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Trazan desafíos y repasan los 20 años de declaración de templos

Si bien la inscripción de 16 iglesias locales como Patrimonio de la Humanidad a inicios de siglo contribuyó a la concientización entre los mismos isleños, Chile y el planeta sobre el valor excepcional de estas construcciones, siempre es una tarea su preservación tanto estructural y como elemento de un Chiloé comunitario que aún persiste.
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La Estrella de Chiloé

Hasta el 2 de diciembre de 2000 Chile apenas registraba un solo Patrimonio de la Humanidad de la Unesco: el Parque Nacional Rapa Nui de la isla homónima famosa por sus moáis. Ese día el Comité de Patrimonio Mundial, reunido en su sesión 24 en Cairns, Australia, inscribió como el sitio 971 del planeta en tener este reconocimiento a 14 iglesias de Chiloé: Achao, Quinchao, San Francisco de Castro, Rilán, Nercón, Aldachildo, Ichuac, Detif, Vilupulli, Chonchi, Tenaún, Colo, San Juan y Dalcahue. Otros dos antiguos templos de madera, los de las islas Chelín y Caguach, fueron sumados al año siguiente, totalizando desde entonces 16 en esta consideración.

Si bien hoy el país posee seis sitios tangibles Patrimonio de la Humanidad, incluyendo uno compartido con otros cinco estados sudamericanos -el Qhapaq Ñan, sistema vial andino-, lo cierto es que desde 2014, fecha de inscripción del último, Chile no ha sumado más incorporaciones. Además, no hay un solo lugar en esta categoría que corresponda a un paisaje natural y frente a nuestros vecinos la diferencia salta a la vista: Perú posee 12 sitios materiales reconocidos por la Unesco; Argentina, 11, y Bolivia, 7.

¿Cuál fue el alcance, entonces, de esta categorización para el Archipiélago y nuestro país? La inscripción de las iglesias chilotas "detonó cambios en la manera que el Estado aporta recursos a inmuebles patrimoniales privados, estando en la génesis de lo que después fue el programa Puesta en Valor del Patrimonio. Al mismo tiempo, se ha avanzado en la protección no solo de los inmuebles, sino también de los entornos de este conjunto y el foco hoy debe estar puesto en la cultura viva que les da vida y sentido", esgrimió la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés.

Un antes y un después, un reconocimiento para un Chiloé muchas veces postergado o ignorado, pero que a ojos del mundo revela un nivel excepcional de creación -más allá de la funcionalidad religiosa de las mismas construcciones- y su estrecha vinculación a la vida de las comunidades. Con todo, las iglesias son de madera y están expuestas a muchísimos deterioros con el paso de los años y múltiples acciones. Ello, sin olvidar que muchos chilenos y también chilotes no le tomaban -algunos aún no- el peso al valor de sus templos.

"Veíamos que era urgente que Chiloé entero tomara conciencia firme de su particular cultura y veíamos que también era necesario que se tomara conciencia de ello desde fuera de Chiloé", recordó Juan Luis Ysern, obispo emérito de Ancud, al ser consultado sobre el tema, respondiendo con el discurso cuando recibió el Premio Ensamble 2013 que "dimos el paso a la creación de la Fundación de Amigos de las Iglesias de Chiloé", en 1993.

El prelado de origen español y de 90 años evocó que surgió la idea de postular los templos a Patrimonio de la Humanidad para que "Chiloé tomara conciencia de poseer una identidad cultural propia que tenía a las comunidades de cada lugar como protagonistas y que era necesario esforzarse para fortalecer esa identidad", resaltando en ello la "actitud de minga".

Monseñor Ysern catalogó entonces al proceso como "largo y llevado sin publicidad hasta el final", revelando que mantuvo contacto con diversas personas de la Unesco y que incluso estuvo dos veces en París, donde está la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

"A mí lo que de modo especial me parecía importante conseguir eran dos cosas. Una es que esas 16 Iglesias fuesen consideradas como expresión de Chiloé de modo que todos tomasen conciencia de la existencia en Chiloé de una identidad cultural propia que debe ser cuidada y fortalecida", sostuvo el obispo.

"Y la segunda cosa, que considero formando parte de la primera de modo inseparable, es que el sujeto es la comunidad en su actitud de minga. El edificio de la iglesia es la expresión de la comunidad que con ese edificio se expresa, pero lo importante es la vida de la comunidad en lo que hemos planteado como actitud de minga, convivencia fraterna y solidaria en la que cada persona crece en el encuentro de los demás", también recalcó el religioso.

Subsecretario

Mucha agua ha corrido bajo el puente desde entonces. La cartera de las Culturas asevera que en la mayoría de las iglesias ha habido inversiones en pos de su conservación en estas dos décadas. Se han restaurado de manera parcial o total 13 de las 16 edificaciones. Durante los últimos años se ha impulsado la recuperación integral de construcciones como las de Chelín, Rilán, Nercón y Dalcahue, además de la restauración de techumbre de Castro o por etapas que actualmente se lleva a cabo en San Juan de Dalcahue, donde se recuperó la techumbre y ahora se trabaja en la estructura de piso y fundaciones.

También están en desarrollo los diseños de Detif e Ichuac y la reparación de un costado de la Iglesia de Calen, que si bien no es SPM (Sitio Patrimonio Mundial) recibió Fondos del Patrimonio del Ministerio de Culturas. Además, hace algunos meses se entregaron las obras de emergencia para el refuerzo estructural del Santuario de Jesús Nazareno de Caguach, puntapié inicial de una restauración global que está en carpeta. Por otro lado, la secretaría de Estado está apoyando técnicamente en la elaboración de dos proyectos de obras de emergencia de iglesias que no son parte del Patrimonio de la Humanidad: Alao y Chaulinec, islas quinchaínas.

"Vemos que estos 20 años (de la declaratoria) es una oportunidad para ver todo lo que se ha hecho a la fecha, que es mucho, yo diría que es notable el esfuerzo que se ha realizado a nivel país tanto a nivel del propio Estado como de la sociedad civil con el sitio de Chiloé, y también es una oportunidad para poder mirar a un plazo mediano y largo cuáles son los énfasis y desafíos que este importante sitio tiene", mencionó el subsecretario del Patrimonio Cultural, Emilio de la Cerda.

En lo retrospectivo, el arquitecto calificó que se ha posicionado "a nivel país la importancia de la cultura chilota expresada a través de los 16 templos como puntales, como símbolos, como faros", sin desconocer la repercusión internacional, a la vez de "equilibrar" la dimensión patrimonial con la cultural de los espacios de uso. Destacó, además, que el financiamiento efectuado desde la Subdere (Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo" a los templos "ha puesto parámetros" a la entrega de recursos desde el Estado en bienes privados que tienen un interés público.

De la Cerda esclareció que las intervenciones en 13 iglesias demandaron en su época 7 mil millones de pesos, que a valor actual ascienden a unos $10 mil millones, "más otros $11,5 millones otorgados desde fondos sectoriales, como son el MOP (Ministerio de Obras Públicas), el Minvu (Ministerio de Vivienda y Urbanismo) y el mismo Ministerio de las Culturas". Ello sin considerar recursos de otros orígenes, aportados por otras instituciones o privados.

El profesional enunció que las restauraciones han permitido preservar la tradición local de la carpintería en madera, respondiendo que aún se debe seguir trabajando en la seguridad de las instalaciones eléctricas, ejemplificando que ya se hizo una actualización normativa de la Iglesia San Francisco mediante un convenio con la Universidad de Los Lagos.

Además, desde el Estado se ha trabajado en asegurar Zonas Típicas en los alrededores de cada templo. En esto también incidió la construcción -la primera mitad de la década pasada- del Mall Paseo Chiloé que levantó la polémica mundial por su superficie construida, altura y ubicación, en la meseta fundacional de Castro. Según la página electrónica del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), los entornos de las edificaciones religiosas de Chelín, Vilupulli, Detif, Ichuac, Nercón, Colo, San Juan, Villa Quinchao, Tenaún y Chonchi con su calle Centenario son Zona Típica. Es decir, 9 de las 16 iglesias que son Patrimonio de la Humanidad.

Igualmente, el académico señaló que se han reforzado las gestiones y expedientes para avanzar en declaratorias como Monumento Histórico de otras iglesias de la Escuela Chilota que están fuera del sitio, como las de Quetalco, Llau Llao, Llingua, Quetalco, San Javier, Curaco de Linlín y de Los Pinos.

Obispado

En tanto, el Obispado de Ancud repasó que a la fecha seis de ellas han sido refaccionadas en su integridad o totalidad: Quinchao (estudio y restauración 2004-2008), Tenaún (2004 al 2011), Nercón (2012 a 2013), Rilán (2012 a 2013), Dalcahue (2013 a 2015) y Chelín (2014 a 2015), y otras siete parcialmente: San Juan (estudio y restauración no global en 2004, 2018-2020), Colo (2004), Ichuac (2004, 2016), Vilupulli (2004), Aldachildo (2004 a 2008), Castro (2005 a 2008, 2018, 2020), Chonchi (2006 y 2008). Sin embargo, advirtió que Castro, Colo, Achao y Caguach se encuentran en "mal estado" y Detif e Ichuac están en "estado crítico", necesitando con urgencia una intervención patrimonial.

La diócesis de Chiloé, Palena y las Guaitecas consignó que "el futuro nos trae importantes desafíos, sobre todo es indispensable seguir avanzando en la restauración y puesta en valor de todas estas iglesias patrimoniales. Cada una de ella representa una oportunidad para el desarrollo social y el turismo cultural de la zona. Por lo mismo, se hace sumamente necesario seguir contando con la ayuda del Estado y la activa participación de las comunidades".

"Si bien la pandemia no nos ha permitido realizar actividades conmemorativas de forma física, esperamos que con la colaboración de las autoridades de Gobierno, y en particular, con el apoyo del Ministerio de las Cultura, las Artes y el Patrimonio, podamos durante el año 2021 llevar adelante las iniciativas para celebrar esta importante y desafiante aniversario. La 'minga' debe continuar para transmitir tradiciones y costumbres a las nuevas generaciones, y avanzar en un desarrollo económico y social sostenible", añadió el obispado en un comunicado.

Precisamente en esos desafíos, el subsecretario De la Cerda identificó el "incorporar una mirada integral del patrimonio cultural que incorpore a las comunidades de manera decidida como gentes activos en la protección", argumentando que a la conservación de la materialidad no se debe pasar por alto la transmisión de conocimientos de carpintería y trabajar "más de la mano con las estructuras de soporte de los templos, como los patrones y los fiscales".

Además, desde el ministerio se subrayó la relevancia de todas las obras de la Escuela Chilota de Arquitectura en Madera. Este año se publicó el "Primer inventario público de iglesias patrimoniales chilotas", el que identificó 152 iglesias ubicadas en el Archipiélago y algunas comunas de provincias aledañas (Maullín, Calbuco y Chaitén) que están dentro del área de influencia cultural de Chiloé. La cifra duplica la cantidad de templos tradicionalmente asociados a esta tipología artística.

Tal catastro arroja que entre los atributos de estos templos el 93% posee una torre fachada y 52% cuenta con un pórtico. Por otra parte, el 83% de ellos están asociados a fiestas religiosas, 65% con carpinteros en la comunidad y 30% con carpinteros de ribera, 66% con fiscales, 22% con cabildos, 38% cuenta con una organización laboral a través de mingas y 51% posee patrones. Son cifras que evidencian la vigencia de estos templos para las comunidades locales y su dimensión inmaterial y relación con la comunidad.

Además, el ministerio en el mes pasado inició un segundo inventario, esta vez de la imaginería religiosa y las prácticas religiosas y culturales asociadas a estos objetos en las 16 iglesias Patrimonio de la Humanidad.

Fundación

Desde la Fundación de las Iglesias Patrimoniales de Chiloé, que existe desde 2010 y sucedió a la de Amigos de las Iglesias de Chiloé, su director ejecutivo Patricio Álvarez mencionó que en el sitio actualmente se desarrollan trabajos arqueológicos en el templo de San Juan, que son requisitos para "hacer el piso y la columnata. También estamos trabajando con las comunidades de Ichuac y Detif en los proyectos de diseño de las restauraciones definitivas de las iglesias".

Subrayando que se trata del Sitio Patrimonio de la Humanidad "más grande de Chile, presente en seis comunas", el representante sumó que se pretende a futuro enfocar las restauraciones globales más que parciales, entre otros aspectos, por el menor costo económico. "Además, damos oportunidades de empleo a los carpinteros de nuestra provincia, sobre todo en momentos difíciles. Apostamos a que el Estado asuma una renovación completa en las iglesias de Caguach, Ichuac y Detif", exhortó.

Según Álvarez, "como comunidad y país estamos al debe con las iglesias de Chiloé. Creo que no se toma el peso a los valores que debemos cuidar; no son solo los edificios, sino las comunidades que hay detrás".

Añadió que tras el incendio a la Iglesia San Francisco de Ancud, en enero de este año, un diagnóstico de la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC) reveló la precariedad de las instalaciones energéticas, recalcando que gracias al convenio con la ULagos se han subsanado gratuitamente problemas menores, pero que urgen labores más complejas y caras, especialmente en Nuestra Señora del Rosario de Chonchi, para lo cual se esperan recursos de la Subsecretaría del Patrimonio.

"En términos generales, las iglesias de Chiloé están en permanente riesgo de incendio por sus sistemas eléctricos", manifestó el ingeniero comercial, detallando que en 12 de las 16 hay peligros de consideración. "Aprendimos en el caso de San Francisco de Ancud que teniendo Bomberos, todos los servicios muy cerca de ella, en minutos se destruyó por completo", adicionó.

Álvarez denotó que las iglesias actualmente están cerradas al turismo y que en algunas comunidades hay temor porque muchos de sus miembros son personas mayores y, por tanto, grupo de riesgo al coronavirus. En el caso de aperturas de las comunas por la situación sanitaria, se evaluará caso a caso el funcionamiento desde el Obispado en diálogo con los párrocos.

Otro desafío que alude el representante es la sustentabilidad del sitio: "Las iglesias de Chiloé solo reciben aportes de los turistas, no hay otra fuente de ingreso permanente, lo que dificulta las restauraciones, lo que dificulta mantener personas en las propias iglesias que abran a los turistas".

Desde la misma Fundación de Iglesias Patrimoniales de Chiloé, su vicepresidente, Alberto Larraín, vislumbró que "nuestra apuesta para los próximos años serán las personas. En torno a las iglesias de Chiloé se desarrollan actividades religiosas y culturales verdaderamente únicas, que dan sentido al patrimonio inmueble del sitio. Esas tradiciones tienen que conservarse, pues son un eje de la identidad de las comunidades y porque también representan una oportunidad de desarrollo a partir del turismo".

patrona

Uno de los templos que requiere más pronta intervención es el templo de Detif, comuna de Puqueldón. Griselda Millapillún, presidenta del Comité de la Iglesia Nuestra Señora de Lourdes, reveló la doble tristeza de la comunidad por no poder reunirse en esta pandemia de covid-19 y celebrar los 20 años de la declaración de la Unesco y también por el mal estado de la construcción.

"Si no hubiera sido por la pesquera esos años que nos ayudó, no tendríamos nuestra iglesia como está ahora, ya hubiera estado todo podrido, todo malo. Las chicas cuando la limpian todavía queda bonita, pero está muy deshecha", contó la patrona de 79 años, agregando que "la torre está echada a perder" y que tampoco se ha mejorado la cruz.

"Estamos pidiendo el arreglo. Estoy viviendo más de 40 años aquí y ahí tomé el cargo (…). Voy a tener 80 años, la fiscala ya tiene sus 80 y estamos preocupados porque para nosotros sería una gran cosa dejar nuestra iglesia arreglada para la gente antes de partir, por eso estamos reclamando", cerró la lemuyana.

"(Debemos) Incorporar una mirada integral del patrimonio cultural que incorpore a las comunidades de manera decidida como gentes activos en la protección".

Emilio de la Cerda,, subsecretario del Patrimonio Cultural.