Redacción La Estrella

Revisar las medidas de seguridad y las condiciones sanitarias de las obras que se ejecutan en la pila central del proyecto de construcción del Puente Chacao buscó una fiscalización que realizó la Dirección del Trabajo y la Secretaría Regional Ministerial del Trabajo y Previsión Social.

Estas fiscalizaciones se realizan además considerando que los más de 800 trabajadores de esta emblemática iniciativa se desempeñan en condiciones de riesgo, al tener que ejercer sus labores en la plataforma ubicada en el centro del canal, desplazándose en medio de fuertes vientos y corrientes.

"Lo que buscamos es que los empleadores entreguen todas las medidas necesarias para proteger a los trabajadores y sus familias del coronavirus. Cada medida, cada detalle, es importante para poder evitar los contagios. Por eso, en una obra de esta envergadura es fundamental que se revisen permanentemente los protocolos sanitarios y de seguridad de los trabajadores", manifestó el seremi del Trabajo y Previsión Social, Fernando Gebhard.

Asimismo, el personero expuso que durante el 2021 se continuará con los procesos de fiscalizaciones; además, se coordinarán más visitas con la finalidad de potenciar todo lo relacionado con los protocolos de salud y seguridad por covid-19.

Por su parte, el director regional del Trabajo, Mauro González, sostuvo que "hemos estado monitoreando de manera permanente las condiciones de trabajo en las obras del puente sobre el canal de Chacao, realizando fiscalizaciones vía remota y también presencial".

Además, mencionó que "estuvimos en la pila central de las obras fiscalizando las medidas de seguridad, conversando y levantando información con los trabajadores y representantes de los empleadores. Hemos encontrado medidas adecuadas de seguridad, sin perjuicio de eso siempre se puede mejorar. Todos los días el empleador tiene que tener las medidas idóneas para proteger la vida y la salud de cada trabajador en el contexto de las obras y frente el covid-19".

cronica@laestrellachiloe.cl

El centralismo sigue afectando

El no tomar en cuenta la realidad local antes de decidir una política pública a nivel central para Chiloé y sus comunas, se repite como un incesante error que afecta a personas que debemos ceñirnos a determinaciones tomadas en Santiago y que no considera variables como dispersión geográfica, índices de ruralidad e insularidad y acceso a tecnologías.

Desde que se inició la pandemia siempre fui un opositor a medidas como la cuarentena total, puesto que hasta que no se vive no se tiene conciencia de los reales efectos en la economía local; y una vez tomada esta decisión, lo que ocurre inevitablemente es una afección severa a las actividades diarias en sectores productivos como el agro, la extracción de productos del mar, oficios como la carpintería, peluquería y otros llamados no esenciales, pero que son el sustento de muchos hogares.

Una limitación en el desplazamiento de la población se traduce que, en comunas como Quemchi o Chonchi, personas con empleos informales no puedan trabajar y llevar el alimento a sus familias. Esta determinación, por mucho fundamento médico que tenga para frenar la diseminación de un virus, si no es acompañado de un apoyo en lo económico por parte de las autoridades que toman estas decisiones, trae efectos en el empleo y la capacidad de generar ingresos por cuenta propia.

De igual forma, el digitalizar procesos como el salvoconducto sin pensar en el acceso a internet, o el no considerar la necesidad de alimentar animales, cuidar siembras o pescar para subsistir, claramente no son juzgadas cuando se plantea una restricción a la movilidad de las personas desde Santiago.

Así como me opuse a las cuarentenas totales, también lo hice ante la medida de instalación de múltiples barreras sanitarias en la provincia. Siempre fui un convencido que en Chiloé se debió centrar los esfuerzos de fiscalización en un solo lugar y con un férreo control de desplazamiento, desde y hacia la Isla Grande, y ese lugar era Avellanal.

desconocimiento

Estamos frente a un virus del que poco se podía decir, con una comunidad científica un poco atónita frente a algo nuevo y desconocido, de rápida propagación y con efectos nocivos en población con enfermedades de base y grupos de riesgo como niños y adultos mayores. El evitar que el virus colapse nuestro sistema de salud pasa por un compromiso de cada ciudadano y una campaña en prevenir y fiscalizar.

Las cuarentenas pueden servir en la medida que no opriman la economía ni el bolsillo de las personas. Asimismo, la coordinación entre comunas y el Gobierno debe ser fluida, donde se nos escuche y tome en cuenta, porque -al final del día- las políticas de restricción de desplazamiento cuando comienzan a ahogar a la población, son enrostradas a los alcaldes, quienes aparecemos como culpables de estas restricciones; la ciudadanía no reclama estos hechos al Presidente o al ministro de Salud, somos los alcaldes quienes debemos salir a dar explicaciones por instancias en la que no hemos tenido ni voz ni voto.

Es por esta situación que urge que cuando se tome una decisión a nivel central, seamos los alcaldes quienes podamos entregar observaciones y sugerencias ante lo que se pretende aplicar. Somos nosotros quienes comprendemos la realidad local y sabremos determinar qué es factible y qué no lo es, puesto que una cuarentena en Santiago no tiene el mismo efecto que una cuarentena en comunas como Quemchi.

Sin duda que la ruralidad y la insularidad marcan una diferencia enorme en cuanto a cómo se pretende contener una pandemia y cómo se debe abordar la estrategia sanitaria, puesto que fiscalizar el casco urbano no tiene la misma complejidad que realizar este ejercicio en isla Tac, Mechuque, Voigue, Montemar o Lliuco. Finalmente, insto a los alcaldes de nuestra provincia a tomar decisiones con altura de miras, intentando no realizando otro cálculo que no sea el procurar el bienestar de todos.

"Las cuarentenas pueden servir en la medida que no opriman la economía ni el bolsillo de las personas. Asimismo, la coordinación entre comunas y el Gobierno debe ser fluida, donde se nos escuche (a los alcaldes) y tome en cuenta".

Gustavo Lobos Marín,, alcalde de Quemchi