columna de opinión
Lactancia materna: derecho y privilegio del recién nacido
Fomentar la lactancia materna (LM) es parte de las atenciones obstétricas desde que se inicia el embarazo motivando a las gestantes de los beneficios para ella y su hijo. Ello se traduce en menor riesgo de cáncer de mama y de ovarios, menor riesgo de depresión, además de recuperar el peso previo al embarazo más fácilmente, y en el postparto inmediato la succión del bebé a través de la secreción de hormonas ayuda a retraer el útero facilitando la eliminación de sangre, coágulos y placenta.
Junto con ello, destacar el vínculo afectivo que se establece con el recién nacido, mejorando su desarrollo psicomotor y emocional y que perdurará toda su vida. Es la alimentación exclusiva perfecta para alimentar al bebé al menos los 6 primeros meses (se incorpora la alimentación sólida). Además, la LM genera menos malestares abdominales o cólicos y entrega la nutrición adecuada en porcentaje de proteínas, hidratos de carbono, minerales, vitaminas y hasta la cantidad de agua diaria.
En niños con lactancia materna exclusiva (LME) disminuye la posibilidad de infecciones gastrointestinales, como el rotavirus (causa más frecuente de diarrea infantil en Chile), en un 30%. El virus respiratorio sincicial que produce bronquiolitis es 70% menos frecuente en los niños con LME en los primeros 6 meses que en aquellos con LM parcial o a quienes se les ha adicionado fórmula láctea.
Existe evidencia de reducción de la incidencia de diabetes en hasta un 30%. La frecuencia de obesidad también disminuye en aproximadamente un 30% y mientras más se extienda la LM, ojalá hasta los 2 años, mayor el beneficio. También tiene un efecto en el desarrollo neurosensorial incidiendo directamente en la prevención del déficit atencional y trastorno del espectro autista. En los amamantados con LME por más de 6 meses, se han observado niños con coeficiente intelectual superior.
Libre demanda
La libre demanda implica amamantar al bebé cuando este lo solicite. Se debe aprender a observarlo y leer las señales de necesidad de alimento. Lo expresa buscando, moviendo la cabeza hacia ambos lados y abriendo la boca, siendo este el momento adecuado de colocarlo al pecho. Cuando el bebé ya tiene hambre, llorará y si no se atiende tendrá rabia, estará enojado y se dificultará el acople al pecho materno. En la libre demanda la succión y la frecuencia con que se amamanta serán los factores que determinen, entre otros, una LM productiva. Para mantener una buena producción también es importante que la madre esté cómoda evitando malas posiciones, para que amamantar no sea una mala experiencia. El bebé debe estar girado hacia la madre, abdomen con abdomen, con oreja, hombro y cadera del niño alineados. Ambos deben estar en ambiente tranquilo, relajado y en sintonía, con la idea de lograr que esta experiencia sea de entrega de todas las necesidades del recién nacido (RN): alimentación, inmunidad, cariño y un lazo eterno entre ambos.
En Chiloé están implementadas las clínicas de lactancia para las cuales las matronas están capacitadas y así entregar las técnicas de cómo hacer esta etapa exitosa que se evidenciará porque el bebé quedará satisfecho, dormirá tranquilo, mojará al menos 6 pañales al día, presentará buena progresión en el alza ponderal y la madre quedará con sus pechos blandos.
No hay razones para que una madre que desea y programa en su psiquis amamantar, tenga nula o baja producción de leche, salvo excepciones. El recién nacido, mamífero, utilizará sus instintos para tomar del pecho de su madre, solo debe tenerlo a libre disposición.
"En niños con lactancia materna exclusiva (LME) disminuye la posibilidad de infecciones gastrointestinales, como el rotavirus (causa más frecuente de diarrea infantil en Chile), en un 30%. El virus respiratorio sincicial que produce bronquoilitis es 70% menos frecuente en los niños con LME en los primeros 6 meses que en aquellos con LM parcial o a quienes se les ha adicionado fórmula láctea".
Huguette Urbina Reyes, ginecoobstetra y auditora médica del Servicio de Salud Chiloé