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¿Pelaje luce descuidado? Ojo, que puede ser señal de estrés en su mascota

Experto aconseja fijarse en tres aspectos para determinar si un animal está pasando por un mal momento. Las cuarentenas influyen en su bienestar.
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Natividad Espinoza R. - Medios Regionales

"Esto no es normal. ¿Por qué le están saliendo dreadlocks al gato?". Esta fue la pregunta que se hizo la periodista Eva Lehto (29) al ver a su querida Atenea con unos mechones de pelo descuidados.

Así como ella, varios otros amantes de los animales han notado cambios y conductas fuera de lo común en sus mascotas desde la llegada del covid-19 a Chile. Pero, ¿por qué?

El académico de la carrera de Medicina Veterinaria de Universidad de Las Américas (sede Viña del Mar), Rodrigo Santana, explicó que se puede deber al estrés.

"Si una persona está estresada puede repercutir en los animales. Actualmente, las mascotas que estaban acostumbradas a un ritmo de actividades normal como salir varias veces al día, correr por la playa y hacer deporte recreativo, en este minuto no las pueden hacer, por lo que se estresan y tiende a cambiar su conducta", manifestó.

Respecto de la forma en que se evidencia un posible estrés en los animales, Santana mencionó tres puntos claves a observar: cambios en la conducta, pelaje y alteraciones en la alimentación.

"Si las mascotas son tranquilas, el cambio en la conducta arroja agresividad en distintos grados: desde que empiecen a gruñir cuando se les acerca su tutor hasta que ataquen a otras personas, pasando por posibles rechazos a salir a pasear, por ejemplo", ilustró Santana.

En cuanto al pelaje, tal como pasó con la gata de Eva, tiende a lucir descuidado. Según el veterinario, "el pelaje es la fotografía del bienestar de los animales. Un pelaje brillante, peinado y que luzca ordenado implica que el animal está bien. Por el contrario, si encontramos el pelo desordenado, con un aspecto hirsuto, ese típico pelo que da la impresión de estar sucio, nos está indicando que el metabolismo de ese individuo no está funcionando bien y eso puede ser por un grado de estrés que esté sufriendo".

El otro gran indicador de estrés en los animales es el que tiene que ver con la alimentación. "Que pasen de comer siempre una cantidad determinada de comida a no comer nada o a rechazar el alimento, a querer cambiarlo", ejemplificó el experto.

Otras señales

No obstante, también existen otras señales de que un animal está pasando por un período de estrés, como que empiecen a hacer marcajes en lugares donde antes no solían hacerlos. "Es común que comiencen a orinar o defecar en la cocina o en la pieza de sus tutores", catalogó Santana.

Asimismo, pasa que algunos perros se ponen a ladrar más, mientras entre los gatos se ve que comienzan a hacer vocalizaciones, es decir ruidos que antes no hacían. Incluso, aseguró el veterinario, "algunos animales adquieren vicios como comer basura o vicios de movimiento, que son conductas estereotipadas, repetitivas pero que no tienen ningún fin".

Gulliver, el perro del profesor Luis Felipe Pinto (35), adoptó el hábito de entrar a todas las piezas del departamento donde vive, en orden y varias veces al día. "Parecía un ritual de TOC", contó.

Ahora que volvieron las cuarentenas es momento de estas más atentos, puesto que se pueden presentar más de estos cambios que pueden llevar a problemas mayores, como enfermedades metabólicas, osteoarticulares y del desarrollo.

Los paseos

El paseo de mascotas está contemplado en el permiso de desplazamiento individual, por lo que hoy en fase 1 se puede pedir máximo dos veces a la semana, entre lunes y viernes. En fase 2, en tanto, no es necesario pedir permiso durante la semana.

"El pelaje es la fotografía del bienestar de los animales. Un pelaje brillante, peinado y que se ve ordenado implica que el animal está bien".

Rodrigo Santana,, veterinario.

la cocina de don tinto

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El gentil arte de gratinar

Según el diccionario, gratinar corresponde a la acción de "tostar o dorar en el horno o el grill la superficie de ciertos platos hasta formarse una costra dorada y crujiente, generalmente después de espolvorearlos con queso o pan rallado". Sin embargo, esta definición se queda bastante corta en cuanto a lo que gana una receta si al final de su preparación se le pone un poco de queso encima y se lleva al horno para que -justamente- gratine.

Es que la cosa cambia, porque gana en aspecto, sabor y aroma. Y hasta me atrevería decir que también en textura, porque no hay nada más rico que comenzar a romper con el tenedor esa primera capa de queso crujiente. Ahora bien, si el gratinado además de queso lleva un poco de crema, la cosa toma niveles realmente superiores. Por todo esto, no es de extrañar que uno de los platos marinos que más gusta en Chile sea justamente un gratinado: las machas a la parmesana.

Por otra parte, en Francia es muy común que para lograr que los niños pequeños coman verduras, las mismas se gratinen en el horno con una mezcla de salsa blanca y queso, para así dejarlas más apetitosas a juicio de los paladares infantiles.

Es que la cosa es clara, prácticamente todo mejora gratinado. Piensen en un pastel de papas, un budín de zapallo italiano, unos zapallitos rellenos, unos esparragos, una escalopa o hasta una tortilla de acelga. Si a todas estas preparaciones, una vez listas, les ponemos queso rallado encima y un chorro de aceite de oliva para después llevar al horno, la cosa se pone más que buena.

De ahí en más solo queda ir probando las diferentes recetas para identificar las que mejor se llevan con el gratinado y también probar con distintos tipos de queso, a ver el que mejor funde o el que mejor se lleva con el resto de los ingredientes de la receta.

Ahora bien, lo que no falla es gratinar alguna pasta. Y si lleva crema, mucho mejor. Tal como en la receta de hoy.

Ingredientes

(Para cuatro personas)

-1 paquete de ñoquis (500 gr)

-1 pechuga de pollo cocida

-2 tazas de crema de leche

-300 gr de queso parmesano u otro para rallar

-sal, pimienta, merquén

-aceite de oliva

Con la ayuda de un tenedor desprender toda la carne de la pechuga, desechando huesos y piel, dejándola convertida en pequeñas tiras.

En un sartén bien grande calentar un poco de aceite de oliva y saltear ahí el pollo un par de minutos para luego agregarle sal, pimienta, una pizca de merquén y la crema. Revolver todo para que se mezcle bien, dejar unos minutos para que tome temperatura y luego retirar del fuego. Cocinar en agua los ñoquis según las indicaciones del fabricante y, una vez listos (y colados), verterlos en el sartén y mezclarlos bien con el pollo y la crema. Chequear que estén bien de sal, añadir la mitad del queso rallado y revolver.

Verter la mezcla en una fuente para horno y cubrir encima con el resto del queso rallado. Agregar un poco de aceite de oliva y llevar al horno fuerte hasta que gratine. Sacar del horno y servir inmediatamente.


Ñoquis con pollo gratinados

por Álvaro Peralta / @dontinto