columna de opinión
El sistema de Gobierno en la nueva Constitución
Ante la crisis de representación de nuestro sistema político, se ha vuelto recurrente la pregunta, si es conveniente hacer un cambio de régimen de Gobierno y cuál sería el más adecuado para nuestro país. Una de las razones que se entregan para ello, es que el sistema presidencial que tenemos impacta negativamente sobre la calidad de nuestro régimen democrático.
La discusión sobre las ventajas y desventajas de las distintas formas de Gobierno -presidencialismo, parlamentarismo y semipresidencialismo- han dado origen a un interesante debate entre los especialistas.
El nuestro es un régimen presidencialista en el que el Presidente de la República es el cargo de Gobierno más importante de todos los poderes que configura la actual Constitución.
"Nuestro sistema presidencial concede típicamente la jefatura del Gobierno a una persona que ha sido elegida en forma directa por el pueblo, por un período fijo de tiempo, que se desempeña simultáneamente como Jefe de Estado, y que no necesita, para ejercer o conservar dichas dos jefaturas de la confianza del parlamento", indica Patricio Zapata Larraín.
Las funciones del Presidente de la República se encuentran reforzadas y son exacerbadas respecto de las funciones del Congreso Nacional. A las facultades de jefe de Estado y jefe de Gobierno, se suman atribuciones de nombramiento de autoridades tales como jueces, embajadores, comandantes en jefe de las FF. AA., contralor general de la República, fiscal Nacional, etc. y el control de la función legislativa: veto, iniciativa de ley, iniciativa exclusiva de ley, urgencias, Ley de Presupuestos, dictación de decretos con fuerza de ley, etc.
conflicto
El régimen presidencialista posee incentivos que potencian el conflicto, debilita la representación e institucionalización de los partidos políticos y, en última instancia, la gobernabilidad. Contempla altos costos de transacción en el proceso de toma de decisiones y pone al Ejecutivo en una constante negociación con el Congreso, lo que se acentúa cuando el Presidente de la República, no cuenta con mayoría parlamentaria. Nuestro país no está exento de estos problemas.
La profesora Miriam Henríquez plantea algunas interrogantes: ¿será posible en la nueva Constitución corregir los problemas del régimen presidencialista reforzado, existente actualmente en nuestro país; o se podrá mantener el tipo de gobierno presidencialista, despojándolo de los elementos que concentran el poder en el Presidente de la República, mediante el fortalecimiento del rol del Congreso Nacional? Por último, plantea, si se podrá rescatar la figura del Presidente de la República, incorporando instituciones del régimen semipresidencial, o si definitivamente, se podrá reemplazar el régimen actual por un régimen parlamentario.
Si bien no hay acuerdo en torno al régimen de Gobierno, en lo que pareciera que sí hay consenso entre los constitucionalistas de diferentes tendencias de nuestro país es en la conveniencia de introducir modificaciones al presidencialismo, que propenda al fortalecimiento de la institución representativa clásica (Congreso Nacional), de tal forma que permitan que la tarea de gobernar sea compartida por el Presidente de la República y el Congreso nacional, además de la necesidad de una profunda descentralización política; y la incidencia directa que debemos tener los ciudadanos y ciudadanas en las decisiones políticas fundamentales de nuestro país.
"Si bien no hay acuerdo en torno al régimen de Gobierno, en lo que pareciera que sí hay consenso entre los constitucionalistas de diferentes tendencias de nuestro país, es en la conveniencia de introducir modificaciones al presidencialismo, que propenda al fortalecimiento de la institución representativa clásica (Congreso Nacional) de tal forma que permitan que la tarea de gobernar sea compartida por el Presidente de la República y el Congreso".
Cozut Vásquez González,, Investigador asociado del Centro de Estudios del Desarrollo (CED)