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¿En qué estado se encuentra la Ruta de los Fuertes en Ancud?

Estas construcciones constituyen un testimonio imborrable del extenso proceso de colonización del llamado "Nuevo Mundo". Por un lado, aseguran que se están desarrollando las medidas de protección, mientras que por otro se insiste en una intervención.
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César Cárdenas Ruiz

La cultura chilota ha sido motivo de admiración a lo largo de su historia, por su geografía, sus mitos y sus leyendas. Sin embargo, uno de los elementos que más trasciende es su patrimonio arquitectónico, casi siempre relacionado a sus iglesias y viviendas palafíticas.

Pero no es justo dejar de lado también, a un tipo edificatorio que durante los años no ha sido suficientemente investigado y menos protegido. Hablamos de las fortificaciones defensivas españolas, estructuras en la mayoría de los casos localizadas en lugares de difícil acceso y sometidas a los rigores del clima.

De aquellas fortificaciones hispanas subsisten unas cuantas ruinas principalmente en la comuna de Ancud y sus alrededores, que bien merece la pena rescatar del olvido y el abandono. Y es precisamente este último punto el cual es necesario recalcar. El paso de los años, el poco cuidado de la comunidad en ciertos momentos, y las inclemencias meteorológicas que azotan al territorio insular, van deteriorando constantemente estas zonas de alto interés turístico, por lo que el trabajo de las entidades encargadas del tema debe ser constante.

La gran vulnerabilidad por falta de protección y su alta obsolescencia material y funcional, han convertido a muchos de estos fuertes en plazas y sitios eriazos, o han sido víctimas de hechos vandálicos, como es el caso del Fuerte San Carlos (conocido como Polvorín) y el San Antonio, ambos en la ciudad del Pudeto.

Otros han sido reinstalados en zonas urbanas y hasta en bases de la Armada. Mientras que algunos como la cantera de Yuste, de donde se obtenía la piedra cancagua para las construcciones, fueron adquiridos por particulares. No obstante, están algunos emblemáticos como el Fuerte Ahui (o Agüi), que fue incluido en un plan futuro de puesta en valor.

Desde el municipio ancuditano, el encargado de la Oficina de Turismo, Nicolás Olave, se refirió a la actualidad de la 'Ruta de las Fortificaciones'.

"Los fuertes actualmente están todos funcionando, estamos hablando de Ahui, Chaicura y Balcacura, nosotros mantenemos personal todo el año que se encarga de atender a la gente, darle información turística, guiarlos en parte por el lugar, anotarlos, y hacer mantenciones. En Ahui mantenemos cuatro personas, en Chaicura y Balcacura mantenemos dos también en cada uno", aclaró.

Sumó el funcionario municipal que "hemos recibido mucha gente, todos muy responsables, están contentos con el lugar, les gusta la naturaleza. También está el Fuerte San Antonio en la ciudad, funcionando también, ahí se mantiene personal de la Dirección de Medio Ambiente, Aseo y Ornato que se encarga de limpiar el lugar, mantenerlo".

Cuidado

Con ello, el profesional descartó que exista abandono hacia estos lugares. "Están bien cuidados (los fuertes), están llegando visitantes que tienen una muy buena experiencia en los fuertes de la península (de Lacuy), en el Fuerte San Antonio es diferente; es diferente lo que puedes vivir en cada fuerte, por eso es importante conocerlos todos. Estamos avanzando cada vez más, en un futuro no muy lejano nosotros pretendemos tener la administración de estos lugares", argumentó.

La condición de riesgo se plantea a partir de las vulnerabilidades propias de las condiciones constructivas, del abandono y la falta de una política de valoración socio-cultural, y por otra parte, las amenazas tanto ambientales como urbanas.

En este sentido, las acciones que pueda realizar la autoridad resultan fundamentales a la hora de devolverle la importancia que requiere cada una de estas edificaciones, incorporándolas a un itinerario turístico que las ponga en valor.

"Hemos analizado tantas veces el tema de las fortificaciones de Chiloé y Ancud en particular, pero lamentablemente volvemos al punto de partida, o sea nada, quedó trunco el plan denominado Diagnóstico de Fortificaciones, que lideró la dirección de Arquitectura del MOP (Ministerio de Obras Públicas) que junto con desarrollar el estudio acabado de las mismas, entregaba la fórmula de mantención y administración de esas instalaciones", comentó José Luis Ramírez, gestor cultural ancuditano, quien estuvo a cargo de la Corporación Cultural de Ancud, en la pasada administración municipal.

Dentro de esta misma línea ,la fuente añadió que "ahora bien, todos esos antecedentes fueron puestos a disposición del municipio ancuditano, optándose en el 2016 por la ampliación de las labores de la Corporación Cultural Municipal de Ancud, lo que significaba el inyectar mayores recursos a la misma, ya sea vía municipalidad, proyectos varios o los fondos de mitigación contenidos en la construcción del Puente Chacao, los que aún no han sido definidos y que seguimos a la espera".

Junto con esto, Ramírez enfatizó que "estamos próximos a cumplir los 200 años de la anexión de Chiloé al territorio chileno y probablemente esta sea la oportunidad de poner en valor ese invaluable patrimonio, en un plan robusto y real, ajeno a la contingencia política u oportunismo electoral, de tal manera que la intervención de las instalaciones se haga con pertinencia y pertenencia, concurriendo allí también mejoras en los acceso terrestres y marítimos. No podemos quedarnos en actividades ocasionales o producciones gráficas u audiovisuales que no responden a la historia y menos al origen del problema".

Historia

Estas estructuras son vestigios históricos de la fortaleza casi inexpugnable que, junto a las baterías (serie de cañones) de Chacao y dos fuertes en Ancud, conformaban el sistema defensivo de la corona española en la zona, que protegió férreamente el que fue su último reducto en Chile.

Felipe Montiel, ex funcionario del Consejo de Monumentos Nacionales, y quien conoce de sobre manera la temática, sostuvo que "los fuertes en el último tiempo han tenido algunas inversiones; sin embargo, hay que mejorar mucho más, yo creo que eso es importante señalarlo, pero también es cierto decir que es un atractivo turístico muy potente las fortificaciones españolas de la Península de Lacuy en Ancud".

Adhirió el historiador que "todo el sistema defensivo de Chiloé es un atractivo para el turismo y para conocer una parte de la historia de Chiloé, tanto Ahui, Chaicura y Balcacura, como San Antonio y las otras fortificaciones, aunque no tienen elementos a la vista, si están los lugares donde están ubicados".

Los actos de vandalismo en el Fuerte San Antonio en mayo de 2021, pusieron en discusión lo expuesto que se encuentra este histórico lugar ante situaciones de este tipo. Una escasa seguridad ha sido uno de los principales problemas dejados en evidencia.

En aquella ocasión, desconocidos realizaron una serie de rayados que afectaron principalmente a los cañones y al monolito que recuerda la anexión de Chiloé al territorio continental, ocurrido en 1826. También fueron pintados con espray los antiguos murallones de Cancagua que rodean a la fortificación española, única de su tipo emplazada en el sector urbano de la ciudad (calle Lord Cochrane con San Antonio).

De acuerdo a los libros, el Fuerte San Antonio, también conocido como Batería de San Antonio, fue una fortificación militar que data de tiempos de la colonia española. Desde 1767, cuando Chiloé pasa a depender directamente del Virreinato del Perú, se inicia la construcción de una serie de fortificaciones con el objetivo de proteger el borde costero de la amenaza de piratas y de otras potencias extranjeras. Es en este contexto que se funda el Fuerte de San Carlos, núcleo de la futura ciudad de Ancud, y las baterías marítimas de Poquillihue, El Muelle (o El Carmen), Campo Santo y Tecque.

Gobierno

Lo anterior cobra cierta relevancia, puesto que ha existido cierta equivocación referente a la verdadera categorización de este sitio. A modo de resumen, y tal como hacía mención el profesor José Ulloa, aquí aparece el Fuerte San Carlos, también conocido como Polvorín, recinto que es parte de la red de fortificaciones iniciada en Bahía Lacuy en 1768, con el propósito de asegurar el tránsito de las naves de comercio de las colonias de España en América.

A diferencia del San Antonio, este espacio ubicado en calle Baquedano, está catalogado como Monumentos Histórico por parte del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN).

"Efectivamente este lugar está amparado y está declarado como Monumento Arqueológico; en ese sentido, dentro del plano regulador que tiene la comuna de Ancud está declarado como Sitio de Interés Histórico, y es por esa razón que el municipio ha tomado en cierto sentido la administración de este Monumento Histórico, entonces ahí está esta nebulosa", explicaba el 2021 Jorge Moreno, seremi de Bienes Nacionales.

Al mismo tiempo, el personero señalaba que "de partida nosotros no tenemos la administración de este inmueble, también porque está dentro de la línea de los 80 metros que administra la Armada, entonces ahí tenemos dos interesados en la administración, la Armada y la municipalidad, que a través de su plan regulador lo ha declarado como Sitio de Interés Histórico".