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Así debe cuidar la piel del cuello, ese gran olvidado en las rutinas de belleza

Las cremas y el protector solar son lo más importante y es mejor evitar la exfoliación mecánica, dijo una experta.
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Natividad Espinoza R. - Medios Regionales

Hasta cuatro cremas, más un sérum y protector solar usan a diario algunas mujeres para cuidar la piel de su cara. Sin embargo, en general el cuello no tiene la misma suerte.

De acuerdo con la especialista en dermoestética de Clínica Alemana, la médica Lorna Velásquez, "veo muchos casos de pacientes que se realizan varios tratamientos en la cara, pero pasan varios años antes de que se den cuenta de que su cuello también necesita tratamientos, entonces el envejecimiento se vuelve un poco incongruente, ya que la piel del cuello y de las manos son grandes delatores del envejecimiento cuando una se está haciendo procedimientos bien realizados en la cara".

Para evitar este tipo de diferencias entre la piel de la cara y la del cuello, la profesional sugirió siempre considerar la del segundo en las rutinas de skincare.

Cuidados básicos

Es habitual que las personas -cuando se acuerdan- usen para en el cuello los mismos productos que en la cara, casi que lo que les sobró en las manos lo esparcen en esa zona. No obstante, eso no es recomendable.

"Las cremas que se vayan a usar en el cuello deben ser específicamente formuladas para esa parte del cuerpo, porque la tolerancia de la piel del cuello es distinta a la de la cara. La piel del cuello es más sensible, entonces las concentraciones de los principios activos deben estar pensadas y formuladas para esta piel específica", explicó Velásquez, quien agregó que para el cuello hay cremas con renovadores celulares, con retinol y con péptidos, las que ayudan a atrasar los signos de envejecimiento.

Si bien suena a un encarecimiento importante de la rutina de belleza, afortunadamente sí hay un producto para la cara que sirve para el cuello y cuyo uso es fundamental: el protector solar.

Asimismo, la médica manifestó que hay ciertos tratamientos que no son recomendables, tales como la exfoliación mecánica, que puede dañar mucho esta piel. "Co n una buena rutina de skincare no es necesaria una exfoliación manual", afirmó.

Si de todas formas una paciente quiere exfoliarse para lograr un recambio celular homogéneo, coordinado y continuo, la experta aconsejó optar por renovadores celulares químicos.

Masajes y ejercicios

"No existe ninguna evidencia de que los masajeadores o los ejercicios tengan un efecto antienvejecimiento", advirtió además Velásquez, consultada sobre la efectividad de ciertos productos que hoy se venden con la promesa de mejorar la piel y el aspecto de esa delicada zona y los ejercicios que propone, por ejemplo, el yoga facial.

"La forma de recuperar turgencia y elasticidad es estimulando la piel con los medios que tienen evidencia científica, como los tratamientos de radiofrecuencia o el uso de toxina butolínica, con una técnica que se llama Nefertiti lifting", cerró la profesional.

"La piel del cuello es más sensible, entonces las concentraciones de los principios activos deben estar pensadas y formuladas para esta piel específica".

Lorna Velásquez,, dermatoestética de la Clínica Alemana.

El estrés de la pandemia alteró la ovulación a dos de tres mujeres

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Las interrupciones en la vida cotidiana y el estrés de la pandemia llevaron a una ovulación alterada con duración o niveles de progesterona reducidos, según un estudio presentado en la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Endocrinología.

El sondeo fue el primero en ver cambios en la ovulación sin interrupción del ciclo menstrual en la pandemia.

La doctora Jerilynn Prior y sus colegas compararon dos estudios similares hechos con 13 años de diferencia: el estudio de ovulación de la menstruación (MOS), que se realizó en un grupo de 301 mujeres entre 2006 y 2008, y el MOS2, que estudió a 112 mujeres durante la pandemia. Ambos sondeos incluyeron mujeres menstruantes de 19 a 35 años, que no tomaban anticonceptivos hormonales sistémicos o combinados.

El primer MOS se utilizó como control para compararlo con las experiencias de la cohorte MOS2 durante la pandemia. En ambos estudios, las participantes respondieron un cuestionario de salud, reproducción y estilo de vida y se les pidió mantener un diario de sus ciclos menstruales y experiencias en general.

Así, se descubrió que casi dos de cada tres mujeres no ovulaban con normalidad durante la pandemia. Ellas experimentaron fases lúteas cortas, en las que se liberó un óvulo sin tiempo suficiente desde la ovulación para que ocurriera el embarazo, o hubo anovulación, es decir, que no se liberó ningún óvulo.

En comparación, el estudio de MOS encontró que solo el 10% de las mujeres experimentaron trastornos de la ovulación.

Los análisis para MOS2, además, mostraron un aumento significativo de la ansiedad, depresión, frustración, estrés externo percibido, problemas para dormir y dolores de cabeza en comparación con MOS.

"Al comparar los dos estudios podemos inferir que la vida pandémica del SARS-CoV-2 causa trastornos ovulatorios silenciosos dentro de los ciclos menstruales en su mayoría regulares, proporcionando un experimento único de la naturaleza", sumó Prior.