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Alcalde de Castro encabezará la campaña de Alejandro Santana al Senado

Juan Eduardo Vera dijo tener la plena convicción de que el actual legislador logrará un hito en la historia de la provincia.
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Con la plena convicción de que Chiloé puede lograr un hito histórico en las elecciones de noviembre, al elegir al primer senador nacido en el territorio en 211 años de vida republicana, el alcalde de Castro, Juan Eduardo Vera, asumió el desafío de encabezar la campaña a la cámara alta del actual diputado Alejandro Santana como su generalísimo en la provincia.

El jefe comunal castreño lo toma como todo un honor, uno que agradeció personalmente no solo al candidato al Senado por la Región de Los Lagos, sino que también a su propia coalición de centro derecha.

En ese sentido, el alcalde Juan Eduardo Vera resaltó las cualidades que, a su juicio, dan sustento a la postulación de Alejandro Santana a esta nueva instancia legislativa.

"No tengo ninguna duda que, con la transparencia con la cual siempre hemos trabajado producto del tremendo trabajo que Alejandro Santana ha desarrollado por nuestra provincia chilota, por nuestra Región de Los Lagos, no tengo ninguna duda que se va a transformar en el primer senador chilote", expresó.

hijo del archipiélago

De igual modo, valoró sobremanera el hecho de que un hijo del archipiélago de Chiloé pueda representar las demandas y anhelos de sus habitantes, ocupando por primera vez un escaño en el Senado de Chile.

"Debemos jugar a local, debemos ser capaces de valorar lo nuestro, nunca en la historia de Chiloé un representante de nuestro territorio ha sido elegido senador. Tenemos una posibilidad histórica de que Alejandro Santana se transforme en el primer senador de la República, de este territorio, nacido en este territorio y que sin lugar a dudas lo va a hacer muy bien, porque tiene la capacidad de gestión para liderar este gran proyecto que hoy día estamos iniciando", puntualizó.

La nominación de Vera como jefe de campaña ocurre luego que los alcaldes de Chiloé que representan al pacto "Chile Podemos Más", entre ellos el propio jefe edilicio de Castro, además de los alcaldes Juan Hijerra, de Dalcahue, y Fernando Oyarzún, de Chonchi, le entregaran su total respaldo a la candidatura senatorial de Alejandro Santana tras haber sido oficializada su inscripción ante el Servicio Electoral (Servel).

Finalmente, Juan Eduardo Vera recordó muy especialmente las raíces de Santana en Chiloé, al haber nacido en Castro y tener fuertes vínculos familiares en el territorio, como por ejemplo en Queilen, comuna que Alejandro Santana recorría en su infancia en compañía de sus abuelos.

columna de opinión al cielo

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La elección de constituyentes del mes de mayo reafirmó la profunda crisis de representatividad de los partidos tradicionales: los grandes ganadores fueron los independientes de la "Lista del Pueblo" e "Independientes no Neutrales". Los primeros construyeron parte importante de su discurso en base a la crítica a los partidos; a ratos desde un purismo e hipermoralismo agobiante.

En los últimos días hemos conocido una serie de hechos que nos muestra cómo poco a poco ese hipermoralismo les jugó una mala pasada: la forma en que el candidato presidencial -que levantó la LdP- reunió los patrocinios y la mentira sobre el padecimiento de una grave enfermedad de uno de sus convencionales (ahora de la lista Pueblo Constituyente). Hechos que son completamente repudiables no solo por defraudar a sus adherentes, sino también por atentar contra la fe pública.

La situación se agrava en el caso del constituyente Rodrigo Rojas Vade: la mesa directiva de la Convención, después de una tibia primera declaración, decidió enviar los antecedentes al Ministerio Público para su necesaria investigación; lo que debiera ser un estándar mínimo en este tipo de casos, considerando que entregó información falsa en su declaración de intereses y patrimonio. Sin embargo, cabe destacar que este hecho gravísimo en ningún caso le resta credibilidad al trabajo de dos meses de la Convención Constitucional, ni mucho menos al histórico proceso constitucional de nuestro país. Frente a esto, vale la pena preguntarse si las candidaturas independientes son una respuesta suficiente a la crisis de los partidos. Como sabemos, los partidos son instituciones políticas que entre sus tareas principales tienen intermediar entre la sociedad y el Estado, priorizar demandas y gobernar.

Precisamente, el alejamiento de los partidos de la sociedad y de lo que un ferviente militante denomina sus "bases" ha producido una preocupante desconexión entre estos y la ciudadanía. Las candidaturas independientes y especialmente la LdP -que solo a un par de meses de su formación ya ha cambiado de nombre y disminuido sus integrantes- pretendió reemplazar a los partidos. Lo cierto es que más allá de las críticas al actuar de los partidos tradicionales -que en ningún caso son infundadas- los partidos políticos constituyen instituciones fundamentales de toda democracia, que deben -de forma urgente- adecuar su estructura y forma de relacionarse con la ciudadanía; incorporando mayores estándares de transparencia, probidad y participación en la toma de decisiones. Especialmente, deben explorar nuevas formas de deliberación que les permita interpretar e interactuar adecuadamente con una nueva sociedad; una muy distinta a la de hace 10 o 20 años atrás, y hacerse cargo de nuevos temas y agendas, como la transformación digital; nuevas formas de empleo; un justo reclamo de las mujeres por mayor participación política; una agenda ambiental para enfrentar las consecuencias del cambio climático; descentralización política, administrativa y fiscal y una nuevo modelo de desarrollo que nos permita una mayor equidad social y territorial.

Atendida la complejidad del proceso político, diálogo, deliberación, priorización, propuestas, generación de acuerdos, gobierno, etc., el ejercicio de la política requiere de altos niveles de institucionalización que permitan estabilidad democrática y sustentabilidad de los procesos políticos. Lo anterior, sin duda, no se logra solo desde la independencia, ni mucho menos desde el hipermoralismo, que finalmente es tan negativo para la democracia como lo es el amoralismo. La Nueva Constitución -al abordar los partidos políticos- debe pasar de la desconfianza con que hoy se regulan, a valorarlos positivamente para la democracia. Los grandes acuerdos constitucionales que se plasmarán en un nuevo pacto social, requerirán de partidos políticos que gocen de una gran legitimidad democrática; por lo que la pregunta hoy no es si necesitamos a los partidos políticos, sino qué partidos políticos necesitamos para el fortalecimiento de la democracia.

"La Nueva Constitución -al abordar los partidos políticos- debe pasar de la desconfianza con que hoy se regulan, a valorarlos positivamente para la democracia. Los grandes acuerdos constitucionales que se plasmarán en un nuevo pacto social, requerirán de partidos políticos que gocen de una gran legitimidad democrática".

Claudio Pérez, director ejecutivo Centro de Estudios del Desarrollo