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209 animales atendió el centro de Chiloé Silvestre durante el año pasado

60 ejemplares correspondieron a pudúes, en su mayoría víctimas de atropellos vehiculares o ataques de perros. Un aumento de "100% de ingresos" respecto al 2021.
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Carmen Luz Santis González

Luego de un año en que más de 2 centenares de animales fueron atendidos, el Centro de Conservación de la Biodiversidad de Chiloé Silvestre confirmó que el primer paciente rescatado por parte de su equipo multidisciplinario a comienzos de año fue un marsupial.

Javier Cabello, director de la Comisión Nacional de Fauna Silvestre del Colegio Médico Veterinario, además de fundador, presidente y director de la ONG que es el único recinto de auxilio de su tipo en la provincia, relató que se trató de un monito del monte que "fue encontrado en la pampa, no en un camino peatonal" del sector rural de Pupelde Bajo, en la comuna de Ancud.

Durante el proceso de rehabilitación, el pequeño mamífero fue atendido con comida y cobijo, utilizándose "una fórmula especial en base a compota de manzana, alimento insectívoro Mazuri y preparado de leche de gata". Según justificó el profesional, "en ninguna parte existe alimentos para monitos del monte o pudúes".

También comentó que en el caso del producto Mazuri fue donado por parte de la empresa Animal Care, la misma que ha mantenido una colaboración con varios alimentos especiales para animales silvestres.

El centro se ha mantenido activo desde el 2017 hasta la fecha, observándose "un aumento sostenible en el ingreso de pacientes, partiendo con 87 en el primer año y llegando a 209 el 2022", describió el también especializado en genética de conservación en España.

Bajo esta cantidad de animales atendidos el año pasado, el centro observó que de los 209 ejemplares, 60 fueron pudúes, estando uno todavía en rehabilitación. También ingresaron tres güiñas, 9 monitos del monte, 4 coipos, 11 popes o crías de lobo de mar, una foca leopardo y 115 aves con 23 loros y 11 bandurrias incluidos. Cabellos destacó "un aumento del 100% de ingresos de pudúes, ya que en 2021 fueron 30".

voluntariado

Frente a la cantidad de animales rescatados por la organización, el presidente de Chiloé Silvestre ilustró que "nuestro equipo se basa en voluntarios que recibimos durante todo el año de corrido en base a postulaciones", añadiendo que en el último tiempo hubo 189 postulantes mayores de 18 años al voluntariado desde las convocatorias de su correo electrónico y redes sociales, con candidatos de Chile y el extranjero en distintas áreas.

Asimismo, el veterinario llamó a los isleños y visitantes a siempre estar observando, a conducir con precaución y en caso de ver animales heridos, "hay que avisar a la autoridad del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), o al Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) por si se trata de pingüinos, lobos marinos, nutrias o tortugas marinas; o bien, pueden acercarse a nosotros para asesoría".

Acerca de esto último, la organización con instalaciones en Nal Bajo, comuna de Ancud, ofrece su colaboración al entender que "somos nosotros los que nos adentramos en su medioambiente natural e invadimos su espacio con nuestros perros, ruidos, carretera y entre otros", en palabras de Javier Cabello ante la situación de los animales que han sido rehabilitados y llevados desde las diez comunas de Chiloé.

columna de opinión

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2023: un llamado a proteger el patrimonio costero insular

Hemos decidido escribir esta columna influidos por la columna de la arqueóloga Carola Flores, en la que llama la atención sobre la alta vulnerabilidad que está afectando a estos sitios patrimoniales a lo largo de las costas de nuestro país. Entre otras cosas, vuelve a recordarnos su importancia: "Los conchales son marcadores estratigráficos de la presencia humana y revelan dinámicas relaciones ecológica a lo largo de miles de años. Son parte del paisaje costero y referente ancestral para sociedades actuales costeras y marinas".

Chiloé, como archipiélago, fue poblado gracias a la navegación de canoeros que iniciaron los primeros conchales arqueológicos. Sus experiencias, desafíos y aprendizajes -y los de quienes les siguieron- quedaron plasmados allí, incluyendo poblaciones alfareras, hispanas, chilotas. Son el pivote que articula nuestras identidades y el maritorio. Sin embargo, día a día desaparecen por obras viales, industriales, portuarias y expansión urbana. A pesar de estar protegidos legalmente (Ley N°17.288), pareciera que da lo mismo. Y no solo sucede con estos depósitos, sino también con corrales de pesca, con cholchenes y varaderos.

El problema que nos afecta como isleños también se irradia a los archipiélagos más australes: más de 40 mil islas que fueron habitadas desde hace miles de años, como las Guaitecas, el archipiélago de los Chonos, incluso el canal Beagle, donde la devastación causada por canteras de ripio sobre conchales yaganes es visible desde Google earth. El argumento que resurge en este proceso no ayuda para nada: "Es el costo del desarrollo", frase que solo sirve para justificar una cosmovisión destructiva que privilegia el lucro, el egoísmo, la explotación y el acaparamiento de la naturaleza y los seres humanos. Naturalizarla implica hacerse responsables cuando, en el futuro, las nuevas generaciones pregunten "bueno, ¿pero qué hicieron ustedes para detener esa brutalidad?".

Las islas son sistemas socioecológicos altamente sensibles, donde las decisiones que tomamos rápidamente detonan cambios, para bien o para mal. Los conchales guardan en su estratigrafía las decisiones que tomaron nuestros ancestros sobre la naturaleza: extraer lo suficiente para vivir bien, compartir lo que existe porque para estar bien primero debemos todos y todas experimentar el bienestar. Se nos ha vuelto frecuente participar pasivamente de muy malas decisiones, que impactan a nuestra naturaleza y cultura, empobreciéndonos. El encierro dentro de nosotros mismos es una forma de evadir lo que está sucediendo a nuestro alrededor.

ECMPO

Por suerte, existen iniciativas que van en sentido contrario, como hacen decenas de comunidades indígenas que están solicitando espacios costeros marinos de pueblos originarios (Ecmpo, Ley N°20.249) para recuperar el mar, ejercicio que incluye el mapeo de estos sitios patrimoniales costeros para su resguardo colectivo. Por lo mismo, sufren un constante ataque mediático por parte de intereses industriales… ¿por qué?, porque nos abren los ojos nuevamente.

Estos archipiélagos son nuestro hábitat, la base de nuestras culturas insulares. Sus especies, denominadas 'recursos' para degradarlas y convertirlas solo en cosas explotables, son codiciadas por industrias extractivas (blindadas por actores de Estado) que requieren que nosotros y nosotras, como isleños e isleñas, nos quedemos inmóviles. Pero si reaccionamos, este negocio lucrativo queda en jaque.

Es una buena decisión adherirse a procesos de gobernanza de lo que es nuestro, y por ningún motivo naturalizar la destrucción de nuestras costas, pues esta anomia solo beneficia intereses egoístas que viven a costa del desarraigo y la destrucción de las relaciones con nuestras islas.

"Las islas son sistemas socioecológicos altamente sensibles, donde las decisiones que tomamos rápidamente detonan cambios, para bien o para mal. Los conchales guardan en su estratigrafía las decisiones que tomaron nuestros ancestros sobre la naturaleza".

Ricardo Álvarez Abel, antropólogo y colaborador del Movimiento Defendamos Chiloé