Nueva Constitución: sin Dios ni patria
Sin banderas chilenas ni el escudo nacional, ni mucho menos con la entonación del himno patrio fue la ceremonia en que el borrador del texto constitucional se entregó a las comisiones de Armonización, Normas Transitorias y Preámbulo. Para algunos podrá parecer meramente una frivolidad la falta de elementos distintivos, pero lo cierto es que su omisión no es antojadiza y evidencia las perversas intenciones de la propuesta constitucional.
Seguramente usted escuchó al inicio de este proceso que se hablaba de que esta nueva Constitución sería "la casa de todos" y que la nueva carta magna será un punto de encuentro entre los chilenos, por lo que no es meramente un capricho dejar fuera de esta ceremonia precisamente a los elementos más identitarios de nuestro país y que tanto orgullo generan.
Cuando la nueva Constitución abre la puerta a la emancipación de movimientos independentistas, destruyendo el Estado unitario y propiciando la excesiva autonomía, no es de extrañar que se opte por prescindir de los elementos patrios, ya que con el nuevo texto constitucional no serán relevantes.
De los 499 artículos que tiene el borrador, las alusiones a "Chile", "chileno", "nación" o "patria" son infinitamente menores a las veces en que se nombran a los pueblos o naciones indígenas, lo que evidencia el espíritu fragmentario e indigenista de este texto constitucional. Es más, la portada de este borrador es una bandera chilena completamente dividida, que solo evidencia el sentido de este proceso constituyente.
De lo bueno, muy poco, y lo que falta por hacer no cambiará el corazón de esta propuesta constitucional. La suerte está echada y es ahora la ciudadanía (sin los políticos) que el 4 de septiembre tendrá la última palabra para decidir el devenir de nuestro país.