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Usarán las mascarillas desechadas en malls para fabricar utensilios plásticos

Iniciativa reciclará barbijos en cuatro centros y los someterá a proceso para crear desde bandejas hasta maceteros.
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Diego Gotelli C.

Solo cinco horas tardaron los clientes de un mall de Concepción en repletar un contenedor de mascarillas usadas, que fue instalado en el recinto como parte de un proyecto que busca reutilizar los barbijos desechados en Chile convirtiéndolos en utensilios plásticos.

La campaña es liderada por la Universidad de Concepción, que suscribió un convenio con Grupo Marina para recolectar en cuatro de sus centros comerciales los cubrebocas que los clientes hayan dejado de utilizar, a fin de darles una segunda vida útil.

Para lograrlo, la semana pasada se habilitaron contenedores en distintos puntos del Mall Curicó, del mall Centro Concepción, del mall Marina, y del Mall Barrio Independencia, los que en cosa de horas recepcionaron decenas de mascarillas que serán procesados y reconvertidos en elementos requeridos en los recintos. Preliminarmente se estudia la idea de fabricar con ellos bandejas para los patios de comida.

"El planeta necesita un cambio y todos debemos ser parte de la acción. Buscarle una segunda vida a los cientos de mascarillas que usamos a diario es un aporte para cuidar el lugar donde vivimos", comenta Carla Ratto, gerenta de marketing del holding.

Los desechos recolectados en los centros comerciales serán trabajados por la Unidad de Desarrollo Tecnológico (UDT) de la universidad penquista, centro de innovación que desde el año pasado se ha dedicado a reconvertir los barbijos usados en diversas ciudades del país.

Carla Pérez, jefa del proyecto de reciclaje de mascarillas de la UDT, cuenta que a la fecha ya han reciclado más de 2 millones de tapabocas, fruto de la recolección de casi 10 millones de toneladas de barbijos usados.

La transformación

La investigación sobre la reutilización de mascarillas comenzó apenas iniciada la pandemia, señalan los integrantes del proyecto.

A mediados del 2020 los investigadores de la casa de estudios comenzaron a indagar el segundo uso que se le puede dar al elemento, el que se estima produce unas 170 toneladas de residuos al día en el país dada su rápida eliminación tras el uso.

Luego de investigar un año y obtener certificaciones de la autoridad sanitaria, durante el 2021 comenzaron a producir objetos con los residuos de los barbijos.

Pérez explica que con el tiempo han suscrito convenios con entidades que les mandan los barbijos recolectados para ellos someterlos a un proceso de reciclaje compuesto de cinco pasos, varios de los cuales incluyen exponerlos a altas temperaturas para eliminar rastro del virus.

Primero pasan por una desinfección, donde las mascarillas son sometidas a temperaturas que superan los 100° C. Luego se seleccionan para evitar que se pase algún desecho de otro tipo, y después se muelen las unidades retirando los clips metálicos nasales que contienen. Posteriormente el material es convertido en una especie de pellet que se usa como materia prima para fundirlo en moldes de los objetos a fabricar.

Uno de los productos más fabricados son maceteros, los que venden en la casa de estudios y a través de su sitio web, pero afirman que las posibilidades son amplias.

"Las mascarillas están hechos principalmente de polipropileno, que es uno de los plásticos más usados. Se usa en basureros, palas, baldes, sillas de terraza. Hay una posibilidad cierta de elaborar distintos productos", dice Pérez.

A la fecha el proyecto ha alcanzado acuerdo con más de 80 instituciones, que incluyen colegios, municipios, gobiernos regionales, empresas, y el Biotrén que habilitó contenedores en las estaciones Los Canelos, Cristo Redentor, Laguna Quiñenco y Coronel.

Usarán las mascarillas desechadas en malls para fabricar utensilios plásticos

Iniciativa reciclará barbijos en cuatro centros y los someterá a proceso para crear desde bandejas hasta maceteros.
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Diego Gotelli C.

Solo cinco horas tardaron los clientes de un mall de Concepción en repletar un contenedor de mascarillas usadas, que fue instalado en el recinto como parte de un proyecto que busca reutilizar los barbijos desechados en Chile convirtiéndolos en utensilios plásticos.

La campaña es liderada por la Universidad de Concepción, que suscribió un convenio con Grupo Marina para recolectar en cuatro de sus centros comerciales los cubrebocas que los clientes hayan dejado de utilizar, a fin de darles una segunda vida útil.

Para lograrlo, la semana pasada se habilitaron contenedores en distintos puntos del Mall Curicó, del mall Centro Concepción, del mall Marina, y del Mall Barrio Independencia, los que en cosa de horas recepcionaron decenas de mascarillas que serán procesados y reconvertidos en elementos requeridos en los recintos. Preliminarmente se estudia la idea de fabricar con ellos bandejas para los patios de comida.

"El planeta necesita un cambio y todos debemos ser parte de la acción. Buscarle una segunda vida a los cientos de mascarillas que usamos a diario es un aporte para cuidar el lugar donde vivimos", comenta Carla Ratto, gerenta de marketing del holding.

Los desechos recolectados en los centros comerciales serán trabajados por la Unidad de Desarrollo Tecnológico (UDT) de la universidad penquista, centro de innovación que desde el año pasado se ha dedicado a reconvertir los barbijos usados en diversas ciudades del país.

Carla Pérez, jefa del proyecto de reciclaje de mascarillas de la UDT, cuenta que a la fecha ya han reciclado más de 2 millones de tapabocas, fruto de la recolección de casi 10 millones de toneladas de barbijos usados.

La transformación

La investigación sobre la reutilización de mascarillas comenzó apenas iniciada la pandemia, señalan los integrantes del proyecto.

A mediados del 2020 los investigadores de la casa de estudios comenzaron a indagar el segundo uso que se le puede dar al elemento, el que se estima produce unas 170 toneladas de residuos al día en el país dada su rápida eliminación tras el uso.

Luego de investigar un año y obtener certificaciones de la autoridad sanitaria, durante el 2021 comenzaron a producir objetos con los residuos de los barbijos.

Pérez explica que con el tiempo han suscrito convenios con entidades que les mandan los barbijos recolectados para ellos someterlos a un proceso de reciclaje compuesto de cinco pasos, varios de los cuales incluyen exponerlos a altas temperaturas para eliminar rastro del virus.

Primero pasan por una desinfección, donde las mascarillas son sometidas a temperaturas que superan los 100° C. Luego se seleccionan para evitar que se pase algún desecho de otro tipo, y después se muelen las unidades retirando los clips metálicos nasales que contienen. Posteriormente el material es convertido en una especie de pellet que se usa como materia prima para fundirlo en moldes de los objetos a fabricar.

Uno de los productos más fabricados son maceteros, los que venden en la casa de estudios y a través de su sitio web, pero afirman que las posibilidades son amplias.

"Las mascarillas están hechos principalmente de polipropileno, que es uno de los plásticos más usados. Se usa en basureros, palas, baldes, sillas de terraza. Hay una posibilidad cierta de elaborar distintos productos", dice Pérez.

A la fecha el proyecto ha alcanzado acuerdo con más de 80 instituciones, que incluyen colegios, municipios, gobiernos regionales, empresas, y el Biotrén que habilitó contenedores en las estaciones Los Canelos, Cristo Redentor, Laguna Quiñenco y Coronel.

Proyectan que en tres décadas a la mitad del mundo le faltará el agua

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Para el 2050, casi la mitad de los países del planeta sufrirá escasez de agua. Así lo afirmó el subdirector del Instituto para el Agua, Medio Ambiente y Salud de la ONU, Manzoor Qadir, quien afirma que el creciente problema obliga a pensar en utilizar fuentes no convencionales del suministro.

Para evaluar alternativas, dicho instituto coordinó un libro lanzado por la ONU que estudia alternativas hídricas, desde conseguirla de un iceberg hasta atrapar el agua de la atmósfera. Esta última la vienen aplicando comunidades rurales hace décadas, pero los investigadores señalan que se puede masificar con la ayuda del desarrollo de materiales avanzados.

Otra técnica señalada por los expertos de la ONU es el llamado "sembrado de nubes". que utiliza la dispersión en la atmósfera de sustancias como yoduro de plata o dióxido de carbono congelado para provocar lluvia.

Los expertos también apuntaron al desarrollo de nuevas tecnologías, como membranas con nanopartículas, para expandir técnicas como la desalinización del agua marina; y a la reutilización de agua de desecho.

Entre las fuentes más llamativas destaca el agua contenida en icebergs. Según los datos de los científicos, cada año más de 100.000 montañas de hielo procedentes del Ártico y de la Antártica se derriten en los océanos. Estos icebergs contienen más agua dulce que las necesidades anuales de todo el planeta. Aunque existen barreras como determinar a quién pertenecen esos icebergs. Qadir y otros expertos reconocieron que es el momento de plantearse su recolección.

"La dura realidad es que las formas tradicionales de recolección de agua de nevadas, lluvias o ríos no son suficientes", explicó el director del instituto, Vladimir Smakhtin.

Proyectan que en tres décadas a la mitad del mundo le faltará el agua

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Para el 2050, casi la mitad de los países del planeta sufrirá escasez de agua. Así lo afirmó el subdirector del Instituto para el Agua, Medio Ambiente y Salud de la ONU, Manzoor Qadir, quien afirma que el creciente problema obliga a pensar en utilizar fuentes no convencionales del suministro.

Para evaluar alternativas, dicho instituto coordinó un libro lanzado por la ONU que estudia alternativas hídricas, desde conseguirla de un iceberg hasta atrapar el agua de la atmósfera. Esta última la vienen aplicando comunidades rurales hace décadas, pero los investigadores señalan que se puede masificar con la ayuda del desarrollo de materiales avanzados.

Otra técnica señalada por los expertos de la ONU es el llamado "sembrado de nubes". que utiliza la dispersión en la atmósfera de sustancias como yoduro de plata o dióxido de carbono congelado para provocar lluvia.

Los expertos también apuntaron al desarrollo de nuevas tecnologías, como membranas con nanopartículas, para expandir técnicas como la desalinización del agua marina; y a la reutilización de agua de desecho.

Entre las fuentes más llamativas destaca el agua contenida en icebergs. Según los datos de los científicos, cada año más de 100.000 montañas de hielo procedentes del Ártico y de la Antártica se derriten en los océanos. Estos icebergs contienen más agua dulce que las necesidades anuales de todo el planeta. Aunque existen barreras como determinar a quién pertenecen esos icebergs. Qadir y otros expertos reconocieron que es el momento de plantearse su recolección.

"La dura realidad es que las formas tradicionales de recolección de agua de nevadas, lluvias o ríos no son suficientes", explicó el director del instituto, Vladimir Smakhtin.