"Triángulo de la tristeza", polémica sátira social
Se estrena en cines chilenos la última del sueco Ruben Östlund, controversial ganadora en Cannes y nominada ahora a tres importantes premios Óscar.
Andrés Nazarala R. - Medios Regionales
Las desventuras de una pareja de modelos que aborda un crucero para millonarios en "El triángulo de la tristeza" (2022) es la trama de la última película de Ruben Östlund. La cinta que desde esta semana está en cines chilenos, ganó la Palma de Oro en Cannes, pero enfureció a la mitad de espectadores y críticos que asistieron el evento.
Para muchos, su fijación por mofarse de la vida de la elite cruzó esta vez los límites. Más tarde entenderían que no se trató de un error del jurado, como algunos calificaron la elección, ya que "El triángulo de la tristeza" lograría tres importantes nominaciones al Óscar: mejor película, mejor dirección y mejor guion original. "Me encanta que los Óscar me dejen promocionar mi crítica al neoliberalismo", festinó el director posteriormente.
¿Qué es lo que tiene el sueco que fascina a los votantes? ¿Cómo se explica que haya ganados Cannes tres veces (dos Palmas de Oro y un Certain Regard) y sea, al mismo tiempo, destrozado por la crítica? ¿Tiene que ver con la figura pública que ha construido como una suerte de Luis Buñuel desafiante y ácido del siglo XXI?
tres partes
No es fácil responder a estas interrogantes, pero podríamos decir en primer lugar que Östlund filma bien, si es que tiene algún sentido afirmar algo así. Digamos que sabe dónde poner la cámara, crear atmósferas atrapantes y esculpir bien el tiempo de sus relatos. Así lo demuestra en una primera parte donde conocemos a Carl, un modelo que participa de un casting humillante, y a Yaya (la actriz Charlbi Dean, fallecida el año pasado), modelo de alta costura acostumbrada a una vida de lujos y apariencias. Östlund los sigue atentamente en medio de una cita cargada de silencios y buenos diálogos que nos lleva a pensar que la película ha partido con pie derecho.
En el segundo acto, la pareja de influencers se embarca en un crucero de lujo donde sobresale un magnate ruso anticomunista, un millonario inglés que vende granadas de guerra, una anciana delirante y un capitán marxista y borracho (Woody Harrelson) que odia a la elite con la que tiene que lidiar diariamente. Un par de escenas que develan las dinámicas del capitalismo al interior de la embarcación -los empleados filipinos viven prácticamente escondidos de los turistas- nos prepara para un evento anunciado: la cena tradicional que ofrece el capitán para la tripulación.
Östlund la hace coincidir con una tormenta que mueve al crucero de un lado hacia otro. Los invitados tratan de cenar, pero no pueden. La marea se vuelve más salvaje. El caos se desata. Entonces comienza un show de vómitos, caídas y excrementos (digamos que ríos escatológicos emergen de los baños) que el director extiende con goce perverso y crueldad.
La tercera parte, sin ánimo de espoilear, es un relato de sobrevivencia que revierte las relaciones sociales de poder.
El problema de "Triángulo de la tristeza" no es que Östlund se vaya al extremo (Buñuel y Berlanga también lo hacían… y en medio del franquismo), sino que su cámara de tortura de ricos se queda en un efectismo vacío. El tercer acto no alcanza para instalar una reflexión sobre el mundo planteado y las decisiones caprichosas que el cineasta toma con el fin de desarticular el relato no ayudan a la profundización de la crítica.
"Triángulo de la tristeza" no es más que un escupitajo punk en contra del status quo que está por debajo de nuestras expectativas.
Documental
Östlund debutó en el 2001 con el documental "Let the Others Deal with Love". Desde entonces ha filmado 6 largometrajes. Uno de ellos, "The Square", también ganó la Palma de Oro y fue nominado al Óscar como mejor película en lengua extranjera, perdiendo ante la chilena "Una mujer fantástica".