Estudio: bosques nativos chilotes son reservorios valiosos de la lluvia estival
La investigación fue realizada en la Estación Biológica Senda Darwin, en Ancud. Demostró la importancia de estas áreas para enfrentar las anomalías en las precipitaciones producto del cambio climático y la consecuente crisis hídrica.
Un estudio realizado por un equipo del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) generó una serie de datos inéditos en el país, que demostró una mayor intercepción de la lluvia durante la temporada primavera-verano en comparación con eventos similares en otoño-invierno. Una investigación realizada en la Estación Biológica Senda Darwin, en Ancud que reflejó la importancia de los bosques nativos para enfrentar las anomalías en las precipitaciones producto del cambio climático.
Para llegar a los resultados, se registraron 35 eventos lluviosos distribuidos entre abril de 2019 y enero de 2021, donde se buscó entender cómo se distribuye el agua lluvia una vez que ingresa al bosque en las diferentes estaciones del año.
Así lo explicó el ecohidrólogo Cristián Frene, líder del grupo de expertos a cargo del estudio, añadiendo que "cuando estamos en verano y llueve, la proporción de la precipitación interceptada aumenta a un 40%, quedando un 60% de agua almacenada en los suelos de este tipo de bosques. Si en los veranos llueve menos, esto podría provocar una disminución en el ingreso de agua al suelo del bosque, donde se almacena, provocando menos salida de agua hacia los esteros y napas subterráneas".
Importancia
El estudio fue publicado en la revista especializada Frontiers in Forests and Globlal Change, donde se revela la importancia de los bosques nativos renovales localizados en zonas templadas en un contexto de cambio climático, considerando que las predicciones de los modelos climáticos para esta zona indican un aumento de las temperaturas y una disminución en un 30% de las precipitaciones de verano.
"Cuando se considera este dato anual, nuestros resultados son similares a los encontrados en los bosques templados de otras partes del mundo, pero cuando se analizan las estaciones del año por separado, vemos resultados más interesantes", explicó el director de la red de sitios de estudio socio-ecológicos de largo plazo (Ltser-Chile).
Los bosques renovales son producto de zonas en donde los árboles antiguos han sido talados, quedando solo los ejemplares jóvenes (bosques degradados) o también pueden ser áreas totalmente deforestadas y transformadas en pastizal o matorral, que después de su abandono vuelven a crecer con especies arbóreas.
Producto de los procesos de degradación y deforestación del bosque nativo, este tipo de zonas con dominancia de árboles jóvenes o renovales, en particular aquellos dominados por las especies siempreverdes de coigüe y canelo, son los que representan la mayor cobertura de los bosques nativos que aún quedan en el archipiélago de Chiloé.
"No sabíamos cómo este tipo de bosque regula el movimiento del agua de lluvia, entonces instalamos una serie de instrumentos científicos que nos permitieron cuantificar la cantidad de agua que ingresa al bosque y escurre a través de las ramas y troncos de los árboles, y aquella que atraviesa la copa de los árboles como precipitación directa. Con estos datos logramos estimar la proporción del agua de lluvia que es atrapada en las copas de los árboles y se evapora, denominada intercepción, la cual anualmente corresponde al 33%", acotó Frene.
Por su parte, la doctora Mariela Núñez, directora de la Estación Biológica Senda Darwin y coautora del artículo, señaló que en los 22 años de registros climáticos de la institución ubicada en el norte de la Isla, "muestran una disminución de las precipitaciones de verano, lo que, sumado a la degradación y deforestación de los bosques nativos antiguos, están desencadenando una grave crisis hídrica estival que impacta a las comunidades locales".
Estructura
Argumentó la ecóloga la importancia de los bosques nativos antiguos, los cuales presentan una alta diversidad de especies, una estructura compleja y una mayor variedad de funciones ecosistémicas, como la regulación del ciclo hidrológico, más capacidad de almacenamiento de carbono, entre otras, otorgando una amplia gama de beneficios a la sociedad.
"Lamentablemente, este tipo de bosques nativos antiguos han sido transformados a estos bosques jóvenes o renovales, que pierden una serie de atributos, presentan menos diversidad de especies, son más simples y homogéneos en términos estructurales. A nivel de paisaje es el tipo de bosque más común y es por esto que nos interesa entender su funcionamiento en términos de cuánta agua son capaces de retener y de esta forma comprender su valor más allá de la biomasa que proveen actualmente para leña", mencionó Núñez.
Así también, la experta enfatizó en que "si bien ya hemos perdido una gran proporción de los bosques nativos antiguos y hoy se continúan destruyendo los bosques renovales para suplir el consumo de leña a nivel local, estamos a tiempo de que se considere en la toma de decisiones los resultados de nuestras investigaciones, que muestran el gran valor de estos ecosistemas y la necesidad de detener su degradación, de esta forma no seguir agudizando los impactos de la crisis climática".