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Ante tala de bosque nativo piden plan de ordenamiento forestal

La deforestación por estas prácticas preocupa a las comunidades insulares. De incrementarse este problema, el medio ambiente del Archipiélago podría sufrir un daño irreparable.
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El fenómeno de deforestación que ha experimentado Chiloé en los últimos diez años, ha dejado cifras bastante preocupantes para expertos y activistas, situación que de seguir en alza podría llegar causar un impacto casi irreparable en las funciones vitales de los ecosistemas insulares.

Durante este 2021 no hay por ahora una estimación exacta debido a la pandemia del covid-19 -lo que ha retrasado el resultado de ciertos estudios-, pero se calcula que la superficie de bosque nativo arrasada por talas ilegales asciende a más de 10 mil hectáreas, información obtenida a partir de fiscalizaciones realizadas antes de la emergencia sanitaria, gracias un reporte entregado por la Corporación Nacional Forestal (Conaf), por Ley de Transparencia. La entidad informó que estos números corresponden al tramo en los años 2013 y 2019.

Anomalía

A raíz de este escenario, se generan al menos tres elementos graves: mayor contaminación, más desigualdad social y menos biodiversidad. Esta verdadera anomalía se da como consecuencia de la tala de especies nativas -principalmente para leña- ,las cuales están alterando considerablemente la estructura del paisaje.

El estado de la cobertura forestal y el uso de suelos boscoso, reflejan un grave deterioro causado por la destrucción y transformación de los bosques nativos para los fines antes mencionados.

De acuerdo a cifras publicadas en el libro "Tepuales Tesoro de Chiloé y la Patagonia Insular" del Instituto Forestal (Infor) de Chile, en Chiloé el consumo de leña de tepú se acentúa aún más.

"En Chiloé existe un total de 632.200 hectáreas de bosque nativo, lo que representa un 68% del total de la superficie provincial (incluyendo tipos forestales siempreverde, alerce y ciprés de las Guaitecas). Los bosques dominados por tepú o con presencia de esta especie en la provincia de Chiloé alcanzan a 385.406 ha, es decir un 61% de los bosques nativos del archipiélago. La ciudad de Castro, con solo 43.306 habitantes (INE, 2012), consume cerca de 130 mil metros cúbicos al año de leña y un 27% de este volumen corresponde a tepú (Neira y Bertín, 2009)".

Tras más de un año de emergencia sanitaria producto del nuevo coronavirus, Jan Bannister, encargado del Programa de Investigación en Restauración de Ecosistemas Forestales Nativos del Infor, sostuvo que hoy por hoy no hay información reciente acerca de la destrucción del bosque nativo, que permita analizar de forma exacta lo que está ocurriendo.

"No hay mucha información, entonces es muy difícil monitorear los cambios que pueden haber habido antes o después de la pandemia. Ese es quizás uno de los grandes desafíos, monitorear qué es lo que está pasando con los bosques en Chiloé", aclaró.

No obstante, el profesional señaló que "uno empieza a ver lo que está pasando, el Instituto Forestal va a sacar una estadística del consumo de leña; debería salir en los próximos meses algo para la provincia de Chiloé. Pero yo creo que hay más consenso sobre la necesidad que hay de hacer un 'plan de ordenamiento forestal' para la Isla. Estos problemas son complejos pero, hay que abordarlos de alguna manera".

En relación a otros datos que son parte del libro citado anteriormente, por ejemplo en la comuna de Castro, principal consumidora de leña en Chiloé, el 68,6% de la leña empleada es luma o tepú, que corresponden justamente a las especies más dominantes en los tepuales (Neira y Bertin, 2009). Si se considera el consumo por especie de Castro como una muestra representativa del territorio isleño, se puede estimar un consumo total de 577.760 m3/año.

Asimismo, la iniciativa "Bosques Insulares", de la cual también es parte el Infor, se encuentra analizando una serie de atenuantes a través de un estudio cuyas cifras aún no han sido reveladas. Aunque de manera preliminar de las 115 islas insulares de Chiloé, el 43% está cubierto de bosque nativo pero el 73% se puede considerar que se encuentra en estado degradado.

Yendo más allá del canal de Chacao y con datos de índole regional, se observa que entre 1992 y 2019 el consumo de leña aumentó un 79%, mientras que el número total de viviendas lo hizo en un 116%, observándose un desacople incipiente entre demanda de leña y crecimiento demográfico.

Para Álvaro Montaña, geógrafo e integrante del Movimiento Defendamos Chiloé, la provincia necesita una suerte de proceso de transición energética que tiende a diversificar las fuentes de energía que se utilizan en los hogares.

Sin embargo, ante la "pobreza energética y el sostenido aumento del precio de la leña, llegó el momento de implementar subsidios para la compra de combustibles, subsidios para el acondicionamiento térmico de viviendas antiguas, recambio urgente de la calefacción a leña en edificios públicos, prohibición de la salida de leña desde Chiloé al continente, asesoría y bonificación a pequeños forestales para plantaciones endo energéticas, es decir, plantaciones forestales de especies nativas y exóticas para leña".

Asimismo, el experto fue enfático al expresar que además de todas las acciones que se puedan desarrollar relacionadas con esfuerzos ambientales o económicos, es fundamental involucrar a las autoridades parlamentarias, con el fin de generar modificaciones y apuntando a acciones de restauración y valorización del bosque nativo, fundamentalmente en lugares más apartados.

"Es necesario también empezar a restaurar los montes nativos en las pequeñas y medianas islas, donde hay casos críticos como isla Tac, Alao, Añihué, Llingua y también islas medianas como Lemuy y Quinchao, que están profundamente deforestadas. También es relevante poner atención a la tramitación legislativa del proyecto de ley que declara la leña y sus derivados como combustible y establece su regulación", enfatizó.

Consignó que "es un proyecto interesante, que tiene varios elementos positivos, pero necesita ser socializado con los actores del rubro en la macrozona sur de Chile y especialmente en Chiloé, los legisladores de la zona debieran informar más respecto a esto".

Fiscalizaciones

Desde Conaf, se resaltó que el organismo fortalecerá, en su rol de autoridad administrativa, la lucha contra el tráfico ilegal internacional de especies vegetales, específicamente aquellas extraídas de manera ilegal desde el sur del país. Es por ello que entre las acciones a ejecutar por la entidad, están las de sumar tecnología espacial a su batería de herramientas de fiscalización.

Así lo detalló Jorge Aichele, director regional de la institución, quien detalló que "todo el tema de la fiscalización que realizamos en la provincia, principalmente en esta época de pandemia, está enfocada en lo que son las denuncias de terceros y la aplicación de nuevas tecnologías que son dos plataformas: una que se llama LEMU (unidad de monitoreo de extracción y registro, por sus siglas en inglés), y la otra se llama Planet".

En esta línea, agregó que "estas dos plataformas son diferentes en cuanto a su resolución. Una usa fotos satelitales y la otra usa imágenes también satelitales pero que son día a día; lo que nos permite eso es poder tener detección de polígonos donde se está cometiendo algún tipo de deforestación, y que no esté ligado a un plan de manejo".

Remarcó la fuente que "es súper eficiente porque lo que tu ves desde el aire es mucho más de lo que uno ve desde los caminos, y además que cubre mucha superficie también, eso como lo nuevo del tema de fiscalización aparte de los controles carreteros, aparte de lo que es atender la denuncia de terceros, que es súper importante para nosotros".

Del mismo modo, el personero garantizó la puesta en marcha del programa de reactivación económica para pequeños y medianos propietarios forestales.

Especificó que "este programa tiene por objetivo, primero que todo, crear empleo, fuentes de trabajo, pero orientado a la recuperación del bosque nativo, y en ese sentido tenemos varias actividades que están orientadas a recuperar bosque quemado, a recuperar algunas zonas que han sido taladas", entre otras instancias incluidas en dicha estrategia.

"Es muy difícil monitorear los cambios que pueden haber habido antes o después de la pandemia. Ese es quizás uno de los grandes desafíos, monitorear qué está pasando con los bosques en Chiloé".

Jan Bannister,, Infor.