columna de opinión
Los 155 del apocalipsis
Pocos dudan, pocos dudamos o muchos creemos que el análisis, el diálogo, el debate que se ha de dar en la Convención Constituyente, o que principalmente realizarán los 155 elegidos, unos porque efectivamente postularon, otros porque fueron postulados, todos tienen o deberán asumir la responsabilidad de plantear ideas mayores o menores que tributen a la construcción de una carta magna nueva para Chile. Su texto, breve o lato, debe ser un compendio que resuma sueños, necesidades, protestas, demandas, quejas, cambios, reparaciones, reclamaciones,… apocalípticas, sí, apocalípticas.
¿Por qué apocalípticas? Porque sin exagerar este es un tiempo trascendente para la humanidad, trascendente para Chile, porque también quienes creemos podemos pedir a Dios que aumente nuestra fe y confianza para vivir con serenidad y comprometidos con el bienestar de los demás seres humanos, porque es importante que se realice esta tarea que contribuya a hacer de este un mundo mejor, porque debe darnos espacio para profundizar en una ética de servicio, de solidaridad, porque también es tiempo de esperanza, porque es un tiempo de quitar las máscaras, porque el antes no debe dar espacio a la pregunta "¿por qué?", sino "¿para qué?". Importante giro este. Abandonar sutilmente ese porqué por un cada vez más reiterado para qué. Tantas cuantas más respuestas sean dadas a muchos para qué, todo, mucho irá mejor.
¿Por qué apocalípticas? Porque ya de modo más decidido en este siglo, y más, mucho más en estas décadas se ha de dar espacio, tiempo y consideración a nuevas miradas, nuevos puntos de vista, nuevas visiones de mundo, someras y profundas, porque se ha de atender inquietudes colectivas, comunitarias, sectoriales, colegiadas, de intensa raíz; porque el estudio, el análisis ha de ser no solo local, corto, sino global, de larga extensión, porque ha de ser sino el remedio, la cura de muchos males, de mal andar, de mal tratar, de mal mirar, de no escuchar.
"Altura de miras"
¿Por qué apocalípticas? Quizás es mucho pedir, pero se ha de intentar. El diálogo, el trato ha de ser con altura de miras, y la demanda solicitada a cualquier punta de la cuerda es de no tensarla tanto ni pretender apartarse a sus extremos, menos, mucho menos romperla, la idea sería tomarla en sus extremos, pero acercarse a un punto de encuentro, sin tensión marcada, solo con el propósito de búsqueda de acuerdo en menos de un año.
¿Por qué apocalípticas? Y aquí hago un giro, no se trata de que este monumental y trascendental ejercicio de trabajo constituyente de ciento cincuenta y cinco chilenos y chilenas tenga ni contenga ni sea nada enigmático ni misterioso ni oscuro; en realidad, de lo que se trata es de comunión, mancomunión, de ideas que van y que vienen, ni más ni menos, ideas con ideas. Que el debate no enfrente, sino que confronte. Que predominen las preposiciones o las locuciones preposicionales de encuentro: con, entre, a favor de y otras. Que se enseñoreen posiciones o puntos de vista de gran significación, de solidaridad mayor, de actualidad, de futuro. Es momento de dar paso a la solidaridad, a la construcción de un nosotros plural, total, mayor, alto, superior, sin exclusiones. Ello, creo, es posible, solo posible cuantas más expresiones de amor se prodiguen unos con otros, unos a otros.
"Quiero un país donde se pueda vivir el amor. ¡Esto es fundamental! Nada sacamos con mejorar los índices económicos o con levantar grandes industrias y edificios, si no crecemos en nuestra capacidad de amar". (Cardenal Raúl Silva Henríquez, 19 de noviembre de 1991).
"¿Por qué apocalípticas? Y aquí hago un giro, no se trata de que este monumental y trascendental ejercicio de trabajo constituyente de ciento cincuenta y cinco chilenos y chilenas tenga ni contenga ni sea nada enigmático ni misterioso ni oscuro; en realidad, de lo que se trata es de comunión, mancomunión, de ideas que van y que vienen, ni más ni menos, ideas con ideas. Que el debate no enfrente, sino que confronte. Que predominen las preposiciones o las locuciones preposicionales de encuentro".
Raúl Caamaño Matamala,, profesor de la Universidad Católica de Temuco