Corrupción
La corrupción es hoy, por lejos, una de las mayores amenazas que enfrenta nuestro país. Su presencia carcome la democracia, deslegitima la institucionalidad y violenta el Estado de derecho, generando una profunda grieta de confianza entre los ciudadanos y las autoridades, lo que a su vez provoca graves problemas de gobernabilidad y estabilidad política, económica y social.
En este sentido, el mal denominado "estallido social" en gran medida tuvo su causa en los escándalos de corrupción que hemos conocido en el último tiempo, y que pueden subsumirse dentro de los conceptos de "abusos" y "privilegios" que justificaron lo sucedido a partir del 18 de octubre de 2019.
Su hábitat ideal es la falta de información, de transparencia y una precaria capacidad estatal de control preventivo y represivo, a lo que se suma la normalización de los actos de corrupción en un escenario social de deconstrucción valórica, que trae consigo una actitud creciente y resignadamente permisiva respecto de conductas que, aun cuando pudieren ser "legales", pugnan contra la probidad, contribuyendo así a la formación y expansión de una verdadera cultura de tolerancia frente a la corrupción.
Lamentablemente todas estas variables se dan en nuestro país, donde además el riesgo para el corrupto de ser descubierto es bajo, el riesgo de que al ser descubierto pueda probarse que es corrupto es más bajo aún, y si se lograra todo ello el costo que deberá pagar será insignificante frente al beneficio que puede llegar a obtener.
¿Y por qué no cambia esto? Simple, porque no ha habido ni hay voluntad política real. Y no la hay porque el problema no se da en el ámbito del ciudadano de a pie, sino que en el ámbito de quienes tienen el poder de tomar las decisiones, es decir, en el círculo de quienes tienen la solución en sus manos.
"Gato por liebre"
Por eso nada cambiará, entre otros factores, si la ciudadanía no escoge bien a quienes les da el poder de representación en la elaboración de las leyes que son imprescindibles para terminar de una vez por todas con este flagelo. Dicho de otra forma, una vez más tratarán de pasarle gato por liebre, con candidatos que gritando al viento que son "chilotes", o que han "ayudado a las pymes" o "a los trabajadores" -que dicho sea de paso se trata de "ayudas" con su propia plata proveniente de los impuestos-, no le dirán que en realidad son operadores políticos del actual Gobierno de Sebastián Piñera, que responden a intereses distintos a los suyos, y que son los intereses de quienes no han querido cambiar las cosas.
Es más, algunos ni siquiera renunciaron a sus cargos públicos de jefatura, lo que abre la puerta a un posible y evidente conflicto de intereses vinculado, entre otros, al financiamiento de sus campañas mientras siguen siendo titulares de dichos cargos, lo que no se subsana con permisos sin goce de sueldo u otros, ya que estos no eliminan ni mutan su calidad de funcionario público y de autoridad regional.
Para la Real Academia Española la corrupción es, en las organizaciones públicas, la práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho propio. No parece ser un concepto muy alejado de lo que vemos más seguido de lo que quisiéramos.
Chile, nuestra región y nuestras familias necesitamos personas a quienes podamos de verdad confiar que enfrentarán la corrupción sin miedo, sin compromisos y sin mirar de quien se trata. La igualdad de oportunidades, el mérito y el esfuerzo como motor del desarrollo personal, el destierro de los abusos y privilegios, el progreso de cada barrio y sector rural de nuestra región y la búsqueda de una mejor calidad de vida para usted y su familia, dependen de ello.
"El mal denominado 'estallido social' en gran medida tuvo su causa en los escándalos de corrupción que hemos conocido en el último tiempo, y que pueden subsumirse dentro de los conceptos de "abusos" y "privilegios" que justificaron lo sucedido a partir del 18 de octubre de 2019. Su hábitat ideal es la falta de información, de transparencia y una precaria capacidad estatal de control preventivo y represivo, a lo que se suma la normalización de los actos de corrupción".
Marcos Emilfork Konow, abogado y candidato a diputado por el distrito 26 de Chile Podemos Más