columna de opinión
Convención Constitucional
Finalizamos la semana con la instalación y el funcionamiento de los primeros días de la Convención Constitucional que elaborará una propuesta de nueva Constitución para el país. Más allá de todas las polémicas suscitadas alrededor de este órgano, el hecho es uno: Chile será de los pocos países del mundo que han redactado su carta magna con participación activa de la sociedad civil. Con esto no me refiero exclusivamente al rol de los convencionales constituyentes, sino también, a la unión de los chilenos y chilenas que aprobaron esta iniciativa en el plebiscito nacional 2020 y que, hemos visto materializarse desde el pasado domingo.
La crisis de legitimidad de la clase política es parte de la evolución de las sociedades -que duda cabe-, a nivel internacional está sucediendo cada vez con mayor frecuencia, muchos expertos hablan de un proceso necesario, con dos caminos conducentes a salida; el fortalecimiento de la democracia o una ruptura severa de la misma. Así, el proceso constituyente que estamos viviendo debiese pavimentar el camino hacia lo primero, que en resumidas cuentas no es más que, fijar bases que permitan un país más justo y equitativo de acuerdo a la realidad chilena actual, pero especialmente, haciéndonos cargo de los vacíos que se generaron los últimos 30 años de gobiernos democráticos.
Quienes integran la Convención Constitucional son representantes de la diversidad de nuestro territorio, es la mejor fotografía de la sociedad chilena que podemos tener actualmente y esto abre una ventana de oportunidades nunca antes vista en la escena política. La representación de los pueblos originarios, la paridad de género y la inclusión de grupos -mal llamados- minoritarios, la participación de personas comunes con base territorial, personas sin afiliación política y representantes de las zonas más extremas enriquecen la discusión sobre el país que debemos construir y es el elemento más valioso que ha traído consigo el estallido social.
presidencia
La presidencia de la Convención Constitucional a cargo de Elisa Loncon reafirma y releva la condición de pluriculturalidad en Chile, lo que permitirá ampliar el debate hacia el reconocimiento de la plurinacionalidad del país, hecho que venía siendo invisibilizado por décadas y que no hizo más que acrecentar los conflictos con nuestros pueblos originarios en distintas regiones del país. Sin ir más lejos, nuestra isla de Chiloé es de los territorios con mayor porcentaje de población indígena a nivel nacional, solo en Ancud de acuerdo al Censo 2017, el 28,7 por ciento de los habitantes de la comuna declaró pertenecer a pueblos originarios.
Por otro lado, las expectativas sobre lo que efectivamente logrará quedar plasmado en una nueva constitución es algo que debemos ir matizando, al igual que las especulaciones con respecto a lo sucederá a lo largo del proceso. Para esto es importante el accionar de todos, no solo de los constituyentes. La población en general debe aprender a involucrarse en los procesos que ocurren en su entorno, la invitación como siempre he mencionado a lo largo de mi carrera política es a informarse, a buscar fuentes oficiales para formar un pensamiento individual crítico que posibilitará que en nuestro país se comiencen a establecer más iniciativas de participación ciudadana.
Por lo pronto, esperamos confiados que con el paso de las semanas el proceso constitucional se vaya ordenando y abordando los temas más sensibles que aquejan a nuestro país.
"La crisis de legitimidad de la clase política es parte de la evolución de las sociedades -que duda cabe-, a nivel internacional está sucediendo cada vez con mayor frecuencia, muchos expertos hablan de un proceso necesario, con dos caminos conducentes a salida; el fortalecimiento de la democracia o una ruptura severa de la misma. Así, el proceso constituyente que estamos viviendo debiese pavimentar el camino hacia lo primero".
Carlos Gómez Miranda, alcalde de Ancud