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[Jairo Quinteros, candidato a convencional constituyente:]

"No existe incompatibilidad entre la política y la religión"

Ingeniero es pastor de una iglesia en Puerto Montt e indica que compite para que los valores de la vida, la familia, la justicia, la equidad y la solidaridad se plasmen en la nueva carta magna.
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Gabriela Mayorga Oyarzo

Jairo Miguel Quinteros Rodríguez (60) es candidato a convencional constituyente en el distrito 26. Estudió Ingeniería en Pesca en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y actualmente es el pastor principal de la Iglesia Cristiana La Viña de Puerto Montt, con la cual desarrolla una labor de acción social por más de 15 años. Está casado hace 34 años con Verónica Mayne y es padre de 4 hijos.

Junto a ellos ha hecho este trabajo con las comunidades, que se centra en proyectos tales como un centro médico que, según dice, ha atendido a más de 18.000 personas de escasos recursos, además de una casa de acogida para niñas adolescentes embarazadas, entre otras gestiones.

Para el candidato del pacto oficialista Vamos por Chile los valores como la justicia, la solidaridad y aquellos ligados a la iglesia deben plasmarse en la nueva Constitución. Si bien no tiene militancia política, lo apoya el Partido Republicano (REP).

-¿Cómo se une al desafío de ser candidato a la convencional constituyente?

-Luego del 18 de octubre del 2019 se entendió que la respuesta a esas demandas sociales insatisfechas y que generaron tanta frustración en millones de chilenos era urgente una nueva Constitución escrita por todos, aunque principalmente por aquellos segmentos sociales que realmente representaran al pueblo: trabajadores, dirigentes sociales, dueñas de casa, pescadores, pueblos originarios y esos sectores del país que hacen un trabajo silencioso, pero efectivo, como es el caso de la Iglesia Cristiana o el mundo religioso.

Por eso, la Iglesia Evangélica en el distrito consideró indispensable que un pastor evangélico debía estar presente en esa Convención Constituyente, siendo (fundamentales) los valores de la vida, la familia, la justicia, la equidad, la solidaridad y, sobre todo, resguardar el inmenso y desinteresado trabajo que hace la Iglesia en materias sociales. Por esto y muchas razones de carácter social, consideramos indispensable la presencia de la Iglesia en la Constitución.

-¿Cuáles son las temáticas más relevantes de abordar en la nueva Constitución en relación a los intereses del distrito?

-La descentralización es un tema de urgencia. En los muchos gobiernos que hemos tenido hay un discurso político de representar a todas las regiones, pero en la práctica las decisiones que se toman en regiones vienen de Santiago, donde está concentrado todo el poder político, administrativo y fiscal. Sin duda, la descentralización es un objetivo prioritario para lograr el crecimiento y el desarrollo integral del distrito.

Lo segundo, lograr una empatía productiva entre el sector público y el sector privado, para el desarrollo sustentable de las actividades económicas propias de la región. El crecimiento armónico entre los grandes empresarios salmoneros, agricultores y turísticos, y las personas que se constituyen en la mano de obra y aquellos que trabajan en pequeña y mediana escala, en el comercio local y el emprendimiento. En lo concreto, políticas públicas que permitan que todos puedan crecer con mejor calidad de vida.

Y lo tercero es valorar, reconocer, cuidar, promover y proteger todo lo que tiene que ver con nuestro medio ambiente, con nuestra cultura y costumbres, con nuestra gastronomía y, sobre todo, compartir las bondades de la tierra que Dios nos dio a todos, para administrarla y cuidarla.

-¿Pueden ser la política y la religión compatibles, y en qué sentido esta última influiría en una nueva Constitución?

-Existe una deformidad abismante en aquel concepto de que la Iglesia se separó del Estado en 1925; entendemos que fue una separación administrativa, pero no una separación de responsabilidad social. El mundo religioso es tan chileno como cualquier otro, con los mismos derechos y libertades que hoy están consagrados en la Constitución. La iglesia es un bien esencial en las sociedades humanas, porque ha abrazado principios como la justicia, la equidad, la misericordia, la igualdad, la compasión con el más pobre y la empatía con el más rico, no discriminamos a nadie.

No existe incompatibilidad entre la política y la religión; es más, hoy día la política está infectada de corrupción, de populismo, de engaño y manipulación y abuso de poder, de que muchos están enquistados en los cargos públicos y no representan la realidad de las personas. El cambio de Constitución debe ser desde lo profundo de los valores de la vida, la familia, la equidad, el respeto, la solidaridad y del comprender que escribiremos una nueva Constitución, no para algunos ni para un segmento social en particular, sino para todos los chilenos. Para tener un marco jurídico donde podamos convivir en paz y en el respeto, en la libertad y la distribución equitativa de la riqueza de la tierra y donde los valores de la vida, la familia, el matrimonio, el derecho preferente de los padres de educar a sus hijos y, de la misma manera, ser capaces de convivir en el mismo espacio.

"Hoy día la política está infectada de corrupción, de populismo, de engaño y manipulación y abuso de poder, de que muchos están enquistados en los cargos públicos y no representan la realidad de las personas".

Jairo Quinteros,, ingeniero en Pesca de la PUCV.

"conectividad real" para chiloé

-¿Cómo visualiza el distrito y qué propone en lo puntual para Chiloé?

-Sueño con una región con un crecimiento sostenido y sustentable, donde podamos disfrutar de los beneficios de la riqueza de nuestro entorno. Ver armonía entre lo público y lo privado, experimentar la alegría de saber que todos podemos vivir en el mismo espacio, creciendo y compartiendo lo que Dios nos ha dado a través de su creación.

Para el territorio chilote anhelo una conectividad real que traiga crecimiento, una política pública que nos permita generar espacios para la comercialización de sus bienes y servicios, igualdad de oportunidades, partiendo por una educación de calidad con entidades educativas de nivel superior que permita que los jóvenes accedan sin tener que salir del lado de sus familias, calidad de salud en nuestra Isla, conectividad en las comunicaciones.