Vicente Cifuentes: "Un artista es, en gran parte, la opinión que tiene sobre las cosas"
Ganador de la competencia internacional del Festival de Viña 2020, y cultor de una fusión musical de bachata y trova chilena que lo llevó a tocar con figuras como Juan Luis Guerra y Gipsy Kings, el cantautor dará este viernes un recital.
Rodrigo Castillo R.
Fogueado en diversos escenarios, tanto dentro como fuera de Chile, y ganador de la competencia internacional en el Festival de Viña del Mar 2020, Vicente Cifuentes ya está posicionado como un digno continuador del movimiento local de trova moderna. Por eso mismo sorprende saber que, a pesar de toda su experiencia, el cantautor nacido en Chillán espera con gran nerviosismo su recital de este viernes 25 de marzo, en el Teatro Nescafé de las Artes.
"Por supuesto que da mucho nervio, porque lo del Nescafé será nuestro primer show grande en Santiago, nuestra primera actividad de gran envergadura en la capital, autoconvocada y gestionada por nosotros mismos. Este concierto era uno de los proyectos que teníamos contemplados para 2020, y que quedaron congelados por la pandemia. Ese año también queríamos publicar en Chile las grabaciones que hicimos en México en 2018, y recién logramos concretar eso a fines de 2021. Así que estamos retomando todos esos planes donde los dejamos", explica el joven músico, quien ya ha tocado junto a figuras tan relevantes, a nivel internacional, como Juan Luis Guerra y Gipsy Kings.
"El show del viernes será un espectáculo de larga duración, cerca de una hora y 45 minutos, con invitados especiales, una banda muy numerosa y un gran trabajo de luces, así que es un proyecto que implica mucho esfuerzo y creatividad. Sabemos que hasta ahora la venta de entradas va super bien, y de hecho ya quedan pocos boletos, porque además, por la situación sanitaria, el teatro solo puede usar la mitad del aforo. Puede que finalmente el teatro decidan liberar más localidades, pero en estos tiempos todo está tan inestable, que yo prefiero ni preguntar", confiesa.
Cifuentes, como bien saben sus seguidores, posee un estilo músical propio que él mismo define como fruto de "un sicretismo cultural bastante singular". Su propuesta contiene ritmos de bachata mezclados con elementos de folclor chileno contemporáneo, y tan curiosa fusión, claro, es una consecuencia natural del largo periodo que pasó viviendo en República Dominicana junto a sus padres. Fue allá donde empezó a escribir sus primeras canciones, cuando tenía entre 16 y 17 años, y fue en esas tierras donde también decidió que iba a dedicarse al arte en forma profesional y que, en realidad, ya no tenía tiempo para seguir con su educación escolar.
"Yo no terminé el colegio, así que se puede decir que, legalmente, solo tengo hasta octavo básico. Mis papás esperaban que todo esto de la música fuera una fase y confiaban en que se me iba a pasar, pero esa fase continúa hasta hoy. Mi papá, en particular, es una persona muy conservadora, pero gracias a él y a mi mamá pude vivir siempre rodeado de mucha música del mundo. Igual asistí al Conservatorio allá en República Dominicana, pero creo que el mayor aprendizaje se hace fuera del mundo académico, cuando una busca las raíces populares de la música, como cuando vas al campo cerca de Chillán y escuchas a tantos señores y señoras que hacen música con guitarra de palo", relata.
-Por tu perfil como artista, cuesta imaginar que hayas tenido una gran ambición por ganar el Festival de Viña.
-En realidad no la tenía. Lo que pasa es que, cuando en Chile te dedicas seriamente a la música, a lo largo del año hay una serie de cosas que tienes que hacer. Son conductos regulares dentro del proceso ejecutivo de un proyecto: tienes que postular al Fondart, postular al premio Pulsar, y si sacaste un disco o un video, tienes que postular al Grammy Latino y al Festival de Viña. Recuerdo que yo mismo fui Canal 13 a dejar el sobre con mi canción. Eso fue en invierno, y en diciembre me llamaron para ir a la competencia.
-En Viña 2020, además, te la jugaste por tu opción política y manifestaste sobre el escenario tu apoyo a la revuelta social iniciada en octubre de 2019.
-Sí, yo creo que un artista es, en gran parte, la opinión que tiene sobre las cosas, y en ese momento era muy necesario opinar sobre lo que estaba pasando: los traumas oculares, la represión en las calles de Santiago y de Chile. Entonces no podíamos ser ajenos a eso, mi consciencia no habría estado tranquila. Creo que el estallido mostró que en Chile había mucha gente que estaba viviendo en una zona de confort, encerrados en la burbuja de Vitacura o de Providencia, sin ver toda la pobreza y la necesidad que hay en nuestro país. El estallido nos restregó en la cara todas las injusticias que estaban ocurriendo. Fue como una cachetada de realidad.
"El estallido nos restregó en la cara todas las injusticias que estaban ocurriendo. Fue como una cachetada de realidad".
"No terminé el colegio (...) Mis papás esperaban que todo esto de la música fuera una fase y confiaban en que se me iba a pasar".