoyo a nuestras familias afectadas por esta pandemia, donde participaron integrantes de nuestra comunidad y también entidades externas que se unieron a la cruzada solidaria.

Por otro lado, esta crisis ha permitido a las Escuelas reforzar su creatividad y buscar múltiples vías de comunicación, considerando la escasa conectividad de nuestros estudiantes. Como establecimiento la Radio ha sido un medio comunicacional que nos ha abierto la mirada frente a la narración y educación oral, de acceso a todos y de participación colectiva de la comunidad. Como Directora la invitación es a abrirnos a la oportunidad que entrega esta crisis de resignificar nuestro espacio de Escuela como un lugar de encuentro comunitario y de profundo sentido social.

Yasna Soto, directora Escuela Básica de Dalcahue

Repararán tres recintos en Ancud en el marco del programa "Mi consultorio se pone a punto"

Millonaria inversión permitirá reparar los cesfam Manuel Ferreira, Pudeto Bajo y la posta rural de Linao.
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En un plazo de 89 días deberán quedar ejecutadas las obras de reparación y conservación del Centro de Salud Familiar Manuel Ferreira, el Centro de Salud Familiar Pudeto Bajo y la posta de salud rural de Linao, todos recintos asistenciales de Ancud.

La información la dio a conocer el director (s) del Servicio de Salud Chiloé, Erik Poblete, quien destacó que la iniciativa se enmarca dentro del programa "Mi Consultorio se Pone a Punto", que busca mejorar las condiciones de los establecimientos de atención primaria dignificando los espacios donde se realizan las prestaciones.

En esta misma línea, la coordinadora de obras APS del Servicio de Salud Chiloé, Angie Mitchell, explicó que los trabajos serán ejecutados por la empresa Sociedad Maestranza y Juan Carlos García Santibáñez y compañía LTDA, quienes serán los encargados de realizar las reparaciones y conservaciones a los tres recintos de la comuna de Ancud, trabajos que serán supervisados por el constructor civil e ingeniero en prevención de riesgos, Miguel Piñeiro, profesional de la unidad de ejecución de obras del S. S. Chiloé.

Inversión

Para llevar a cabo la mantención de los sistemas de calefacción, autonomía de agua potable y respaldo eléctrico de los recintos asistenciales, entre otras acciones, se cuenta con un contrato por un monto de $111.552.907, que permitirá cumplir con los requerimientos elaborados desde los departamentos de salud.

En la entrega de terreno a la empresa para ejecutar el proyecto participaron la encargada de infraestructura de la Corporación de Ancud, Irene Haarmann; la directora del Cesfam Pudeto Bajo, Ximena Bohle, y el subdirector del recinto, Marcelo Saavedra, además de los representantes de la constructora y profesionales del Servicio de Salud Chiloé.

El organismo de salud de la provincia cuenta con un total de $1.195.137.000, que permitirán realizar las intervenciones de reparación y conservación en los 38 proyectos distribuidos en las postas de los 10 municipios de la provincia.