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Consejo aprueba la pérdida de la ciudadanía al cometer delitos terroristas

A su vez el artículo dice que perderán esa calidad las autoridades que en ejercicio de sus funciones sean autores de delitos que consideren una pena aflictiva.
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Matías Gatica Lindsay

En una nueva jornada de votaciones de las enmiendas presentadas en el Consejo Constitucional, el Pleno de la instancia aprobó la pérdida de la ciudadanía a personas que incurran en delitos que la ley considere terrorista, así como también a las autoridades que reciban una pena por cometer ilícitos.

Por tercer día consecutivo los consejeros votaron ayer las enmiendas al Capítulo II de la nueva propuesta constitucional referente a "Derechos y libertades fundamentales, garantías y deberes constitucionales".

En la jornada se discutieron normas referidas a la nacionalidad y la ciudadanía, entre las que destaca la votación del literal c del artículo 20, que estipula la pérdida de la ciudadanía "por condena por delitos que la ley califique como conducta terrorista, y los relativos al tráfico de estupefacientes, trata o tráfico de personas, así como los cometidos por autoridades o funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones, y que hubieren merecido, además, pena aflictiva".

La norma fue visada con 36 votos a favor (33 de la oposición y tres del oficialismo), 13 en contra y la abstención del consejero José González (RD).

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En la instancia se aprobó además el artículo 19, que establece en su inciso 1 que "son ciudadanos los chilenos que hayan cumplido 18 años de edad y que no hayan sido condenados a pena aflictiva"; y el literal b que señala que "la ciudadanía otorga los derechos de sufragio, de optar a cargos de elección popular y los demás que la Constitución o la ley confieran".

También se visó el inciso 3 de ese artículo, que dice que "los ciudadanos con derecho a sufragio que se encuentren fuera del país podrán sufragar desde el extranjero en las elecciones primarias presidenciales, en las elecciones de Presidente de la República y en los plebiscitos nacionales".

Durante la discusión, que nuevamente tuvo momentos de tensión, el consejero de Republicano, Paul Sfeir, cruzó el hemiciclo y abrazó a su par Alejandro Köhler (PS), quien contó cómo su familia fue exiliada y despojada de su nacionalidad durante la dictadura. "No creo que haya en esta sala alguien que no se estremezca" con su historia, dijo Sfeir en el Pleno.

"No creo que haya en esta sala alguien que no se estremezca con la historia de vida de don Alejandro Köhler".

Paul Sfeir, consejero.

Pongamos sentido de urgencia a la prevención del consumo de alcohol y drogas en contextos laborales

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A menudo tendemos a responsabilizar a las personas, pero lo cierto es que la realidad del consumo de alcohol y drogas es multifactorial y nos invita a ver esta problemática con una mirada más amplia fortaleciendo, sobre todo, la prevención de riesgos y poniendo en alerta no solo a los trabajadores sino también a los líderes de empresas e instituciones frente al aumento de este fenómeno en el mundo laboral.

El consumo de alcohol y drogas afecta nuestras funciones cerebrales desde las primeras dosis, lo que se traduce en alteración de la coordinación de nuestros movimientos, menor velocidad de respuesta ante los estímulos y desinhibición de nuestra conducta, entre otros efectos. Éstos desaparecen paulatinamente, dependiendo de la cantidad que hemos consumido y del tiempo que llevamos utilizando estas sustancias, que en algunos casos son horas y en otros días, afectando nuestro desempeño por ese periodo.

Estas consecuencias, provocadas por el alcohol y las drogas, se han transformado en un importante problema en contextos laborales, afectando el desempeño, la conducción de vehículos o maquinarias, la reacción frente a emergencias, la toma de decisiones y la relación con las personas que nos rodean. Todos estos efectos constituyen riesgos potenciales de accidentes en el trabajo, pero que además se extienden a la vía pública, relaciones interpersonales e incluso nuestro hogar, incluyendo conductas agresivas.

Si bien los mayores esfuerzos de prevención y difusión se concentran en prevenir el consumo con el objetivo de evitar la dependencia, es de suma importancia señalar que el consumo esporádico o puntual de alcohol, drogas o medicamentos sedantes -aún en ausencia de una dependencia- también nos expone a riesgos de accidentes o conductas problemáticas que pueden tener graves consecuencias.

Las cifras de accidentes, secuelas graves, muertes y pérdidas económicas, asociadas a eventos provocados bajo el efecto de sustancias, muestran la severidad de la situación. Entre un 25 y 30% de los accidentes laborales se relacionan al consumo de alcohol y/o drogas, los que afectan tanto a quien las consume como a terceros, incluyendo graves lesiones e incluso la muerte.

Por esta razón, cabe una importante responsabilidad de los diversos actores del mundo laboral, enfatizando no solo en los trabajadores afectados directamente o potencialmente afectados, sino también de quienes lideran las empresas e instituciones para implementar y profundizar las políticas y programas de prevención del consumo de sustancias. Esto puede materializarse a través del control en recintos de alto riesgo de accidentabilidad, pero también favoreciendo planes educativos y espacios para el apoyo de trabajadores y trabajadoras afectados, lo que se traducirá en menor accidentabilidad, bienestar y mejor calidad de vida.

El consumo de alcohol y drogas en el ámbito laboral nos expone a importantes riesgos de accidentes y lesiones a todos. Por eso, no solo debemos poner énfasis en los trabajadores afectados por este problema, sino promover lugares de trabajo en los que predomine una mirada desde el bienestar, poniendo como desafío -a empresas e instituciones- la prevención como una herramienta clave para disminuir riesgos, evitando así un impacto negativo tanto en quien consume, como en su familia, compañeros de trabajo y todo su entorno.