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¿Es infección urinaria o vejiga hiperactiva? Sepa diferenciarlas

Ambas tienen alta prevalencia y sus síntomas son similares. Sin embargo, estas afecciones se tratan de formas distintas.
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Natividad Espinoza R. - Medios Regionales

Una afección bastante común entre las mujeres, sobre todo en época estival -con el uso de piscinas y trajes de baño por períodos prolongados- es, sin duda, la infección urinaria. Sin embargo, en ocasiones sus síntomas se confunden con los de un problema totalmente distinto y que debe tratarse de otra forma: el síndrome de vejiga hiperactiva.

De acuerdo con la Clínica Mayo, tal como la infección urinaria, la vejiga hiperactiva -que produce contracciones involuntarias de los músculos de la vejiga- es mucho más común entre las mujeres.

Respecto de las diferencias entre ambas afecciones, Rodrigo Guzmán, ginecólogo experto en piso pélvico de la Clínica Alemana, dijo a este medio que si bien la vejiga hiperactiva y la infección urinaria tienen en común el surgimiento de una necesidad repentina de orinar, además de un aumento de la frecuencia de las idas al baño, la primera no produce dolor, mientras que la otra sí.

Asimismo, las personas con el síndrome de vejiga hiperactiva no ven cambios en el color ni el olor de su orina, cosa que sí puede ocurrir cuando se está cursando una infección urinaria, tal como la aparición de fiebre.

Sobre la prevalencia de la vejiga hiperactiva, el médico sostuvo que a nivel mundial alcanza entre un 10% y un 15%, mientras que estudios internacionales estiman que entre un 40% y un 50% de las mujeres tendrá alguna vez una infección urinaria.

¿cómo se trata?

Guzmán aseguró que lo normal es ir a orinar máximo ocho veces al día, por lo que una frecuencia mayor podría ser indicador de infección urinaria, vejiga hiperactiva u otro problema. Además, acotó el ginecólogo, "uno no debería despertarse para ir al baño en la noche más de una vez, máximo dos".

"Si se despierta más de dos veces en la noche para orinar también se considera uno de los síntomas y además los síntomas de vejiga hiperactiva pueden o no estar acompañados de incontinencia de orina. No es que sea incontinencia urinaria pero sí se asocia", agregó.

En general, la vejiga hiperactiva es un síndrome que se maneja con los hábitos.

"Claramente la cantidad de líquido que uno ingiere y la calidad del líquido afecta las veces en que uno va al baño. Por lo tanto, uno debe controlar primero la ingesta de líquido. Es muy importante tomar agua, una buena cantidad de agua. No excesiva ni tampoco poca. No menos de un litro ni más de dos litros de agua al día, salvo que uno sea un deportista que requiera mucho líquido", explicó el médico.

Por otra parte, es importante controlar el tipo de líquidos que se ingieren: "Hay ciertos irritantes vesicales clásicos que uno tiene que tratar de sacar de la dieta, como el café, el té rojo, el té negro, el mate y, por supuesto, el alcohol. Este último es uno de los principales irritantes vesicales que puede aumentar la frecuencia con que uno vaya al baño y con frecuencia", aseguró Guzmán, quien también sugirió evitar el cigarro y las comidas picantes.

"También existe la opción de reestructurar la forma en que uno va a orinar y ahí se puede hacer una reeducación vesical mediante micciones cronometradas, controladas. Hay técnicas que se le pueden enseñar al paciente, como decirle que, por ejemplo, cuando le den deseos de orinar se aguante, se rasque la mano para distraer la atención del cerebro en la vejiga", añadió.

Otra práctica que puede ser de ayuda son los ejercicios de piso pélvico, aunque también hay pacientes que necesitan manejos más avanzados, como el uso de fármacos antimuscarínicos, que evitan la contracción de la vejiga en forma involuntaria.

"Si se despierta más de dos veces en la noche para orinar también se considera uno de los síntomas".

Rodrigo Guzmán,, ginecólogo.

63,8% de objetores de conciencia frente al aborto son mujeres

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Resultados preliminares del proyecto Fondecyt Regular 2020 revelaron que el 63,8% de los objetores de conciencia frente al aborto en tres causales son mujeres.

La profesional Adela Montero, directora del Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral del Adolescente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, y quien encabeza el sondeo, indaga acerca de las barreras que deben enfrentar las mujeres que requieren interrupción voluntaria del embarazo por tres causales.

Montero explicó que, como parte del proyecto, recabaron información tanto en el Ministerio de Salud como en solicitud directa a instituciones de salud pública.

"La literatura dice que en la implementación de la ley la objeción de conciencia es la principal barrera con la que se enfrentan las usuarias. Obtuvimos información de 57 hospitales públicos, con un total de 4.378 funcionarios que podrían objetar en conciencia, pues la ley permite que lo haga el médico requerido para hacer el procedimiento y el personal sanitario que se desempeñe en pabellón", dijo.

Para ese total de contratados, el 12,7% objeta en la primera causal, como es peligro de vida de la madre; el 17% en la segunda, sobre inviabilidad fetal de carácter letal, y un 25,7% en la tercera, es decir, embarazo por violación. Si solo se analizan los datos de los profesionales ginecobstetras, el 19% objeta en la primera causal, el 27,6% en la segunda y el 49% en la tercera".

Lo llamativo, añadió, es que del total de objetores el 63,8% son mujeres. "Entre los médicos ginecobstetras, el 38% son mujeres y el 62% hombres, así como entre los anestesistas el 43% son mujeres y el 56% hombres. Es decir, los profesionales médicos corresponden en mayor proporción al género masculino. Pero esto cambia entre profesionales no médicos, porque allí el 88% son mujeres; y entre los técnicos de enfermería de nivel superior, el 95% son mujeres y solo el 4% hombres. Sin duda, hay profesiones más feminizadas; sin embargo, respecto del género, se podría esperar que en ellas hubiera menor proporción de objetores, pero los datos no permiten deducir eso".