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Detectan genes que aumentan el desarrollo del cáncer de mamas

Se cree que una de cada ocho mujeres en el mundo va a generar la enfermedad en algún momento de su vida.
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AP

La herencia genética influye en la probabilidad de desarrollar cáncer de mama: se sabe que algunos genes aumentan mucho el riesgo y, de otros, se sospecha que tienen un peso, pero no cuánto. Ahora, un equipo internacional que evaluó una treintena de genes susceptibles de provocar cáncer de mama, confirmó la importancia de nueve de ellos.

El hallazgo es fruto de una colaboración internacional que estudió 34 genes susceptibles de causar este tipo de cáncer en 113.000 mujeres (60.400 con cáncer de mama y 53.400 sanas).

El trabajo "define los genes más útiles en la clínica para su inclusión en tests de predicción de riesgo de cáncer de mama" y "guiar el consejo genético", afirmaron los autores del estudio, publicado en la revista New England Journal of Medicine.

Se trata de la investigación más ambiciosa realizada hasta la fecha para esclarecer el papel de la herencia en el cáncer de mama, uno de los más frecuentes hoy día -una de cada ocho mujeres lo tendrá a lo largo de su vida-, y sus resultados ayudarán a mejorar la prevención, ya que abren la vía a programas de seguimiento más personalizados.

En el análisis genético participaron unos 250 investigadores de decenas de instituciones, de más de 25 países.

"Ya se hacen tests genéticos a personas con antecedentes familiares, pero en esas pruebas solo podemos analizar los genes de los tengamos certeza que influyen en el riesgo. Ahora tendremos más información y podemos mejorar el consejo genético a los pacientes y sus familiares", explica Ana Osorio, del grupo de Genética Humana del CNIO.

Lo que se sabía

Los genes conocidos hasta ahora y que confieren mayor riesgo de padecer cáncer de mama cuando están mutados son BRCA1 y BRCA2, identificados a mediados de la década de 1990. Tener mutaciones en estos genes eleva el riesgo de cáncer de mama un 70% a los 80 años y entre el 40% y el 20% el cáncer de ovario, detalla el CNIO en una nota.

Pero los genes BRCA explican solo una parte pequeña de los casos y, en la gran mayoría intervienen genes que confieren un riesgo menor y pueden interactuar entre sí o con otros factores genéticos y ambientales, de manera que el riesgo puede verse modificado.

Afinar este conocimiento y determinar con precisión cuáles son estos genes y cuánto influyen en el riesgo de determinar determinados subtipos tumorales es el objetivo de estudios como éste.

La investigación, integrada en el proyecto europeo Bridges (Breast Cancer Risk after Diagnostic Gene Sequencing), confirma de manera sólida la implicación de los genes ATM, BRCA1, BRCA2, CHEK2, PALB2, BARD1, RAD51C, RAD51D y TP53.

Y aunque algunos de ellos ya eran sobradamente conocidos, en otros, como RAD51C, D y BARD1, la asociación no estaba tan bien establecida.

En todos ellos, el estudio refine la estimación del riesgo y demuestra que pueden estar asociados de manera más o menos significativa dependiendo del subtipo tumoral.

Astrofísicos detectan por primera vez un rayo azul desde su génesis

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Un equipo internacional de científicos detectó, por primera vez en la historia, un rayo azul con toda su geometría desde el primer microsegundo de su génesis y que se propaga en la estratosfera.

El descubrimiento, publicado en la revista Nature, afecta al estudio del calentamiento de las zonas más altas de la atmósfera terrestre y al Circuito Eléctrico Global (CEG), informó la universidad de la ciudad española de Valencia.

La separación de cargas eléctricas que se produce en el interior de una tormenta genera un movimiento ionizador de los componentes de la atmósfera, que da lugar a las potentes descargas que coloquialmente se conocen como "rayos". Estos se desplazan unas veces entre nubes, y otras, de la nube al suelo o viceversa.

No obstante, existe otra clase de sucesos más raros que aparecen como chorros muy azules e intensos que ascienden desde la nube hacia las partes más altas de la atmósfera. Son los llamados "blue jets, blue glimpses y blue starters", destacaron las mismas fuentes.

Éstos se originan a 10-15 kilómetros de altura desde las nubes, ascienden en la atmósfera y solo pueden ser observados desde el espacio.

El equipo detectó y caracterizó totalmente un rayo azul, determinando su posición, duración, evolución y velocidad.