Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Deportes
  • Servicios
  • Clasificados
  • Estrellas

Sam Mendes y "El imperio de la luz": "Me tomó 10 películas llegar acá"

El filme narra el camino de una pareja que lidia con conflictos y aborda la salud mental como uno de sus ejes. "La protagonista está basada en mi mamá", contó el director.
E-mail Compartir

Camila Infanta S. - Medios Regionales

El poder sanador de la música, el cine y la comunidad es parte de lo que muestra el director inglés Sam Mendes en su última película, y para algunos la más íntima, "El imperio de la luz".

El filme, que se estrenó la semana pasada en Chile, cuenta el vínculo entre Hilary (Olivia Colman), la gerenta del Cinema Empire, un viejo cine de una ciudad costera de Inglaterra, y Stephen (Micheal Ward) el nuevo empleado del lugar. Forman una relación intensa y atípica.

En el primer proyecto que Mendes escribe solo, "El imperio de la luz" fue escrita en plena pandemia y según el propio director fue en "base a recuerdos que cargaba desde mi infancia. Crecí viendo a alguien desintegrarse mentalmente frente a mí, y fui testigo de todo ese ciclo de enfermedad mental. Hilary está basada en mi madre, con quien yo vivía siendo hijo único, pasé meses y años observando ese ciclo. Toda mi vida estuve buscando una forma de procesarlo".

Según una entrevista genérica compartida a este medio, Mendes dice que durante el confinamiento sintió que debía sacar esto de su mente y plasmarlo en el cine: "Me llevó diez películas llegar aquí, y creo que hay una razón para ello. Me llevó mucho tiempo sentir que tengo el coraje, en todo sentido. El coraje como cineasta, el coraje de contar una historia, el coraje personal. Todas esas cosas se deben procesar lo suficiente para encontrar formas de expresarlas".

La película también toma conflictos raciales de los ochentas en Inglaterra, dos temas que, revela el director, le obsesionan desde siempre.

"El cine para mí, al igual que para los personajes de la película, era una forma de escapar de mi realidad. A veces la gente dice que esta película es un homenaje al cine, pero no es solo eso. Es una forma de demostrar cómo las películas te pueden ayudar a recuperarte si estás lastimado, o si te sientes marginado. Tanto Hilary como Stephen son marginados por razones diferentes, o al menos eso es lo que sienten", cuenta el ganador del Óscar a mejor director por su primera cinta, "Belleza americana" (1999), y nominado tres veces a esta estatuilla por "1917" (2019), como cineasta, productor y guionista.

"El imperio de la luz" ("Empire of Light") fue seleccionada en la categoría de mejor fotografía o cinematografía del premio de la Academia de Hollywood, cuya gala anual se celebraba anoche en el teatro Dolby de Los Ángeles, California.

Sam Mendes y "El imperio de la luz": "Me tomó 10 películas llegar acá"

El filme narra el camino de una pareja que lidia con conflictos y aborda la salud mental como uno de sus ejes. "La protagonista está basada en mi mamá", contó el director.
E-mail Compartir

Camila Infanta S. - Medios Regionales

El poder sanador de la música, el cine y la comunidad es parte de lo que muestra el director inglés Sam Mendes en su última película, y para algunos la más íntima, "El imperio de la luz".

El filme, que se estrenó la semana pasada en Chile, cuenta el vínculo entre Hilary (Olivia Colman), la gerenta del Cinema Empire, un viejo cine de una ciudad costera de Inglaterra, y Stephen (Micheal Ward) el nuevo empleado del lugar. Forman una relación intensa y atípica.

En el primer proyecto que Mendes escribe solo, "El imperio de la luz" fue escrita en plena pandemia y según el propio director fue en "base a recuerdos que cargaba desde mi infancia. Crecí viendo a alguien desintegrarse mentalmente frente a mí, y fui testigo de todo ese ciclo de enfermedad mental. Hilary está basada en mi madre, con quien yo vivía siendo hijo único, pasé meses y años observando ese ciclo. Toda mi vida estuve buscando una forma de procesarlo".

Según una entrevista genérica compartida a este medio, Mendes dice que durante el confinamiento sintió que debía sacar esto de su mente y plasmarlo en el cine: "Me llevó diez películas llegar aquí, y creo que hay una razón para ello. Me llevó mucho tiempo sentir que tengo el coraje, en todo sentido. El coraje como cineasta, el coraje de contar una historia, el coraje personal. Todas esas cosas se deben procesar lo suficiente para encontrar formas de expresarlas".

La película también toma conflictos raciales de los ochentas en Inglaterra, dos temas que, revela el director, le obsesionan desde siempre.

"El cine para mí, al igual que para los personajes de la película, era una forma de escapar de mi realidad. A veces la gente dice que esta película es un homenaje al cine, pero no es solo eso. Es una forma de demostrar cómo las películas te pueden ayudar a recuperarte si estás lastimado, o si te sientes marginado. Tanto Hilary como Stephen son marginados por razones diferentes, o al menos eso es lo que sienten", cuenta el ganador del Óscar a mejor director por su primera cinta, "Belleza americana" (1999), y nominado tres veces a esta estatuilla por "1917" (2019), como cineasta, productor y guionista.

"El imperio de la luz" ("Empire of Light") fue seleccionada en la categoría de mejor fotografía o cinematografía del premio de la Academia de Hollywood, cuya gala anual se celebraba anoche en el teatro Dolby de Los Ángeles, California.

[Patricia Stambuck, escritora: ]

Cómo oír a un farero en el fin del mundo

E-mail Compartir

1-¿Cómo planteaste al farero José Rodríguez hacer un libro con sus recuerdos?

-Nos conocimos por Zoom y tuvimos sesiones telemáticas, con la cooperación técnica de Mark, su yerno norteamericano. Él había leído mis libros y era un seguidor de mi estilo de periodismo literario. Es decir, ¡él me eligió a mí! Sabía el valor de sus memorias y deseaba que se reconociera a los fareros como profesión y a los faros como patrimonio, pero además tenía una visión política crítica de los años 70, como otros en la Armada. Había estado en procesos como el golpe del '73, la guerra de las Malvinas y la crisis del '78 del canal Beagle.

2-¿Cómo fluyeron las memorias de Rodríguez?

-Sabía que su voz sería el corazón del libro, que mi tarea era indagar sobre sus experiencias, parte de una etapa de la vida de otros fareros chilenos y de procesos ocurridos en el país. Una biografía tiene sentido si se relaciona con un contexto social. A medida que avanzaban sus relatos, aparecían personajes muy interesantes, como los mestizos Caro, hijos de una mujer kawésqar. Fui incorporando testimonios que enriquecieron la obra. Sus excelentes ilustraciones son un gran complemento en cada capítulo. Es memoria visual de lo vivido. Él es un hombre muy talentoso.

3¿Qué reflexionaste sobre el oficio del farero? -La soledad elegida y no impuesta, como sucedió en las cuarentenas. Este relato es el testimonio de una forma de vida y de una época. Para ser farero hay que tener paz interior, autonomía emocional, amar la naturaleza, ser tolerante, disciplinado y saber que la felicidad no depende de la juerga ni de lo suntuario, sino de uno. El Estrecho de Magallanes es un lujo de la geografía mundial. Un canal bioceánico de paz, lleno de vida silvestre, desafiante, inspirador y gran reserva del futuro por sus riquezas y patrimonio, incluido los faros y sus historias.

25 años de labor

La periodista Patricia Stambuk, vicedirectora de la Academia Chilena de la Lengua y fundadora del Centro de Estudios del Estrecho de Magallanes, rescató en su libro "El farero del fin del mundo" (Catalonia) los recuerdos del farero José Raúl Rodríguez Latorre entre los años 1960 y 1985.

[Patricia Stambuck, escritora: ]

Cómo oír a un farero en el fin del mundo

E-mail Compartir

1-¿Cómo planteaste al farero José Rodríguez hacer un libro con sus recuerdos?

-Nos conocimos por Zoom y tuvimos sesiones telemáticas, con la cooperación técnica de Mark, su yerno norteamericano. Él había leído mis libros y era un seguidor de mi estilo de periodismo literario. Es decir, ¡él me eligió a mí! Sabía el valor de sus memorias y deseaba que se reconociera a los fareros como profesión y a los faros como patrimonio, pero además tenía una visión política crítica de los años 70, como otros en la Armada. Había estado en procesos como el golpe del '73, la guerra de las Malvinas y la crisis del '78 del canal Beagle.

2-¿Cómo fluyeron las memorias de Rodríguez?

-Sabía que su voz sería el corazón del libro, que mi tarea era indagar sobre sus experiencias, parte de una etapa de la vida de otros fareros chilenos y de procesos ocurridos en el país. Una biografía tiene sentido si se relaciona con un contexto social. A medida que avanzaban sus relatos, aparecían personajes muy interesantes, como los mestizos Caro, hijos de una mujer kawésqar. Fui incorporando testimonios que enriquecieron la obra. Sus excelentes ilustraciones son un gran complemento en cada capítulo. Es memoria visual de lo vivido. Él es un hombre muy talentoso.

3¿Qué reflexionaste sobre el oficio del farero? -La soledad elegida y no impuesta, como sucedió en las cuarentenas. Este relato es el testimonio de una forma de vida y de una época. Para ser farero hay que tener paz interior, autonomía emocional, amar la naturaleza, ser tolerante, disciplinado y saber que la felicidad no depende de la juerga ni de lo suntuario, sino de uno. El Estrecho de Magallanes es un lujo de la geografía mundial. Un canal bioceánico de paz, lleno de vida silvestre, desafiante, inspirador y gran reserva del futuro por sus riquezas y patrimonio, incluido los faros y sus historias.

25 años de labor

La periodista Patricia Stambuk, vicedirectora de la Academia Chilena de la Lengua y fundadora del Centro de Estudios del Estrecho de Magallanes, rescató en su libro "El farero del fin del mundo" (Catalonia) los recuerdos del farero José Raúl Rodríguez Latorre entre los años 1960 y 1985.