Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Deportes
  • Servicios
  • Clasificados
  • Estrellas
[tendencias]

¿Cómo saber si sufre de meteorosensibilidad?

Si bien el verano se asocia a un buen estado de ánimo, hay quienes no lo pasan nada de bien en esta época. Cansancio, apatía e irritabilidad son síntomas de quienes son sensibles a los cambios en los parámetros meteorológicos.
E-mail Compartir

N. E. - Medios Regionales

Generalmente el verano se asocia a relajo, tranquilidad y a un buen estado de ánimo. Esto se explica porque una mayor exposición a la luz solar aumenta la secreción de serotonina y melatonina, que son hormonas asociadas, respectivamente, a la felicidad y al descanso.

Sin embargo, la época estival no es igual de grata para todos e incluso en algunos tiene el efecto contrario al mencionado. Cansancio, apatía, mal humor, mayor irritabilidad e incluso agresividad son algunos de los síntomas de quienes sufren meteorosensibilidad.

Una persona meteorosensible es alguien que experimenta cambios en su salud física o mental al producirse cambios en los parámetros meteorológicos, por lo que se la relaciona tanto con el calor como con el frío. Y es más, cifras globales estiman que afectaría a alrededor del 30% de la población.

Según la psicóloga de Psyalive Katherine Ferrada, la meteorosensibilidad ante las altas temperaturas afecta más a las personas maníacas, es decir, que pasan por estados elevados anormales de excitación, afecto y nivel energético. Asimismo, dijo la experta, la temporada estival es más compleja en este aspecto para las personas con problemas al corazón y para las que sufren migrañas.

"En invierno, en tanto, serían más proclives las personas depresivas a sufrir los efectos del cambio meteorológico", explicó Ferrada.

Por su parte, la química farmacéutica de Farmacias Ahumada Paula Molina sostuvo que los cambios de la presión atmosférica podrían desencadenar migrañas y las altas temperaturas dolor articular, especialmente en las personas que sufren de artritis o artrosis.

"A esto se le debe sumar que la población sigue con niveles elevados de ansiedad (producto de la pandemia) y los efectos físicos del calor, como una abundante sudoración, deshidratación, insomnio y fatiga, que afectan el descanso diario", aseguró.

¿cómo controlarla?

Ambas profesionales coincidieron en la importancia de saber si se es meteorosensible o se está pasando por un cuadro diferente, puesto que solo así se puede actuar en beneficio del propio bienestar.

Para lograrlo, Ferrada mencionó que, "primero, hay que estar pendientes a la sintomatología. Muchas veces hay varios indicadores a nivel físico. Hay personas, por ejemplo, que ante los cambios de temperatura o incluso en la humedad ambiental pueden sentir dolores musculares o articulares. También pueden sentir migrañas y en ambos casos se ve afectado de manera directa el estado de ánimo".

Si los síntomas se repiten con la llegada de la misma estación, se puede trabajar en la prevención.

"Al hacer actividad física generamos endorfinas, que producen sensación de bienestar. Además, podemos aumentar el consumo de alimentos verdes, sobre todo verde oscuro, como las acelgas y las espinacas, que contienen ácido fólico (que previene varias enfermedades). Los huevos, la leche y el pescado son altos en nutrientes que tienen triptófano, lo cual produce serotonina", manifestó la psicóloga.

"(Para prevenir) Podemos subir el consumo de acelgas y espinacas que contienen ácido fólico".

Katherine Ferrada, psicóloga.

Los árboles longevos son vitales para la adaptación de los bosques

E-mail Compartir

Un trabajo publicado en la revista Nature Plants revela que los árboles más antiguos son vitales para preservar la capacidad de adaptación de los bosques a largo plazo delante de un entorno ambiental en cambio constante.

El trabajo es obra del catedrático de biología de la Universidad de Barcelona Sergi Munné-Bosch, el director del Centro de Ciencia de los Árboles de The Morton Arboretum (EE. UU.) Chuk Cannon y el profesor de planificación y gestión del paisaje ecológico en la Universidad de Tuscia (Italia) Gianluca Piovesan.

Los autores remarcan que los árboles más longevos, que son menos del 1% de la población forestal, aportan una gran diversidad genética y biológica que es esencial en la población global de un bosque y son testimonios de una amplia gama de condiciones ambientales históricas.

Estos árboles pueden llegar a sobrevivir centenares o miles de años y "aportan beneficios inestimables al ecosistema forestal, proporcionando un hábitat para otras especies y capturando una cantidad muy elevada de carbono en comparación con árboles mucho más jóvenes", detalló Munné-Bosch.

Los autores del estudio señalan que la desforestación de los bosques naturales avanza progresivamente y la tasa de mortalidad global de los árboles sube a escala mundial, en parte a causa del cambio climático, por lo que su capacidad para lograr una larga longevidad es muy limitada.

Pese a la restauración forestal y plantación de árboles para mejorar hábitats, los arboles antiguos no se pueden recuperar ni regenerar sin que pasen muchos siglos.