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Las dificultades de la vida sexual y lo que ocurre en una pareja que porta VIH

La fundación Chile Positivo dice que tras el diagnóstico se puede evidenciar una insatisfacción en las relaciones, miedo al rechazo y baja en la autoestima. Pacientes cuentan sus vivencias y especialistas entregan consejos para enfrentarlo.
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Deborah Moreno Gálvez - Medios Regionales

"Hace 15 meses que me diagnosticaron VIH. Si antes de eso me cuestionaba la posibilidad de estar en pareja, ahora, con mi condición, menos me dan ganas de tener una", dice Ruby (34), quien pide ser mencionada solo por su seudónimo. La emprendedora es una de las 71.000 personas que tienen el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en Chile, según las estimaciones que proporciona ONUSida y OMS.

Es probable que recibir el diagnóstico positivo tenga un impacto en la salud sexual, tanto en el plano físico como emocional.

La fundación Chile Positivo realizó una encuesta nacional de calidad de vida de personas que viven con VIH, se aplicó entre julio y agosto de este año y participaron casi 300 personas. Esta mostró que el 8% de la muestra decía sentirse "muy insatisfecho" y un 20% se declaraba "insatisfecho" con su vida sexual tras recibir su diagnóstico.

Los especialistas explican que esto responde al miedo que sienten las personas portadoras de transmitir el virus, el miedo al rechazo, los altos niveles de ansiedad generados a partir del diagnóstico, dificultad para llegar al orgasmo, baja en la autoestima y una percepción negativa de la sexualidad.

Pablo Toro, psiquiatra de la Red de Salud UC Christus, comenta que las personas portadoras se pueden cuestionar varias cosas de su vida, dentro de ellas cómo será posible sobrevivir a esta enfermedad e, incluso, la posibilidad de tener una relación de pareja estable futura.

"Hay muchas personas que se cuestionan seguir manteniendo una vida sexual activa luego del contagio. Pero ciertamente es parte del duelo y los pacientes en general avanzan en esto y logran establecer relaciones éticas y también protegidas", plantea Toro.

Para Ruby lo más importante es la confianza: "Me cuesta pensar en tener una pareja, estable o no, que dude sobre si lo contagiaré, sobre todo considerando que soy seropositivo y estoy en una fase donde no contagio. No estoy dispuesta a pasar por situaciones dolorosas".

Toro recomienda que junto al tratamiento inmune, quienes vivan con esta condición asuman que se requiere apoyo en salud mental. "Hay muchos pacientes a los que les cuesta avanzar en este duelo, les cueste avanzar en rehacer su vida con esta condición nueva que no es mejorable y que es crónica".

Para Damián (29), que pide usar el nombre que maneja en su cuenta de Instagram (@unjovenconvih, donde plasma la realidad de una persona portadora del virus), no basta con el apoyo sicológico que está incluido en el tratamiento del sistema público y que tiene garantía AUGE. Cuenta que "en los registros existe el apoyo emocional, pero en la práctica no hay un sistema de protección a la salud mental. Los tiempos de espera por un tratamiento son tardíos".

Sobre cómo se desenvuelve en las relaciones sentimentales, asegura que siempre ha optado por contarles a sus parejas, estables o casuales, que es portador del virus de inmunodeficiencia humana. "Por el momento no tengo pareja estable, y cuando contacto a personas por medio de aplicaciones les cuento mi condición", afirma.

El joven relata que tras contar que tiene VIH siempre experimenta tres escenarios. En el primero le preguntan si tiene preservativos, y acceden sin problema a la relación sexual. En el segundo, "se niegan al inicio y me piden más información sobre el tema. Conversamos un largo rato y finalmente acceden a la relación sexual". Y en el tercero, y que asegura son las mínimas veces, recibe respuestas agresivas, como: "A ti te deberían cortar el pene para no seguir contagiando".

Damián enfatiza que hay un período en que socialmente "se pueden tomar un té con el virus", porque lo han asimilado y digerido con sus cercanos, no así cuando se trata de las relaciones sentimentales.

La prevención

Según el Ministerio de Salud, entre enero y septiembre 2020 se confirmaron 3.280 casos nuevos de VIH en el país. El 70% tenía entre 20 y 39 años. La mayoría de los casos en el país se contagiaron por la vía sexual.

El contagio se produce por el contacto directo con los fluidos, ya sea por una relación genital vaginal o anal principalmente, según explica Rodrigo Blamey, infectólogo de la Clínica Las Condes. El médico aclara que el contagio se produce por la relación misma, sin que exista la presencia de alguna lesión en los genitales.

"Las secreciones genitales contienen un alto contenido de virus en los pacientes que son portadores, por lo tanto, cualquier fluido genital es potencialmente transmisible de VIH", detalla el profesional.

Las personas que portan la enfermedad entre los 3 y 6 meses de tratamiento disminuyen su carga viral, son indetectables y dejan de transmitir el virus sobre el 90%. Ellas son las seropotivas.

"Pero esto no quiere decir que deban dejar de usar preservativo", añade Blamey.

Tanto Ruby como Damián están en etapas donde su carga viral es baja. Ambos siguen sus tratamientos rigurosamente y, afirman, tienen una vida normal sin complicaciones médicas derivadas del virus.

el mayor riesgo

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Las personas que tienen mayor probabilidad de contagiarse de VIH, en lo que se considera a aquellas que tienen encuentros sexuales casuales, infrecuente uso de preservativo y quieren ejercen el comercio sexual, son candidatos para someterse al tratamiento preventivo "Profilaxis Pre-Exposición" (PrEP), un comprimido oral que reduce el porcentaje de contagio.

Según explica el infectólogo de la Clínica Las Condes, Rodrigo Blamey, el tratamiento se receta de forma distinta para hombres y mujeres. En el caso de ellas, están protegidas luego de una semana de aplicado el tratamiento. En cambio, para los hombres existe la estrategia a demanda, es decir, pueden acudir a la dosis horas antes de tener un encuentro sexual.

Desde mediados de 2019 este tratamiento preventivo está disponible en el sistema de salud pública. Los interesados deben acercarse a algún centro de salud familiar (cesfam) y un equipo clínico les realizará algunas preguntas conductuales, otras sociales y demográficas para conocer su vulnerabilidad y riesgo a la infección, los que serán ingresados a un formulario de atención, además de someterlos al test rápido para descartar contagio.

Blamey indicó que, a pesar del método, no se debe caer en un exceso de confianza y dejar de usar preservativo, porque este medicamento va a prevenir la infección por VIH, pero no de las otras infecciones de transmisión sexual.