El Llanquihue
La Seremi de Salud anunció fiscalización a Naviera Detroit por posibles negligencias en la aplicación de los protocolos covid-19. Esto tras la muerte de un trabajador que se desempeñaba como jefe de máquinas de la motonave Frigg, perteneciente a la ya mencionada compañía.
El deceso del ancuditano Ernesto Marín (58) se produjo el viernes 29 de enero, en el Hospital de Puerto Montt, luego de pasar varios días embarcado, pese a presentar los evidentes síntomas del virus. Su viuda, Ruth Cortés, denuncia que hubo graves irregularidades y que no se efectuaban adecuadamente los test PCR a los tripulantes. Además, afirma que si su esposo hubiese recibido atención médica a tiempo no estaría lamentando su pérdida.
"Cuando ellos llegaron a Puerto Montt la semana pasada, él me dijo que iban a zarpar, pero los pararon porque hubo una denuncia dentro del mismo barco y llegó la Seremi. Ahí les hicieron un test a todos. Debe haber sido un test rápido porque a las dos horas ya sabían que estaban todos contagiados", comentó la chilota, además añadió que "el capitán que estaba a cargo le bajó el perfil a la situación en todo momento, decía que era un simple resfriado".
Referente a esto el seremi de Salud, Alejandro Caroca, señaló en un punto de prensa que se realizará una investigación y que posterior a esto se informarán las acciones a seguir. "Se estableció un protocolo, y el responsable último de ver que este se cumpla es el capitán de la embarcación. Estos tienen que ver con asegurarse que los tripulantes cuenten con el PCR negativo antes de subirse a la nave", expuso.
Por otro lado, la viuda aseveró que a su marido lo trasladaron al hospital puertomontino el mismo día en que falleció, cuando su estado era muy grave. "Hablábamos todo el tiempo por WhatsApp. Él me contó que a mediados de enero aproximadamente se hizo un relevo y se subió un nuevo tripulante y que este estaba resfriado. Pasaron unos días y él comenzó con los síntomas, me decía que estaba perdiendo el sentido del gusto y el olfato", dijo.
Ernesto Marín prestaba servicios hace más de un año a la empresa Relevos, que a su vez pone a disposición de las navieras personal acreditado para los requerimientos que estas tengan. Es así como el isleño llegó a la motonave Frigg, perteneciente a Detroit S.A.
Referente a este tema, desde Relevos lamentaron la pérdida de su empleado. "Es un tema bastante sensible y sentimos mucho la pérdida. Era un excelente trabajador, con mucha experiencia. Nos comunicamos con la familia y los apoyaremos en todo lo que sea necesario", comentó el representante legal Andrés Hoffmann.
Fesimar
Desde hace ya varios días los gremios asociados a la actividad salmonera y pesquera vienen acusando incumplimiento de protocolos por parte de las empresas ligadas a la industria y la falta de medidas de protección para los trabajadores. Recalcan que las compañías están más preocupadas de cuidar sus intereses antes que la salud y bienestar de sus trabajadores.
El secretario de la Federación Nacional de Sindicatos Marítimos y Gente de Mar (Fesimar), José Lemuy, tildó que se está viviendo una crisis en la industria. "Hay malos protocolos por parte de las navieras, hay mucha información que se oculta. Por ejemplo, nos hemos enterado que algunas navieras no hacen PCR a sus trabajadores, solo hacen test rápidos. Por otro lado, no sabemos si las personas que los realizan tienen las competencias o el conocimiento para realizar el procedimiento", complementó.
Además, el dirigente añadió que en algunas ocasiones no se espera el resultado de los test y se envía a los laborantes a navegar sin saber si son negativos o no: "Hemos sabido que embarcan personal en horas de la noche cuando ya no atiende el control sanitario saltándose este proceso, sin saber en qué condiciones llegan los trabajadores".
La viuda de Marín compartió las palabras de Lemuy, exponiendo que además de incumplir con los protocolos, el fallecimiento de su esposo fue "negligencia" de la empresa. "Semanas antes de que Ernesto comenzara con los síntomas, él tuvo un accidente. Se cayó y se esguinzó un pie y ni aun así lo bajaron del barco", expresó. Según la ancuditana, no se contaba con un botiquín ni con un especialista que lo pudiera revisar.
Asimismo, la esposa resaltó que "cuando él falleció, la empresa Detroit no se comunicó para nada. Al otro día ellos me contactaron. Yo les dije que no quería nada de ellos porque era demasiado tarde cuando ellos me estaban ofreciendo ayuda. La ayuda la debieron ofrecer cuatro días antes y mi marido estaría vivo".
Ayer se intentaba el contacto con la firma Detroit S. A., sin embargo, al cierre de esta edición no hubo respuesta.