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El delfín chileno será protagonista de una serie de cuentos digitales

Municipios chilotes y diversas entidades locales apoyan la iniciativa.
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Hace 20 años que un grupo de biólogas, biólogos y otros profesionales estudia al delfín chileno en las costas de la Patagonia chilena, una especie amenazada y única tanto en forma como en comportamiento. El equipo se dio cuenta que no solo los datos científicos recopilados son muy necesarios, sino también llegar con esta información a la comunidad. Así nace el proyecto "Navega con el delfín chileno", para crear un libro de cuentos digitales ilustrados que tendrá como objetivo principal difundir la existencia e importancia del único delfín endémico de Chile.

Marjorie Fuentes, bióloga marina y directora del proyecto, indicó que "estamos muy contentos de poder mostrar y ojalá motivar a niñas y niños a descubrir el mundo de las ciencias con ejemplos concretos, investigadoras e investigadores jóvenes y usando como protagonistas a especies locales". El libro de cuentos mostrará no solo características del delfín, su hábitat y amenazas, sino que resaltará el rol de las científicas en el trabajo de terreno en el mar.

Destaca dentro del proyecto, el componente inclusivo y de diferentes modos que se utilizarán para llegar especialmente a alumnos y profesores de cuarto y quinto año de educación básica. Además de la narración escrita y de audio de los cuentos ilustrados, se incorporarán animaciones, sonidos, fotografías de instrumentos reales y equipamiento que se usa para investigar. Todos los cuentos contarán con un video para visualizar la historia en lenguaje de señas.

"A través de los cuentos digitales de descarga gratuita, queremos llegar a muchos rincones de Chile, y en especial a la Isla de Chiloé, donde hemos realizado registros de delfines durante todos estos años", menciona Fuentes.

Para poder llegar a diversos establecimientos educacionales de Chile, el proyecto cuenta con el apoyo de 28 organizaciones tanto municipales, privadas y ONG, de Chiloé (Quellón, Quinchao, Queilen, Inío), Valdivia, Paillaco, Punta Arenas, Cahuil y Santiago.

Esta iniciativa se llevará a cabo hasta diciembre de 2022 por el equipo de la ONG Centro de Estudios para la Conservación de Ecosistemas Marinos -Yaqu Pacha Chile-, y es financiada por el programa de Ciencia Pública del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.

Entre los colaboradores de esta iniciativa están ONG Jauken, Achipec, Chiloé Protegido, Fundación Oceanósfera, ConexCiencia, Museo de Historia Natural de Río Seco, Ecoturismo Marino Quilun, WWF Chile, Centro Náutico Chiloé, Parque Tantauco, Departamento de Medio Ambiente de Quinchao, Facultad de Ciencias UACh, Municipalidad de Quellón, Corporación Municipal de Quinchao, Corporación Municipal de Queilen, Colegio Quellón, Escuela Rural de Inio, Escuela Kume Ruka Weketrumao y la Cámara de Turismo de Queilen, entre otras entidades.

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La gran

En agosto pasado, el Demre dio a conocer que más de 275 mil estudiantes se inscribieron para rendir la Prueba de Transición (PDT) en diciembre del 2021. Hace unos días, aquellos estudiantes recibieron sus puntajes y un dato positivo que se dio a conocer es que en comparación con los años anteriores, si se trata de resultados, hubo una disminución de la brecha entre quienes egresaron de establecimientos científico-humanistas y técnico-profesionales.

Una vez dada la prueba, lo clave ahora es que estos estudiantes se aprontan a tomar una de las decisiones más importantes que hayan tomado en sus vidas: la carrera que estudiarán.

Encontrar la vocación no es tarea fácil, en mi caso me decidí por ingeniería informática ya que veía un gran valor en poder estudiar algo que me diera la capacidad de crear cosas útiles para la sociedad y que además me entretuviera haciéndolo. Sin embargo, me imagino que muchos estudiantes como yo, ya saben qué quieren estudiar y han orientado todos sus esfuerzos en el último tiempo a lograrlo, mientras otros siguen pensando qué harán o incluso algunos tal vez decidan esperar un semestre más y mejorar sus opciones.

Independiente del resultado de cada uno de estos estudiantes en esta prueba, me parece que es importante reflexionar sobre cómo -desde la academia- estamos preparando a los estudiantes para tomar las decisiones que podrían marcar sus futuros, y -por sobre todo- cómo los estamos guiando para que esas decisiones tengan relación con la evolución de las tecnologías y, eventualmente, del mundo del trabajo.

Hace algunos meses, Elon Musk, CEO de empresas como Tesla, Starlink o SpaceX y 'Person of the year' de la Revista TIME - y una gran inspiración para mi - reflexionaba sobre este mismo tema en un seminario sobre Inteligencia Artificial (IA), lo que fue recogido por una enorme cantidad de medios alrededor del mundo.

Elon hablaba sobre cómo la IA va a modificar el trabajo cómo lo conocemos, y tal como en un capítulo de Los Simpsons - que siempre le dan en el clavo con sus predicciones -, esta tecnología hará desaparecer por completo, y en el corto plazo, trabajos que podrían ser ejecutados por máquinas, mientras que aquellos trabajos que requieren del contacto humano, perdurarían (al menos, por ahora).

Me pregunto, ¿cuánto de eso sabrán los jóvenes que hoy están decidiendo qué carreras estudiar? ¿Serán sus decisiones lo suficientemente informadas?

Creo que la encrucijada que esta generación enfrenta no es para nada menor. No sólo la decisión de qué carrera escoger a los 17 o 18 años de edad es tremendamente abrumadora, sino que, además, la deben tomar en un escenario de cambios y obsolescencia como pocas veces se ha visto.

Más allá del -a mi juicio- buen consejo de Musk de dedicarse a la ingeniería o a carreras de contacto humano, mi recomendación para los estudiantes que hoy deciden su futuro es hacerlo desde la pasión, por cierto, pero siempre con los pies puestos en la tierra y analizando sus posibilidades de contribuir a los problemas que el mundo enfrenta hoy. No solo deciden entre carreras que pronto quedarán sin campo laboral y otras que cosecharán éxitos, sino que además lo hacen en un mundo que necesita soluciones contundentes a los múltiples problemas que lo aquejan.

Sin duda, es una gran elección la que estos jóvenes deben tomar.

"Encontrar la vocación no es tarea fácil, en mi caso me decidí por ingeniería informática ya que veía un gran valor en poder estudiar algo que me diera la capacidad de crear cosas útiles para la sociedad y que además me entretuviera haciéndolo. Sin embargo, me imagino que muchos estudiantes como yo, ya saben qué quieren estudiar y han orientado todos sus esfuerzos en el último tiempo a lograrlo, mientras otros siguen pensando qué harán o incluso algunos tal vez decidan esperar un semestre más y mejorar sus opciones".

Cristian Tala, Emprendedor e Inversionista Ángel