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Invitan a exposición sobre vínculos históricos entre chilenos y franceses

Muestra estará abierta hasta el 28 de este mes en la Sede Chiloé de la Universidad de Los Lagos, debiendo coordinar la visita que es gratuita.
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Repasando tres siglos de aporte de la comunidad francesa en Chile en diversas áreas del conocimiento y en distintos momentos de la historia, se montó en Castro la exposición "Galería de los ilustres, tres siglos de presencia francesa en Chile''.

La exhibición en la Sede Chiloé de la Universidad de Los Lagos abarca episodios como la Independencia y la presencia de un centenar y medio de militares napoleónicos en los ejércitos de Chile en 1817, así con el arribo en 1845 de profesores galos a la Universidad de Chile.

La muestra instalada en Castro añade la llegada de la fotografía al país, el aporte de religiosas y la inserción de numerosos ciudadanos franceses en la industria, el comercio, la agricultura y la cultura. También se consignan la contribución gala en ciencias como la geografía o el conocimiento de los glaciares, su rol en el desarrollo de la aviación, el andinismo y el rol de los sacerdotes de ese país europeo durante la dictadura.

Este trabajo fue creado por Marc Turrel y Patrick Puigmal, presidente y vicepresidente de la Fundación de los Napoleónicos de Chile, en el marco de la publicación del libro "Galería de los ilustres, tres siglos de presencia francesa en Chile'' que relata los aportes de 60 ciudadanos galos en nuestro país.

Patrick Puigmal señaló que la idea nació de un encuentro entre Marc y él en el contexto del bicentenario de la muerte de Napoleón Bonaparte en 2021. "En Chile hubo alrededor de 300 militares napoleónicos durante la Guerra de la Independencia dentro del ejército republicano. Eso es una investigación que ya lleva cerca de 20 años y con Marc agregamos toda la parte del siglo XIX y XX para tener una visión completa y variada de lo que habían sido los aportes", explicó el investigador

En tanto, Marc Turrel sostuvo que "publiqué varios libros sobre la presencia francesa en Chile con el foco en el ámbito científico, pero nos dimos cuenta con Patrick que faltaba una actualización de la presencia francesa que hay en Chile".

La exposición es organizada gracias a la fundación y al apoyo de la Embajada de Francia en Chile, del Instituto Francés, la Alianza Francesa de Concepción, la Biblioteca Municipal de Castro y las universidades de Chile, de Los Lagos y de Concepción.

"Privilegio"

Carlos Delgado, director de la ULagos Sede Chiloé, indicó que "en el siglo XIX la cultura francesa fue referente para la formación de la intelectualidad chilena y yo creo que este es un excelente material al servicio de la educación de nuestros jóvenes. Para nosotros es un honor tener esta exposición acá en la sede, ya que ha recorrido las principales universidades del país y varias otras ciudades, por lo que tenerla en Castro es un privilegio".

En la inauguración también estuvo Renaud Collard, primer consejero de la embajada de Francia, quien comentó que "la historia francesa con Chile ha sido de relaciones muy importantes. Creo que esta maravillosa exposición muestra que la relación entre Francia y Chile es mucho más amplia, ya que abarca científicos, artistas, viajeros y personajes de la sociedad civil. Hay un espectro de relaciones humanas, intelectuales y técnicas entre Chile y Francia muy fuerte".

La exposición estará disponible al público de forma gratuita en la capital chilota hasta el martes 28 de este mes en el recinto de la casa de estudios en Gamboa, de lunes a jueves entre las 8.30 horas hasta las 17:30 y viernes hasta las 16:30. El interesado debe coordinar su visita con el periodista Marcelo Águila escribiendo al correo electrónico marcelo.aguila@ulagos.cl.

Invitan a exposición sobre vínculos históricos entre chilenos y franceses

Muestra estará abierta hasta el 28 de este mes en la Sede Chiloé de la Universidad de Los Lagos, debiendo coordinar la visita que es gratuita.
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Repasando tres siglos de aporte de la comunidad francesa en Chile en diversas áreas del conocimiento y en distintos momentos de la historia, se montó en Castro la exposición "Galería de los ilustres, tres siglos de presencia francesa en Chile''.

La exhibición en la Sede Chiloé de la Universidad de Los Lagos abarca episodios como la Independencia y la presencia de un centenar y medio de militares napoleónicos en los ejércitos de Chile en 1817, así con el arribo en 1845 de profesores galos a la Universidad de Chile.

La muestra instalada en Castro añade la llegada de la fotografía al país, el aporte de religiosas y la inserción de numerosos ciudadanos franceses en la industria, el comercio, la agricultura y la cultura. También se consignan la contribución gala en ciencias como la geografía o el conocimiento de los glaciares, su rol en el desarrollo de la aviación, el andinismo y el rol de los sacerdotes de ese país europeo durante la dictadura.

Este trabajo fue creado por Marc Turrel y Patrick Puigmal, presidente y vicepresidente de la Fundación de los Napoleónicos de Chile, en el marco de la publicación del libro "Galería de los ilustres, tres siglos de presencia francesa en Chile'' que relata los aportes de 60 ciudadanos galos en nuestro país.

Patrick Puigmal señaló que la idea nació de un encuentro entre Marc y él en el contexto del bicentenario de la muerte de Napoleón Bonaparte en 2021. "En Chile hubo alrededor de 300 militares napoleónicos durante la Guerra de la Independencia dentro del ejército republicano. Eso es una investigación que ya lleva cerca de 20 años y con Marc agregamos toda la parte del siglo XIX y XX para tener una visión completa y variada de lo que habían sido los aportes", explicó el investigador

En tanto, Marc Turrel sostuvo que "publiqué varios libros sobre la presencia francesa en Chile con el foco en el ámbito científico, pero nos dimos cuenta con Patrick que faltaba una actualización de la presencia francesa que hay en Chile".

La exposición es organizada gracias a la fundación y al apoyo de la Embajada de Francia en Chile, del Instituto Francés, la Alianza Francesa de Concepción, la Biblioteca Municipal de Castro y las universidades de Chile, de Los Lagos y de Concepción.

"Privilegio"

Carlos Delgado, director de la ULagos Sede Chiloé, indicó que "en el siglo XIX la cultura francesa fue referente para la formación de la intelectualidad chilena y yo creo que este es un excelente material al servicio de la educación de nuestros jóvenes. Para nosotros es un honor tener esta exposición acá en la sede, ya que ha recorrido las principales universidades del país y varias otras ciudades, por lo que tenerla en Castro es un privilegio".

En la inauguración también estuvo Renaud Collard, primer consejero de la embajada de Francia, quien comentó que "la historia francesa con Chile ha sido de relaciones muy importantes. Creo que esta maravillosa exposición muestra que la relación entre Francia y Chile es mucho más amplia, ya que abarca científicos, artistas, viajeros y personajes de la sociedad civil. Hay un espectro de relaciones humanas, intelectuales y técnicas entre Chile y Francia muy fuerte".

La exposición estará disponible al público de forma gratuita en la capital chilota hasta el martes 28 de este mes en el recinto de la casa de estudios en Gamboa, de lunes a jueves entre las 8.30 horas hasta las 17:30 y viernes hasta las 16:30. El interesado debe coordinar su visita con el periodista Marcelo Águila escribiendo al correo electrónico marcelo.aguila@ulagos.cl.

columna de opinión no hay conservación

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Sin fiesta

Terminando el verano son varios los balances que se realizan respecto a cómo se vivieron estos meses estivales y el influjo de visitantes y actividades que llenaron de movimiento a todos los rincones del Archipiélago.

Y es meritorio destacar, junto con la mayor o menor presencia de turistas, el retorno de muchos eventos como festivales, encuentros culturales, ferias costumbristas, conciertos, exposiciones y un sinnúmero de actividades que volvieron a ver la luz luego del encierro pandémico en las diez comunas de la provincia. Un verdadero renacer de fiestas, donde los principales asistentes fueron los mismos chilotes y chilotas que, después de mucho tiempo, pudieron reencontrarse en un espacio fundamental para mantener viva la identidad única de este territorio insular.

Y detengámonos un momento en el trasfondo de lo que es "la fiesta". En "Vida contemplativa: Elogio de la inactividad" (2022) el destacado filósofo contemporáneo Byung-Chul Han invita a reflexionar sobre la vida hiperactiva que llevamos, intentando recuperar el sentido y el equilibrio interior de la existencia.

Para el pensador surcoreano, "la fiesta" es un momento de inactividad que es capaz de producir un verdadero sentido de pertenencia, fomentado un encuentro altruista donde nace el "nosotros". Por otro lado, nos dice que el capitalismo transforma la fiesta religiosa/secular en un negocio, un espectáculo, un formato de consumo donde no se establece comunidad, sino que plasma la urgencia de la supervivencia individual: uno solo para uno mismo.

A modo de ejemplo, si observamos el sentido de la minga, entendida como una actividad festiva donde lo que prima es la colaboración desinteresada, no monetaria y solidaria -en la que además se comparte, se come, se canta y se reviven las prácticas ancestrales-, se puede ver con nitidez como la fiesta, con sus desvíos, excesos y particularidades, es el origen de la cultura. Una época sin fiestas es un tiempo sin comunidad. Y lo que surge es una forma mercantil de comunidad en la que no se forma un "nosotros".

La colaboración no remunerada es la constructora de vínculos sólidos que permiten lo comunitario. Como afirma Han, para la fiesta, en su versión más pura, la suspensión de la economía es esencial, lo vivo se conserva no para un fin productivo y eso es lo que se celebra. Hoy en día es muy raro tener pausas de contemplación, en un contexto de apuros. Se vive al corto plazo, la vida para el consumo implica que toda necesidad debe ser satisfecha de inmediato, no hay paciencia para una espera en la que algo pueda madurar lentamente. Lo que cuenta es el éxito veloz, en que la vida se acorta y la existencia se empobrece.

La fiesta, y especialmente en Chiloé, es el antídoto, es un tiempo detenido, es la otra cara de la vida misma. En la experiencia festiva, podemos tomar conciencia del tiempo en que vivimos y del espacio que ocupamos, llegar a la potente razón colectiva de ser un "nosotros". De aquí nace el espíritu estético colaborativo: la poesía, el canto, la danza, la gastronomía, etc. Y se da el modo donde las personas pueden darse cuenta del disfrute de la contemplación porque sí, del entorno en que esta se da, que los acoge y que nos pertenece a todos. Por tanto, es este espacio festivo y compartido desde donde debemos tomar conciencia y admirar el patrimonio natural y cultural.

Y, sin duda, debe ser lo festivo el motor del esfuerzo conservacionista. No podemos olvidar que en lo festivo se recrea la comunidad, se une y reúne un sentimiento del "nosotros" y se puede tener noción de lo que no valoramos, pero debemos cuidar, proteger y conservar como "nuestro": la naturaleza que posibilita la cultura y tradiciones más propias de Chiloé.

"La fiesta, y especialmente en Chiloé, es el antídoto, es un tiempo detenido, es la otra cara de la vida misma. En la experiencia festiva, podemos tomar conciencia del tiempo en que vivimos y del espacio que ocupamos, llegar a la potente razón colectiva de ser un "nosotros". De aquí nace el espíritu estético colaborativo: la poesía, el canto, la danza, la gastronomía, ... Y, sin duda, debe ser lo festivo el motor del esfuerzo conservacionista".

Damián Valdés Piñera, encargado de comunidad del Parque Tantauco

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Sin fiesta

Terminando el verano son varios los balances que se realizan respecto a cómo se vivieron estos meses estivales y el influjo de visitantes y actividades que llenaron de movimiento a todos los rincones del Archipiélago.

Y es meritorio destacar, junto con la mayor o menor presencia de turistas, el retorno de muchos eventos como festivales, encuentros culturales, ferias costumbristas, conciertos, exposiciones y un sinnúmero de actividades que volvieron a ver la luz luego del encierro pandémico en las diez comunas de la provincia. Un verdadero renacer de fiestas, donde los principales asistentes fueron los mismos chilotes y chilotas que, después de mucho tiempo, pudieron reencontrarse en un espacio fundamental para mantener viva la identidad única de este territorio insular.

Y detengámonos un momento en el trasfondo de lo que es "la fiesta". En "Vida contemplativa: Elogio de la inactividad" (2022) el destacado filósofo contemporáneo Byung-Chul Han invita a reflexionar sobre la vida hiperactiva que llevamos, intentando recuperar el sentido y el equilibrio interior de la existencia.

Para el pensador surcoreano, "la fiesta" es un momento de inactividad que es capaz de producir un verdadero sentido de pertenencia, fomentado un encuentro altruista donde nace el "nosotros". Por otro lado, nos dice que el capitalismo transforma la fiesta religiosa/secular en un negocio, un espectáculo, un formato de consumo donde no se establece comunidad, sino que plasma la urgencia de la supervivencia individual: uno solo para uno mismo.

A modo de ejemplo, si observamos el sentido de la minga, entendida como una actividad festiva donde lo que prima es la colaboración desinteresada, no monetaria y solidaria -en la que además se comparte, se come, se canta y se reviven las prácticas ancestrales-, se puede ver con nitidez como la fiesta, con sus desvíos, excesos y particularidades, es el origen de la cultura. Una época sin fiestas es un tiempo sin comunidad. Y lo que surge es una forma mercantil de comunidad en la que no se forma un "nosotros".

La colaboración no remunerada es la constructora de vínculos sólidos que permiten lo comunitario. Como afirma Han, para la fiesta, en su versión más pura, la suspensión de la economía es esencial, lo vivo se conserva no para un fin productivo y eso es lo que se celebra. Hoy en día es muy raro tener pausas de contemplación, en un contexto de apuros. Se vive al corto plazo, la vida para el consumo implica que toda necesidad debe ser satisfecha de inmediato, no hay paciencia para una espera en la que algo pueda madurar lentamente. Lo que cuenta es el éxito veloz, en que la vida se acorta y la existencia se empobrece.

La fiesta, y especialmente en Chiloé, es el antídoto, es un tiempo detenido, es la otra cara de la vida misma. En la experiencia festiva, podemos tomar conciencia del tiempo en que vivimos y del espacio que ocupamos, llegar a la potente razón colectiva de ser un "nosotros". De aquí nace el espíritu estético colaborativo: la poesía, el canto, la danza, la gastronomía, etc. Y se da el modo donde las personas pueden darse cuenta del disfrute de la contemplación porque sí, del entorno en que esta se da, que los acoge y que nos pertenece a todos. Por tanto, es este espacio festivo y compartido desde donde debemos tomar conciencia y admirar el patrimonio natural y cultural.

Y, sin duda, debe ser lo festivo el motor del esfuerzo conservacionista. No podemos olvidar que en lo festivo se recrea la comunidad, se une y reúne un sentimiento del "nosotros" y se puede tener noción de lo que no valoramos, pero debemos cuidar, proteger y conservar como "nuestro": la naturaleza que posibilita la cultura y tradiciones más propias de Chiloé.

"La fiesta, y especialmente en Chiloé, es el antídoto, es un tiempo detenido, es la otra cara de la vida misma. En la experiencia festiva, podemos tomar conciencia del tiempo en que vivimos y del espacio que ocupamos, llegar a la potente razón colectiva de ser un "nosotros". De aquí nace el espíritu estético colaborativo: la poesía, el canto, la danza, la gastronomía, ... Y, sin duda, debe ser lo festivo el motor del esfuerzo conservacionista".

Damián Valdés Piñera, encargado de comunidad del Parque Tantauco