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Moreira: "Necesitamos que el próximo Presidente siga fijando la mirada en Chiloé y no renuncie a entregar más oportunidades"

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A menos de un mes de las elecciones que definirán al próximo Presidente del país junto con nuevos parlamentarios y consejeros regionales, el senador Iván Moreira (UDI) analizó el actual escenario electoral, estableciendo la importancia de los comicios de noviembre y confiando en que la participación ciudadana mejorará respecto a los procesos anteriores.

El político que se repostula planteó algunos de los desafíos que tendrá el próximo Gobierno, determinando que el mejoramiento de las pensiones será una de las urgencias que la nueva administración deberá asumir.

-¿Cómo vislumbra las próximas elecciones presidenciales?

-Nuestro país está en un momento crucial de su historia, ya que elegiremos entre dos caminos: uno de las libertades, con cambios sociales, sensatez y tolerancia cero a la violencia que representa Sebastián Sichel, y otro, que representa Boric, que es el candidato del Partido Comunista y que limita libertades, normaliza la violencia y la delincuencia y que parece no importarle la economía ni la clase media.

-¿Cuáles serán los desafíos de la próxima administración?

-Es fundamental que el nuevo Gobierno fije como prioridad el mejoramiento de las pensiones, con soluciones que sean viables en el largo plazo y no con anuncios engañosos que terminan generando mayor malestar en la ciudadanía. Es urgente que la nueva administración pueda entregar certezas en cuanto a la propiedad de los fondos de pensiones, desechando los proyectos que buscan nacionalizarlos, expropiarlos. Por cierto, necesitamos que el próximo Presidente siga fijando la mirada en Chiloé y se continúe avanzando en equiparar la cancha. Se han logrado cosas en estos últimos años, pero aún queda un largo camino por recorrer y esperamos que quien gobierne no renuncie a entregar más oportunidades a Chiloé.

-¿Hay preocupación por la cantidad de personas que decidan ir a votar ese día?

-Tenemos buenas expectativas, ya que, más pronto que tarde, la ciudadanía ha entendido la importancia de participar de los procesos eleccionarios. Es verdad que la participación aún es baja, pero paulatinamente ha aumentado y esperamos que esta no sea la excepción, dada la importancia de lo que se definirá en las urnas. Siempre he sido un defensor del voto voluntario, ya que creemos en la libertad de los chilenos y en la necesidad de que los candidatos podamos convocar a la ciudadanía con ideas y propuestas y no obligarlos por ley, por eso creemos que en esta elección mejorará la participación con relación a las anteriores.

-¿Cómo ha sido su despliegue territorial en Chiloé?

-La mejor campaña que podemos realizar es la que ya está hecha. Durante todos estos años hemos trabajado por la provincia realizando gestiones y legislando siempre con la mirada puesta en Chiloé. En ese sentido, hemos recibido todo el cariño de la gente que confía en nuestro trabajo, con seriedad, honestidad y sabiendo que no nos olvidamos de ellos.

-¿Cuáles son sus lineamientos para diferenciarse de las demás candidaturas?

-Creo que el elemento que más valora la gente tiene que ver con el ir de frente siempre, con decir la verdad, aunque duela, y con no abandonar a la gente. Durante todos estos años los vecinos de muchos sectores nos han manifestado su respaldo por estar siempre ahí, por dar la cara y no esconderse cuando la situación es difícil, creo que eso es un gran elemento y que nos motiva a seguir trabajando por Chiloé y toda la Región de Los Lagos.

columna de opinión vale

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No todo

C hile está en crisis. Los últimos años hemos visto caer la imagen institucional, política, social y económica de nuestro país. ¿Los responsables? Sería muy cómodo señalar con el dedo al Gobierno de turno; sin embargo, en cierta medida todos y todas hemos contribuido con el deterioro que estamos presenciando. En alguna parte de nuestra historia, los chilenos nos sentamos a esperar que las cosas sucedieran, porque creímos que ese era el rol que nos correspondía.

Hoy, con más acceso a las comunicaciones, a las fuentes de información, incluso con mayor nivel de escolaridad y conocimiento, se ha comenzado a abrir una caja de pandora muy propia de los países más desarrollados. Esto es positivo, qué duda cabe, salvo por las consecuencias que han venido aparejadas y que, al contrario de lo que muchos pensábamos, han ido en incremento como, por ejemplo, la violencia.

No me refiero únicamente a la violencia en las calles, a las protestas o manifestaciones como las que se han suscitado en el marco del estallido social o la conmemoración del mismo; me refiero a cómo nuestra sociedad ha ido disminuyendo sus niveles de tolerancia y, por consiguiente, violentándose a sí misma, llevando consigo espacios públicos y privados, pero lo más importante: dañando profundamente la sensación de seguridad de la población.

No se trata de responsabilizar a un grupo de personas que cometen desmanes, sino de preguntarnos ¿qué hizo que esas personas lleguen a ese punto de insatisfacción, rabia, impotencia y frustración para reaccionar con agresión frente a situaciones que se escapan de sus manos? Lo vemos en televisión, en redes sociales, en las diferentes ciudades del país, es más, lo vemos en nuestros entornos familiares. Parece ser que existe una necesidad de validar el pensamiento a través de la violencia, la mayoría de las veces, desmedida.

escenario

Más allá de las diferentes opiniones que podamos tener cada uno, hay situaciones que se han vuelto insostenibles. Lo que pasa en La Araucanía es una de ellas, lo que ha sucedido esta semana en diferentes regiones del país en el contexto de una conmemoración pacífica, es otro gran ejemplo, pero lo que más ha llamado la atención es la destrucción malintencionada de espacios que representan oportunidades de superación para miles de jóvenes, hablo del incendio de un campus de la Universidad de Concepción cometido por encapuchados según ha trascendido en prensa.

Los actos de violencia, aquellos que afectan a las personas más vulnerables o aquellos se cometen amparados en el anonimato, deben ser condenados siempre, vengan de donde vengan, y en esto creo que el discurso por parte de las autoridades de distintas tendencias políticas ha estado al debe. No es posible que sigan sucediendo episodios como los descritos frente a los ojos de todos nosotros y con absoluta impunidad. Las respuestas que esperamos serán el fruto de una transición pactada en paz, donde prevalezca el entendimiento y el respeto irrestricto por la diversidad de pensamientos, no a través de la violencia, amenazas o ataques armados.

En tiempos donde algunos se sienten dueños de la verdad, es momento de levantar la voz en pro del diálogo, pero por sobre todo en pos del bienestar de un país que viene conteniendo el impacto de sus procesos de desarrollo con una marcada desigualdad.

"Los actos de violencia, aquellos que afectan a las personas más vulnerables o se cometen amparados en el anonimato, deben ser condenados siempre, vengan de donde vengan, y en esto creo que el discurso por parte de las autoridades de distintas tendencias políticas ha estado al debe. No es posible que sigan sucediendo episodios como los descritos frente a los ojos de todos nosotros y con absoluta impunidad. Las respuestas que esperamos serán el fruto de una transición pactada en paz, donde prevalezca el entendimiento y el respeto irrestricto por la diversidad de pensamientos".

Carlos Gómez Miranda, alcalde de Ancud