Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Deportes
  • Servicios
  • Clasificados
  • Estrellas

Ballenas azules maravillan en aguas del Corcovado

Turoperador que hace viajes al golfo buscando cetáceos solo ha captado esta temporada a la especie animal más grande a contar de las última semanas.
E-mail Compartir

César Cárdenas Ruiz

Avistamiento de relevancia en conservación ambiental se realizó por parte de Quilun Ecoturismo Marino, un emprendimiento local dedicado a la promoción del sur de Chiloé, al registrar la presencia de la ballena azul (Balaenoptera musculus).

Esta especie animal, la más grande que ha existido en toda la historia del planeta, es sin duda un atractivo internacional. "No es fácil encontrarlas, pero hace un par de años -antes de la pandemia- hemos salido a buscar ballenas y cuando se ha podido hemos hecho la ruta con turistas, pero no habíamos podido este año todavía dar con su lugar", relató Yessica Godoy, propietaria del mencionado emprendimiento.

Sumó que "logramos encontrarla ahora (a la especie) y hemos estado saliendo un par de veces a ir a avistarla con nuestros pasajeros; esto es muy importante también relacionado a su conservación, que se vean tantas".

En el Facebook del turoperador se da cuenta que a principios de mes se acompañó a un biólogo del Centro Ballena Azul (CBA) "en un trabajo que vienen realizando de monitoreo de estas ballenas en el golfo Corcovado. Y nos encontramos con muchas y además pudimos avistar ballenas fin".

Tras ello, la semana pasada rumbo también al Corcovado se apreció nuevamente a la ballena azul, también llamada rorcual gigante o alfaguara. Este tour se realiza desde abril hasta junio y tiene un valor de 45 mil pesos para adulto y $35 mil niño. Otros viajes se hacen entre octubre y marzo, siempre saliendo desde Queilen e incluyen el islote Conejo ($20 mil y $15 mil), según el sitio web.

Respecto a estas visitas a las aguas insulares, Cayetano Espinosa, doctor de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Andrés Bello (UNAB) y científico de la ONG YaquPacha Chile, explicó que "este es un lugar bien común para ballenas azules, alrededor de Chiloé tanto la parte oeste como la parte este más protegida; al sur está el golfo del Corcovado y al norte el golfo de Ancud, todas estas áreas son comúnmente visitadas por las ballenas azules".

más de otros meses

Agrega que "la única diferencia y lo que lo hace un poquito especial es que las ballenas son más frecuentes durante verano y otoño, más que invierno. Durante los últimos meses de verano es más común ver ballenas azules, porque se alimentan de toda una cascada que viene produciéndose desde la primavera: hay más aumento de la luz, fotosíntesis, empieza a aumentar el fitoplancton, después el zooplancton y después el kril o los pequeños crustáceos que son su alimento principal".

Sin embargo, de acuerdo a la información de expertos, se advierte constantemente de los serios peligros que corre en la actualidad este cetáceo. Factores como la amenaza de colisiones con embarcaciones en uno de los principales lugares de alimentación de ballenas del Pacífico Sur Oriental, como son las aguas que van desde Puerto Montt a la península de Taitao, son una problemática constante.

Los datos de tráfico de las embarcaciones pesqueras liberados por instituciones como Sernapesca, más el monitoreo satelital de ballenas azules, han permitido dimensionar la severa amenaza a la conservación a que está sometida esta especie.

En tal sentido, Espinoza también llamó a la cautela: "Han salido varias publicaciones y estudios científicos que muestran que para los grandes cetáceos una gran amenaza son las embarcaciones de la acuicultura, por ejemplo, las salmoneras; también redes fantasmas que quedan a la deriva flotando en el agua y la contaminación acústica también".

columna de opinión

E-mail Compartir

No hay tiempo que perder

Los profesores sabemos que contar con información en la sala de clases de cada uno de nuestros estudiantes durante el proceso de enseñanza y aprendizaje es el mejor escenario para encaminarlos a lograr las metas esperadas. Sin embargo, desde hace un tiempo los procesos de evaluación que nos permiten contar con esta información han experimentado un aumento en su percepción negativa, ya que se les asocia a tensión, agobio y frustración, no solo de los estudiantes, sino también de los profesores y de todo el sistema educativo.

La pandemia del covid-19 profundizó esta situación. Según datos del Centro de Justicia Educacional de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en 2020 los alumnos mostraron mayores dificultades atencionales y de tipo ansioso-depresivo, aislamiento, problemas sociales y de pensamiento, mientras que las exigencias de la educación remota afectaron seriamente al profesorado. Un estudio elaborado por el Centro de Investigación y Mejoramiento de la Educación de la Facultad de Psicología de la Universidad del Desarrollo reveló que el 77% de los profesores siente estrés, un 49,8% frustración y un 41% angustia.

En este escenario de angustia generalizada, el año 2020 se decidió no aplicar el Simce (Sistema de Medición de la Calidad de la Educación) a los estudiantes por los próximos dos años. Para situaciones excepcionales las soluciones deben también ser excepcionales, la pandemia ameritaba esta interrupción, pero este año el escenario es distinto. Por ello, pensar en una evaluación censal, sin consecuencias, parece una buena salida que entregue luces a los gobernantes, directivos, equipos técnicos y docentes con información confiable para tomar las mejores decisiones y así ofrecer una oportunidad para mejorar la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje en las escuelas y recuperar la equidad a la que aspiramos para cada estudiante de nuestro país.

¿Cómo hacerlo considerando el estado emocional actual del sistema? Se requiere invitar a los formadores de formadores a cambiar el enfoque hacia una nueva "cultura de la evaluación". Una cultura que se caracterice por tomar decisiones sobre la base de evidencia en contexto, por incentivar la retroalimentación y la reflexión al interior de las comunidades educativas, por generar espacios de valoración del docente y del alumno, de tal manera de construir un camino y a su vez una oportunidad para cada uno de ellos. Finalmente, una evaluación que nos permita revisar los planes, programas y métodos con el fin de mejorar el proceso educativo.

Estamos ad portas de una decisión de enormes consecuencias. El Ministerio de Educación presentó al Consejo Nacional de Educación (CNED), su idea de prolongar la eliminación de la evaluación censal para este año. El CNED debe evaluar dicha propuesta, analizando con expertos la experiencia acumulada, considerando la opinión de distintos actores educativos, los aportes de académicos e investigadores, la revisión de política comparada y de la literatura nacional e internacional. De ese trabajo saldrán, en un par de semanas, las recomendaciones adoptadas.

No es un misterio para nadie el daño causado en pandemia. Según un estudio del Banco Mundial, Unesco y Unicef, publicado en diciembre de 2021, en los países de ingresos bajos y medianos, la proporción de niños que viven en lo que denominan "pobreza de aprendizajes" era de un 53% antes de la pandemia, pero podría alcanzar el 70% debido al cierre prolongado de las escuelas y a la carencia de eficacia del aprendizaje a distancia. Ese alarmante dato, más la ceguera en la que nos encontramos al no contar con información durante este período, nos ata de manos para la toma de decisiones que nos oriente hacia el plan de recuperación futuro. Es hora de liberarnos de esa atadura, por el bien de cada uno de nuestros estudiantes.

"Según un estudio del Banco Mundial, Unesco y Unicef, publicado en diciembre de 2021, en los países de ingresos bajos y medianos, la proporción de niños que viven en lo que denominan "pobreza de aprendizajes" era de un 53% antes de la pandemia, pero podría alcanzar el 70% debido al cierre prolongado de las escuelas y a la carencia de eficacia del aprendizaje a distancia".

María Jesús Honorato, decana de la Facultad de Educación, Universidad de Las Américas