Familia de mochilero extraviado hace 8 meses pide reactivar las pericias
En Castro se perdió la pista de Rodrigo Ramos Cordero (36).
Hoy se cumplen ocho meses de la primera denuncia por presunta desgracia interpuesta por Rodrigo Ramos Cordero (36), el mochilero que fue visto por última vez en Castro. Una causa que tiene diligencias pendientes, pero que no arroja mayor información relativa al paradero del joven. Total incertidumbre que mantiene angustiada a su familia.
En la Primera Comisaría de Carabineros de San Fernando, Región de O'Higgins, notificó el extravío de su hijo Rosa Cordero, quien vive en Placilla, cuya capital comunal es distante a 16 kilómetros de esta unidad policial. Señaló que desde el 4 de octubre pasado no existían noticias de su ser querido, quien había compartido con conocidos en la capital chilota. Un halo de misterio que se mantiene intacto.
Posteriormente, el 22 de dicho mes, José Luis Ramos ratificó el denuncio de su hermano ante la Brigada de Investigación Criminal (Bicrim) castreña, que es la encargada actualmente de llevar a cabo las pesquisas del caso. Por dos meses encabezó los rastreos este capitalino junto a su hermanastro Claudio. Una serie de esfuerzos que han sido casi exclusivos, ya que solo existió un operativo masivo de exploración, que se extendió entre el 5 y 6 de noviembre.
Es más, Rosa Cordero no dudó en señalar que han estado solos en esta titánica tarea de encontrar evidencia que acerque la ubicación del viajero.
"Nosotros, cuando estábamos en la Isla, éramos los que tratábamos que reunir antecedentes. Estamos igual que el primer día, sin datos, solos y sin saber qué se está realizando por encontrar a mi hijo", enfatizó la angustiada madre.
Junto con ratificar que las esperanzas estaban cifradas en las grabaciones de las cámaras de seguridad y televigilancia levantadas en el centro y sector portuario de Castro, la vecina insistió en que "se vio (a Rodrigo) en unas imágenes pero nada importante, no se pudo sacar nada". Tampoco puede creer que nadie entregue información sobre el joven.
Más allá de estos verdaderos portazos a la oportunidad de activar la causa, la pariente no baja los brazos. Aguarda por algún dato que permita hallar al mochilero o que la investigación arroje frutos, tanto a nivel de inteligencia policial como en un futuro rastreo.
"Entendemos que puedan existir pocos recursos en Chiloé para llevar a cabo operativos concretos, pero algo se puede hacer. De otra forma no nos explicamos qué podemos realizar, más al considerar que vivimos muy lejos para estar con mayor contacto con quienes dirigen el caso, en especial en pandemia", dijo Cordero.
Acciones legales
Una querella por secuestro interpuso la vecina con la finalidad de aportar en las diligencias. No obstante, reconoció que tanto esta acción particular como la indagatoria fiscal transitan por un muy lento cauce.
"A estas alturas, la justicia para mí no nos ayuda en nada", admitió tajante la pobladora, quien espera tener contacto con los encargados de la investigación para encontrar algo más de tranquilidad.
Debido a la ausencia esta semana del fiscal Enrique Canales, quien instruye las pesquisas de esta causa, el fiscal Fernando Metzner reportó algunos antecedentes.
El persecutor, quien también fue asignado al caso en sus albores, remarcó que "existen diligencias pendientes y algunas se encuentran en evaluación". En virtud de esos estudios se solicitarían otras medidas para esclarecer el futuro de la acción penal.
Ya se cuenta con el tráfico de llamadas y los movimientos bancarios de la víctima, como también existen las declaraciones de las personas que compartieron con el joven en su estadía en la Isla. Estas y otras pesquisas son analizadas por la Bicrim, con el objeto de establecer si estos hechos continúan caratulados como una presunta desgracia o mutan a algún delito.
5 diligencias solicitó la querellante, como tomar declaración a tres amigos de Rodrigo.
50 horas de grabaciones de cámaras de vigilancia se analizaron en el caso.