Chiloé debe erradicar la cultura del abuso sexual
En más de un 27% aumentaron las denuncias por abuso sexual infantil durante el primer semestre de este año en el Archipiélago. Esta cifra no hace otra cosa más que dejar al descubierto uno de los principales problemas que tiene Chiloé, en el que las víctimas son principalmente niños y adolescentes. En la provincia, el delito de este tipo que registra mayor cantidad de denuncias es el abuso sexual en menores de 14 años, lo que evidencia que estos vejámenes afectan especialmente a los niños, lo que les produce importantes efectos traumáticos en su futuro.
Lo más repudiable de todo esto, es que, en su mayoría, los autores de estas verdaderas aberraciones son personas cercanas, que habitualmente viven en el mismo espacio físico que la víctima. Ciertamente existe una relación de confianza y cercanía que el agresor utiliza a su favor para cometer estas atrocidades y al mismo tiempo amedrentar a la persona vulnerada para guardar silencio. Es más, cuando se conocen estos casos, es común que la misma familia proteja más al maltratador por sobre la víctima, lo que da cuenta de lo arraigado de este grave flagelo.
Esto último puede llegar a tales extremos, en que se culpa de un hecho de connotación sexual a criaturas mitológicas propias de la zona, con tal de resguardar al agresor y hacer como si nada hubiera pasado.
Sabemos que las policías han hecho esfuerzos para investigar con mayor acuciosidad estos delitos y al mismo tiempo hay campañas que realiza la propia sociedad organizada. En tanto, en el Congreso hemos aprobado leyes para aumentar penas y declarar estos delitos como imprescriptibles; pero ciertamente ello no es suficiente. Necesitamos que se realicen las denuncias y que no se encubran este tipo de aberraciones que tanto daño causan en nuestra sociedad.