Alcaldes sostenibles, una nueva realidad para un nuevo Chiloé
Lo ocurrido el 25 de octubre es un hecho histórico que quedará escrito por siempre. La ciudadanía habló y habló fuerte y claro.
En el nuevo contexto social emergente, la importancia de los gobiernos locales y alcaldes tomará cada vez mayor relevancia, puesto que es desde el tejido social local, desde los territorios/maritorios, desde se levanta ese profundo sentir de cambio, pero no de cualquier cambio, sino que un cambio dirigido hacia lo sostenible y humano.
Los alcaldes han de reflexionar respecto al mensaje que la gente acaba de enviar a todo el espectro político, pues son ellos los que deberán concretar lo que quede escrito en una nueva Constitución y volcarlo además a sus políticas locales.
La soberanía reside en las personas y las personas, desde el estallido social, señalaron claramente como temas prioritarios a salud, pensiones, educación, derecho al agua, transparencia, pero también un cambio en el modelo económico, que pase del actual capitalismo salvaje extractivista a un modelo que respeta el medio ambiente y cultura, que a la vez genera mayor igualdad, mediante la participación del tejido económico local, generando empleos de mayor calidad y dignidad.
oportunidad
En este escenario, los alcaldes chilotes tienen una gran oportunidad de comenzar a trabajar asociativamente en la dirección que la ciudadanía pide y es aquí donde vuelve a aparecer el golfo del Corcovado como puntapié inicial o proyecto detonador del nuevo pacto social que queremos. Este golfo, incluida isla Guafo, se extiende desde las islas Desertores por el norte, hasta Melinka por el sur, pasando por los municipios de Quellón, Queilen, Puqueldón, Castro, Chaitén, Cisnes y Guaitecas, siete comunas con siete líderes locales que tienen en sus manos un "hope spot" o lugar de esperanza para la biodiversidad del planeta entero".
Un maritorio que, desde su conservación y puesta en valor, puede convertirse en un tremendo laboratorio natural que atraiga inversión verde, universidades nacionales y extranjeras del más alto nivel, ONG, fundaciones, científicos, creando equipos multidisciplinarios que formulen participativamente un modelo ejemplar de desarrollo sostenible en lo social, económico, ambiental y cultural.
Utilizar toda la gama de categorías que tiene la legislación chilena para conservación, protección, como son áreas marinas protegidas, parques marinos, santuarios de la naturaleza, reservas naturales municipales, monumentos naturales, más el enorme potencial de proyectos de turismo de intereses especiales, cultivo de bosques de algas para recolectores de orillas y escuelas costeras, de avistamiento de flora y fauna única en el mundo, Snaspe, incluso el nuevo mercado de bonos de carbono azul, pueden pasar a ser el nuevo motor de despegue de nuestro Archipiélago y de este al sur.
Si durante milenios ballenas azules, francas australes, el delfín más pequeño del mundo (endémico chileno), bosques de huiro, peces nativos, colonias de lobos y elefantes marinos, pingüinos de Humboldt y Magallanes, fardelas negras, huillín y otros habitan la zona, pasa a ser responsabilidad nuestra que eso continúe y qué mejor si es bajo el resguardo de la comunidad misma y nuestros gobiernos locales.
Desde el nuevo Chile que renace, donde 341 de 346 comunas decidieron lo mismo, donde el valor y respeto a la biodiversidad es una prioridad nacional, en este archipiélago mágico, vemos como el golfo del Corcovado sigue ahí, latente, vivo, esperándonos, para convertirse en una prioridad de categoría mundial. ¡El momento de actuar es ahora!
"Los alcaldes han de reflexionar respecto al mensaje que la gente acaba de enviar a todo el espectro político, pues son ellos los que deberán concretar lo que quede escrito en una nueva Constitución y volcarlo además a sus políticas locales".
Juan Carlos Viveros,, ingeniero comercial y asesor consultor en desarrollo sostenible y humano