columna de opinión
Acción por la salud de las mujeres
"La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades".
La definición de salud, propuesta por la OMS (Organización Mundial de la Salud), hace ya varios años, ha querido construir una visión integral de los procesos de salud, reconociendo parte del complejo y enmarañado cúmulo de experiencias, capacidades y dimensiones tan amplias que forman parte de los seres humanos. Desde aquí es que se vuelve importante reconocer que no podremos comprender los procesos de salud de cada persona, sino hasta que logremos comprender la compleja trayectoria, interacción y experiencias de cada individuo, y sus propios significados de cada una de ellas.
Desde esta premisa, me gustaría ahondar en los actuales desafíos que tenemos los y las profesionales de salud y la sociedad para comprender, validar y mejorar las condiciones de salud de las mujeres, sumadas a la necesidad de la comprensión de otros grupos e individuos.
Condiciones como el trastorno del espectro autista (con mayor prevalencia en hombres) han sido poco estudiadas en mujeres, y el conocimiento científico actual sobre esta condición se estableció a través del estudio de la manifestación en hombres, dejando como repercusión dificultades en la comprensión, diagnóstico y tratamiento de las mujeres. Las consecuencias de esto son diagnósticos equívocos y diagnóstico tardío (en la adultez), implicando un desconocimiento de la condición y, por lo tanto, la mujer autista corre el riesgo de no ser reconocida, comprendida y tratada para adquirir estrategias que le permitan tener una vida plena, evidenciándose en algunos estudios riesgo de generar otros trastornos de salud mental como la depresión y la ansiedad.
trastornos de la
conducta alimentaria
Los trastornos de la conducta alimentaria (con mayor prevalencia en mujeres) evidencian la importancia de reflexionar sobre el rol que la sociedad tiene en la salud de las mujeres y nos hacen reconocer cómo la explotación de la corporalidad ha afectado su bienestar (a través de la pornografía, la publicidad y otros medios que colocan a el cuerpo de la mujer como el centro y excluyen e invisibilizan las diferentes formas y expresiones que la experiencia expresa a través del cuerpo). Reconocer a las personas como seres integrales, dándole un valor a características que se alejan de la construcción de lo femenino, nos permite comprender a la diversidad de mujeres sin discriminar y sin limitar el desarrollo de diferentes capacidades y la participación en la sociedad.
No quiero dejar de mencionar los derechos sexuales y reproductivos, visibilizando la necesidad de avanzar en su reconocimiento y atención integral, así como en la preparación y competencias de los y las futuros/as profesionales de salud para dar respuesta. Recién en 1998 la uróloga Helen O'Connell publicó un estudio pionero sobre el clítoris, que permitió que la sociedad conociera su verdadero alcance y tamaño (29 años posterior a haber llegado a la Luna), por lo que no es de extrañar que hasta los días de hoy la sociedad no tenga claridad respecto a la anatomía femenina, y que las niñas y mujeres tengan más claridad de la anatomía masculina que de la propia.
Hemos avanzado, pero aún nos queda camino que recorrer. Como sociedad tenemos el deber de valorar y difundir el trabajo que realizan los y las personas que han dedicado su tiempo para mejorar las condiciones de salud de las mujeres.
"Recién en 1998 la uróloga Helen O'Connell publicó un estudio pionero sobre el clítoris, que permitió que la sociedad conociera su verdadero alcance y tamaño (29 años posterior a haber llegado a la Luna), por lo que no es de extrañar que hasta los días de hoy la sociedad no tenga claridad respecto a la anatomía femenina, y que las niñas y mujeres tengan más claridad de la anatomía masculina que de la propia".
María Rauch, magíster en Neurociencias de la Educación.
María Francisca Rauch Gajardo, directora de la carrera de Terapia Ocupacional, UST Osorno