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Hallan el barco hundido más profundo de la historia: es de la II Guerra Mundial

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Un buque destructor de la marina de Estados Unidos hundido durante la Segunda Guerra Mundial fue hallado a casi 7.000 metros bajo el nivel del mar en aguas de Filipinas, lo que lo convierte en el naufragio más profundo registrado, según la compañía de exploración que lo descubrió.

El navío de guerra USS Samuel B. Roberts fue hundido el 25 de octubre de 1944 frente a la isla filipina de Samar tras una batalla con las tropas japonesas que ocupaban la antigua colonia estadounidense.

La compañía Caladan Oceanic, la misma que este año llegó a las profundidades de la Fosa de Atacama, en nuestro país, logró este mes filmar y fotografiar el casco y otras partes del exterior del buque gracias a un submarino tripulado.

"Descansando a 6.895 metros (de profundidad), ahora es el naufragio más profundo jamás localizado y examinado", apuntó en una serie de mensajes Victor Vescovo, fundador de Caladan Oceanic y quien pilotó el sumergible.

La Batalla de Leyte es parte de los choques más intensos registrados en Filipinas entre EE. UU. y el imperio japonés.

El USS Samuel fue hundido junto a otros tres buques, entre ellos el USS Johnston, que fue encontrado en 2021 por la misma compañía a casi 6.500 metros de profundidad y que hasta ahora era el naufragio más profundo.

Aún no se logra localizar al USS Gambier Bay, que podría estar a mayor profundidad, y al USS Hoel.

A modo de comparación, los restos del Titanic están a unos 3.840 metros de profundidad.

[tendencias]

"Aquaman" llegó a la cumbre de los océanos: "Hay que actuar ahora"

El actor Jason Momoa estuvo en una actividad paralela y también fue parte de la apertura de la cita en Portugal.
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EFE - Medios Regionales

El reclamo del actor y activista Jason Momoa, conocido por su papel en "Aquaman", se repite durante toda la II Conferencia de los Océanos de Naciones Unidas que se celebra en Lisboa. "El momento de actuar es ahora. Nuestros océanos tienen problemas", dijo la estrella mediática al arribar a la playa de Carcavelos -en las afueras de la capital portuguesa-, para clausurar uno de los eventos paralelos.

"Tenemos el compromiso de proteger los océanos, que es donde el agua comienza y termina su viaje", añadió ante unos 150 jóvenes que participaron el fin de semana en un foro de innovación.

La presencia de "Aquaman" marcó el inicio de las actividades de la conferencia, desde el lunes convoca a 150 países y más de una veintena de jefes de Estado y de Gobierno. También con los jóvenes (y con Momoa) se reunieron el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, y el presidente luso, Marcelo Rebelo de Sousa.

Guterres no dudó en admitir la "responsabilidad" de su generación en el deterioro del medio ambiente. "Fuimos lentos", recalcó.

"Todavía hoy vamos muy despacio" en la adopción de medidas para frenar el cambio climático: "Continuamos una dirección equivocada, hay algunos puntos de inflexión pero estamos todavía en la dirección equivocada".

De ahí, agregó, la importancia de las nuevas generaciones. "Hay que invertir muchas cosas, en las decisiones políticas y económicas. Debemos revertir esta tendencia y salvar el planeta", desafió a los jóvenes.

Salvar el planeta

Políticos, científicos, actores públicos y privados y sociedad civil discutirán, hasta el 1 de julio, cómo frenar la degradación de los mares y lograr un consenso global para avanzar con el objetivo de proteger el 30% de los océanos en 2030.

Por el pleno de la Conferencia pasarán, además de Guterres, Emmanuel Macron, presidente de Francia, y los enviados especiales para asuntos climáticos de Washington, John Kerry, y Moscú, Ruslan Edelgeriyev.

En la agenda está un tema crucial: la estrecha vinculación entre cambio climático y océanos; y en la mesa de debate, una larga lista de propuestas para limpiar los mares de microplásticos, frenar la pesca ilegal, combatir la polución, la acidificación del agua, impulsar la "economía azul" y diseñar un modelo de desarrollo para los pequeños estados insulares, los más amenazados por la degradación de los océanos.

Declaración de lisboa

Pese a los ambiciosos objetivos de los que hablan políticos y científicos en vísperas de esta conferencia, su documento final, la Declaración de Lisboa, recoge compromisos generales -no vinculantes- y evita mencionar medidas concretas o cifras.

El documento, consensuado por los participantes tras meses de debate, alerta sobre el "nefasto" estado de los mares y reconoce el "fracaso colectivo" sobre las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 14, referido a los océanos, como proteger el 10% de los ecosistemas marinos y costeros hasta 2020.

El tiempo, advierten los científicos, se acaba.