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Mel Gibson y el hijo de Clint Eastwood van a terapia

"Instinto peligroso", nuevo estreno de Netflix, lidera visionados en todo el mundo. La cinta junta a los dos actores (Gibson actúa de psiquiatra y Eastwood, de psicópata) en una película conservadora.
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Por Andrés Nazarala R.

Ya lo dijo David Cronenberg la semana pasada en el Festival de Cannes: Netflix es conservador. No hay otra forma de entender cómo en pleno siglo XXI algo tan estándar como "Instinto peligroso" sea una de las grandes propuestas de la parrilla programática y se plante automáticamente entre las 10 películas más vistas de la plataforma. Aunque no se trata de una producción original, la compañía de la N le ha dado una nueva vida. Y eso es algo que el realizador David Hackl ("El juego del miedo V") debería agradecer.

En términos promocionales, esto se ha vendido como "el regreso de Mel Gibson", aunque el actor no ha parado de hacer películas desde 1977. ¿Por qué uno de los íconos más promisorios del Hollywood de los años 80 parece hoy invisible? La respuesta puede estar en su actitud incorrecta en medio de una industria de modales, su conservadurismo, sus comentarios de odio o incluso en las intenciones de esa película en la que intentó transmitirnos el dolor físico de Jesús ("La pasión de Cristo").

Basta con recordar como en 1992 uno de los personajes de "Vida de solteros" -comedia romántica generacional instalada en medio del grunge de Seattle- definía a su hombre perfecto como "una mezcla entre Mel Gibson y Holden Caulfield" para comprender cómo se derrumbó todo después. El actor esquivó las expectativas puestas en él por la cultura pop, pero también por el cine. Si alguna vez interpretó personajes con carácter y cierta consistencia, ahora se hace cargo del peor papel del filme. Se trata de un psiquiatra que, mientras cocina o hace cualquier cosa, aconseja vía telefónica al protagonista: un sociópata rehabilitado (Scott Eastwood, sin el carisma de su padre Clint) que viaja a una isla lejana para resolver el misterio de la muerte de su hermano. Es, digamos, un rol innecesario que agrava su presencia.

Lo que pudo haber sido un distanciamiento de lugares comunes -el héroe es un psicópata que debe tomar pastillas todos los días- es corregido a lo largo del metraje de la forma más esperable: D (así se llama el personaje de Eastwood) demostrará ser, finalmente, un buen tipo. Los malos son un grupo de hombres rudos que están detrás de un descubrimiento hecho por el hermano del protagonista: una base naval secreta que se remonta a la Segunda Guerra Mundial.

Más allá de su conservadurismo y soluciones de manual, "Instinto peligroso" no está bien ejecutada, está llena de situaciones inverosímiles, malos diálogos, personajes secundarios ridículos y un pobre desempeño de Eastwood y Gibson, quienes triunfaron en los Premios Frambuesa (los anti-Oscar) por este trabajo.

En resumen

Gibson está actualmente trabajando en "Arma mortal 5".

Mel Gibson y el hijo de Clint Eastwood van a terapia

"Instinto peligroso", nuevo estreno de Netflix, lidera visionados en todo el mundo. La cinta junta a los dos actores (Gibson actúa de psiquiatra y Eastwood, de psicópata) en una película conservadora.
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Por Andrés Nazarala R.

Ya lo dijo David Cronenberg la semana pasada en el Festival de Cannes: Netflix es conservador. No hay otra forma de entender cómo en pleno siglo XXI algo tan estándar como "Instinto peligroso" sea una de las grandes propuestas de la parrilla programática y se plante automáticamente entre las 10 películas más vistas de la plataforma. Aunque no se trata de una producción original, la compañía de la N le ha dado una nueva vida. Y eso es algo que el realizador David Hackl ("El juego del miedo V") debería agradecer.

En términos promocionales, esto se ha vendido como "el regreso de Mel Gibson", aunque el actor no ha parado de hacer películas desde 1977. ¿Por qué uno de los íconos más promisorios del Hollywood de los años 80 parece hoy invisible? La respuesta puede estar en su actitud incorrecta en medio de una industria de modales, su conservadurismo, sus comentarios de odio o incluso en las intenciones de esa película en la que intentó transmitirnos el dolor físico de Jesús ("La pasión de Cristo").

Basta con recordar como en 1992 uno de los personajes de "Vida de solteros" -comedia romántica generacional instalada en medio del grunge de Seattle- definía a su hombre perfecto como "una mezcla entre Mel Gibson y Holden Caulfield" para comprender cómo se derrumbó todo después. El actor esquivó las expectativas puestas en él por la cultura pop, pero también por el cine. Si alguna vez interpretó personajes con carácter y cierta consistencia, ahora se hace cargo del peor papel del filme. Se trata de un psiquiatra que, mientras cocina o hace cualquier cosa, aconseja vía telefónica al protagonista: un sociópata rehabilitado (Scott Eastwood, sin el carisma de su padre Clint) que viaja a una isla lejana para resolver el misterio de la muerte de su hermano. Es, digamos, un rol innecesario que agrava su presencia.

Lo que pudo haber sido un distanciamiento de lugares comunes -el héroe es un psicópata que debe tomar pastillas todos los días- es corregido a lo largo del metraje de la forma más esperable: D (así se llama el personaje de Eastwood) demostrará ser, finalmente, un buen tipo. Los malos son un grupo de hombres rudos que están detrás de un descubrimiento hecho por el hermano del protagonista: una base naval secreta que se remonta a la Segunda Guerra Mundial.

Más allá de su conservadurismo y soluciones de manual, "Instinto peligroso" no está bien ejecutada, está llena de situaciones inverosímiles, malos diálogos, personajes secundarios ridículos y un pobre desempeño de Eastwood y Gibson, quienes triunfaron en los Premios Frambuesa (los anti-Oscar) por este trabajo.

En resumen

Gibson está actualmente trabajando en "Arma mortal 5".

[óscar contardo y su último ensayo: ]

En el corazón de la clase media chilena

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1¿Cómo tomó forma este libro?- Es parte de Hoja de Ruta, colección con que la editorial quiso acompañar el proceso constituyente. Volví al tema de las identidades de clase que en "Siútico" ya había explorado. Es un tema que me convoca, está en la base de nuestra convivencia. Arrancó de una columna post estallido de Emmanuelle Barozet, socióloga que cuestionó con datos la existencia de una clase media extendida, y que en nuestro país sería la mayoría demográfica. Además estudié fuentes literarias e históricas y un texto central fue el de Amanda Labarca sobre la clase media de mediados del siglo XX.

2Desde su aparición, ¿qué diferencias y constantes presenta la clase media? -La clase media surgida a fines del siglo XIX y la actual son muy distintas. La primera apareció gracias al Estado, la expansión del liceo, los empleos y las empresas públicas. Fraguó un espesor simbólico y cultural muy importante. Post dictadura emergió una clase media que ya no tiene esa raíz en el Estado, más orientada al consumo. Comparten aspiraciones sin una identidad propia, viven en la zozobra de caer en la pobreza. Se mantiene la incapacidad de traspasar bienestar a sus descendientes, al igual que la idea de "sacrificio".

3¿Qué hallazgos fueron los más interesantes que arrojó este ensayo? -Creo que lo principal, y de cara al proceso constituyente que se avecina (con el estallido de octubre de 2019 como antecedente) es la necesidad de seguridad social, contar con un piso de bienestar mínimo y acceso al poder. Actualmente no hay sectores medios que se sientan representados por un partido político. Veo más un conjunto demográfico diverso en valores y aspiraciones que tienen en común la demanda por seguridad y respeto. Existe también una aspiración, un reclamo para participar de la toma de decisiones.

En resumen

Óscar Contardo es periodista. Su último libro es una reflexión sobre un grupo social al que califica de "público fantasmal para los políticos" y "entidad misteriosa para los economistas" . "Clase media. Un mito a la medida" (Paidós) va desde el origen hasta el fin de una clase.

[óscar contardo y su último ensayo: ]

En el corazón de la clase media chilena

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1¿Cómo tomó forma este libro?- Es parte de Hoja de Ruta, colección con que la editorial quiso acompañar el proceso constituyente. Volví al tema de las identidades de clase que en "Siútico" ya había explorado. Es un tema que me convoca, está en la base de nuestra convivencia. Arrancó de una columna post estallido de Emmanuelle Barozet, socióloga que cuestionó con datos la existencia de una clase media extendida, y que en nuestro país sería la mayoría demográfica. Además estudié fuentes literarias e históricas y un texto central fue el de Amanda Labarca sobre la clase media de mediados del siglo XX.

2Desde su aparición, ¿qué diferencias y constantes presenta la clase media? -La clase media surgida a fines del siglo XIX y la actual son muy distintas. La primera apareció gracias al Estado, la expansión del liceo, los empleos y las empresas públicas. Fraguó un espesor simbólico y cultural muy importante. Post dictadura emergió una clase media que ya no tiene esa raíz en el Estado, más orientada al consumo. Comparten aspiraciones sin una identidad propia, viven en la zozobra de caer en la pobreza. Se mantiene la incapacidad de traspasar bienestar a sus descendientes, al igual que la idea de "sacrificio".

3¿Qué hallazgos fueron los más interesantes que arrojó este ensayo? -Creo que lo principal, y de cara al proceso constituyente que se avecina (con el estallido de octubre de 2019 como antecedente) es la necesidad de seguridad social, contar con un piso de bienestar mínimo y acceso al poder. Actualmente no hay sectores medios que se sientan representados por un partido político. Veo más un conjunto demográfico diverso en valores y aspiraciones que tienen en común la demanda por seguridad y respeto. Existe también una aspiración, un reclamo para participar de la toma de decisiones.

En resumen

Óscar Contardo es periodista. Su último libro es una reflexión sobre un grupo social al que califica de "público fantasmal para los políticos" y "entidad misteriosa para los economistas" . "Clase media. Un mito a la medida" (Paidós) va desde el origen hasta el fin de una clase.