Ladrones atacan céntrica tienda en Castro y hasta una iglesia en Curaco
La policía uniformada se encuentra indagando ambos casos que reflejan el alto impacto de los robos en la provincia.
Como una clara muestra del alza de robos en lugares no habitados en la provincia, Carabineros se encuentra indagando dos casos que reflejan tanto la pericia como el descaro de los delincuentes. Mientras un grupo organizado se apoderó mediante el método del forado de cuantiosas especies desde la tienda Dimarsa de Castro, un solitario hampón se llevó el dinero de la alcancía de la iglesia católica de Curaco de Vélez urbano.
El primer ilícito está siendo pesquisado por personal de la Sección de Investigación Policial (SIP) de la Segunda Comisaría de la capital chilota, luego de la denuncia por parte de regentes del recinto comercial emplazado en calle San Martín, quienes dieron cuenta del atraco.
Según lo indicado por el capitán Felipe San Martín, jefe (s) de la unidad base castreña, en el servicio de guardia se recibió la notificación del ilícito.
"De acuerdo a los datos entregados, dos individuos desconocidos ingresaron de madrugada por un forado -en la parte posterior del establecimiento-, logrando sustraer diversas especies correspondientes a celulares de diferentes marcas y modelos", aclaró el oficial.
Asimismo, el uniformado remarcó que los antecedentes fueron remitidos al Ministerio Público de Castro que instruyó a personal de la SIP, realizar las diligencias que incluyen levantamiento de imágenes de cámaras de seguridad y televigilancia, como empadronamiento a testigos, vecinos y análisis de evidencia del sitio del suceso.
Alcancía
Por su parte, al Retén de Curaco de Vélez fue interpuesto el denuncio por el robo de cerca de un millón de pesos desde el interior de la iglesia San Judas Tadeo, emplazada en pleno centro del poblado.
Tal como expuso el párroco local, Arturo Mansilla, el ilícito quedó al descubierto la tarde del sábado, "cuando la persona que viene a hacer el aseo se dio cuenta que descerrajaron la alcancía para la campaña de restauración del templo. Se apoderaron de casi todo, solo dejaron las monedas chicas, se llevaron hasta las de $500".
Junto con recordar que antes de pandemia habían sufrido la sustracción de un equipo electrónico, el sacerdote enfatizó que "no tenemos cámaras en el lugar ni otra forma de saber quién fue del autor. Sin embargo, debería ser algún conocedor del lugar, puesto que le habrían hecho el seguimiento al cuidador y al cura. Conocían sus rutinas, ya que la iglesia no queda sola".
Finalmente, el religioso hizo un llamado a la comunidad para que colabore, tanto en la prevención como persecución de estos delitos. "Es importante que la gente diga algo. Todos ven algo, pero nadie dice nada. No solo hay que atreverse a denunciar, desde las cosas sospechosas hasta los ilícitos, sino que hay que ponerse en los zapatos de los afectados. Da impotencia que no se haga nada", concluyó.