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columna de opinión

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Mujeres en roles públicos

Según el último censo, más del 51% de las personas que habitan en Chile son mujeres, es decir, poco más de la mitad. Sin embargo, esta paridad numérica no se ve reflejada cuando analizamos los porcentajes de participación de la mujer en el mundo público y, por consiguiente, en las decisiones que nos afectan a todos y a todas.

En más de 200 años de historia republicana, solo una mujer ha ejercido la Presidencia, y recién en el año 2001 María Antonieta Morales se convirtió en la primera ministra de la Corte Suprema. Hoy son 8 de 21 ministros, pero ninguna de ellas ha presidido dicho tribunal superior. En el ámbito parlamentario apenas el 23% de quienes ejercen roles en el Congreso son mujeres y solo el 10% de los directorios de las grandes empresas a nivel nacional son ocupados por mujeres.

En nuestra región la realidad no es muy distinta. En efecto, no hubo mujeres intendentas y solo contamos con una representante del género femenino en el rol de ministra en la I. Corte de Apelaciones de Puerto Montt y tres en la I. Corte de Apelaciones de Valdivia. En el año 2019, y luego de 16 años de iniciada la Reforma Procesal Penal, fui nombrada como la primera mujer fiscal regional de Los Lagos. Cabe hacer presente que durante la administración del actual fiscal nacional, el número de mujeres que lideran fiscalías regionales aumentó exponencialmente.

En los últimos años hemos sido testigos de diversos esfuerzos en la perspectiva de avanzar en una mayor incorporación de la mujer en espacios de decisión. La ley que fija cuotas de participación femenina para cargos de elección popular y el establecimiento cada vez más frecuente de políticas de género en instituciones públicas y privadas son una muestra de ello. Pero, sin duda, la máxima expresión en este ámbito se refleja en la instalación de una Convención Constituyente completamente paritaria.

Espacios domésticos

Sabemos que históricamente la mujer ha sido relegada a los espacios privados, domésticos, reservándose el espacio público y de liderazgo de la sociedad a los hombres. Esto no solo implica una desigualdad en el trato y valoración, sino que también una exclusión mayoritaria de la mujer del debate público y de las esferas de influencia y de toma de decisiones, privándose en consecuencia a la comunidad del aporte que puede efectuar más del 50% de la población.

Los espacios logrados hasta el momento han sido el fruto de incesantes esfuerzos protagonizados por movimientos de mujeres que, poco a poco, han ido conquistando, desde el derecho a voto, que hoy nos parece tan básico, hasta la posibilidad concreta de dirigir los destinos del país. Sin embargo, las dificultades para acceder a roles públicos también se extienden al ejercicio de los liderazgos. Lo anterior, porque se sigue esperando que las mujeres ejerzamos liderazgos masculinizados, incluso confrontacionales, como si la empatía y la capacidad para arribar a acuerdos fuesen señales de debilidad. Así las cosas, aún distamos mucho como sociedad de que se comprenda la real valía de los aportes y características propias de los liderazgos de mujeres, los que siguen pasando por el escrutinio de miradas que responden a modelos culturales que ya no se condicen con la necesaria equidad de género.

Tenemos la convicción de que para erradicar las persistentes discriminaciones que afectan a mujeres para acceder y ejercer roles públicos, es imprescindible educar. Sería deseable que expertos en educación pudiesen diseñar programas que promuevan, desde la primera infancia, conductas de pleno respeto entre hombres y mujeres, y que reconocieran explícitamente las capacidades de ambos para desempeñarse en todos los ámbitos de la vida. Lo anterior, sin perjuicio de que se continúe avanzando en políticas públicas tendientes a eliminar, o al menos atenuar, las evidentes desigualdades que aún observamos.

"Las dificultades para acceder a roles públicos también se extienden al ejercicio de los liderazgos. Lo anterior, porque se sigue esperando que las mujeres ejerzamos liderazgos masculinizados, incluso confrontacionales, como si la empatía y la capacidad para arribar a acuerdos fuesen señales de debilidad".

Carmen Gloria Wittwer Opitz, fiscal regional de Los Lagos

¿Cómo manejar el

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La llegada del Covid-19 a nuestro país, ha hecho que gran parte de las personas se sientan estresadas, dado que se han tenido que enfrentar a un sinfín de situaciones que no estaban acostumbrados. El término estrés, antes de la llegada la pandemia, era muy cotidiano, sin embargo, este pasó a ser común para toda la ciudadanía.

Según el informe "Un año del covid-19", elaborado por la consultora internacional Ipsos, el 56% de los chilenos aseguró que su salud mental ha empeorado, esto quiere decir, que aumentó el estrés y la ansiedad. Al mencionar esto, probablemente se nos venga a la cabeza algún pensamiento negativo, ya que el estrés tiene esa connotación, pero ¿qué es el estrés? es una reacción natural del organismo ante situaciones o estímulos del entorno que percibimos como nuevos o amenazantes, y que, en ocasiones, consideramos no tener recursos suficientes o herramientas para hacerles frente. Por otro lado, este genera la activación del sistema nervioso central y la secreción de hormonas, como el cortisol y la adrenalina que activan nuestro sistema de alarma. Cuando ocurre de forma prolongada en el tiempo puede afectar negativamente el bienestar de las personas.

Si nos encontramos amenazados o en una situación particularmente crítica como, por ejemplo, en la necesidad de huir de un animal salvaje, el estrés nos ayudará a reaccionar e incluso a sobrevivir. Del mismo modo, lo podemos adaptar a distintos contextos de la vida, ya sea personal, laboral, financiero, emocional, relaciones interpersonales, entre otras. Siempre nos encontraremos con situaciones que consideraremos estresantes, pero la buena noticia es que podemos revertir esta situación con acciones específicas que requieren voluntad, y que a largo plazo nos permitirán sentirnos menos tensionados.

Factores estresantes existirán siempre, por lo que es importante identificar los elementos personales y del ambiente que te ayudarán a manejarlo de mejor forma. La invitación es a invertir en tu bienestar y calidad de vida.


estrés en pandemia?