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columna de opinión

Un innovador estudio realizado por Fundación MERI y el economista del Fondo Monetario Internacional Ralph Camhi concluye que la población de ballenas azules en Chile, presentes en nuestra 'Ecorregión chilota', tendría un valor económico aproximado de US$2.200 millones".
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Juan Carlos Viveros Kobus,, ingeniero comercial y asesor en desarrollo sostenible

En los últimos 5 años hemos sido testigos de cómo el concepto de "territorio" ha penetrado en todas las esferas del quehacer ciudadano; empero, nosotros Isleños no solo somos territorio, sino que sobre todo somos "maritorio".

Ambos conceptos, interrelacionados e interconectados, como señalan los principios de la cosmovisión de nuestras culturas originarias, vienen a formar parte del imaginario colectivo de quienes habitamos estas más de 45 islas, Patrimonio de la Humanidad de Unesco y Agrícola Mundial de la FAO; puerta de entrada al paraíso patagónico.

Como si todo esto fuera poco, estamos dentro de los 12 sitios Vavilov del mundo, que son áreas geográficas donde un grupo de organismos domesticados o silvestres desarrollaron sus propiedades distintivas por primera vez; considerados centros de origen y biodiversidad.

Entrando de lleno a nuestro "maritorio", importante es recordar que el año 2011 nuestros humedales orientales y sus más de 1.900 hectáreas pasaron a formar parte de la Red Hemisférica de Reservas de Aves Playeras (Rhrap).

Cómo no recordar a la WWF, cuando hace algunos años nos hablaba de una "Ecorregión Chiloense", ubicándola entre los 35 lugares prioritarios para los ecosistemas marinos en América Latina, o la visita de la Fundación Mission Blue, que lidera la oceanógrafa más famosa del planeta, Sylvia Earle, quienes declararon a "la extensión oceánica del Parque Nacional Chiloé" y a los fiordos y canales de Chile, incluidos los nuestros, como "hope spots" o "sitios de esperanza" para la conservación de los océanos del mundo.

Pero no todo es "nominaciones". Hay datos duros. Un innovador estudio realizado por Fundación MERI y el economista del Fondo Monetario Internacional Ralph Camhi concluye que la población de ballenas azules en Chile, presentes en nuestra "Ecorregión Chilota", tendría un valor económico aproximado de 2.200 millones de dólares. Esto no considera el valor del resto de las especies marinas ni costeras, como el delfín chileno, el más pequeño del mundo (endémico), o delfines australes, además de ballenas jorobadas, sei y francas australes, junto a peces, corales y demás.

En la misma línea, categórica resultó ser la reciente publicación de la ONG internacional Campaña por la Naturaleza, la cual concluye que la conservación, restauración y creación de áreas protegidas en torno al 30% -terrestres y marinas- en el mundo generarían altísimos beneficios económicos del orden de 250.000 millones de dólares adicionales al año en producción, y una media de 350.000 millones de dólares anuales en mejores servicios ecosistémicos. Para sorpresa de muchos, el sector de "conservación de la naturaleza" es de los de más crecimiento en los últimos años y se prevé continúe a un ritmo anual de entre el 4- 6 %, mientras que los sectores agrícolas, pesca y forestal solo al 1 %.

¿Qué hacer?

Transitando tan bello track de navegación por nuestra costa pacífica, golfos, fiordos y canales, de entre galardones y números, emerge una pregunta: ¿Qué haremos con este pedacito de paraíso?

Una respuesta consciente involucraría al sector público, privado y la comunidad y nos llevaría de seguro a la protección y puesta en valor. Paradójicamente, hasta ahora, pareciese que el Estado de Chile le ha entregado toda esta maravilla a la industria acuícola, que tras décadas de instalada, continúa con sus devastadores y permanentes daños ambientales.

Finalmente, a la luz de todos los datos entregados y contemplando la belleza y fragilidad de esta Ecorregión Chilota', sumergida en sentimientos encontrados y sueños, cabe dejar expresa una moción nativa, desde el alma: esta ecorregión marina chilota no le pertenece a la industria acuícola, solo están concesionados los espacios; la propiedad verdadera de todas estas maravillas es nuestra, de todos los chilotes, de la especie humana y del planeta.

Termino este espacio recordándoles que, según expertos y científicos, dado el cambio climático y la sexta extinción masiva de especies, no nos queda mucho tiempo. Dejo aquí constancia de nuestro clamor isleño, desde las certezas que dicta el corazón: Unámonos y despertemos. ¡El momento de actuar es ahora!


Ecorregión Chilota, un


maritorio de prioridad mundial

12 sitios Vavilov hay en el mundo: uno de ellos es Chiloé.