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Taller "Barrio en movimiento" finaliza hoy con amistoso de fútbol en el Polideportivo de Castro

La actividad forma parte del ciclo de talleres comunitarios de autocuidado y tiene por objetivo promover hábitos saludables y prevenir conductas de riesgo en la población.
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El taller "Barrio en movimiento", organizado por el programa Quiero mi Barrio del MINVU y el municipio de Castro, finalizará hoy con un partido amistoso de fútbol en el Centro Polideportivo de la capital chilota, en el marco de una jornada abierta a las vecinas y vecinos del barrio Tejiendo Sueños que deseen disfrutar de esta actividad familiar.

La iniciativa forma parte de un ciclo de talleres comunitarios de autocuidado iniciado en julio, a petición de vecinos de las poblaciones Yungay, Camilo Henríquez y La Esperanza, quienes deliberaron -durante la segunda mesa de trabajo barrial- la necesidad de ser capacitados en reducción de riesgo de desastres y salud mental para niñas, niños y jóvenes del barrio afectado por el mega incendio de 2021.

El taller contempló ocho sesiones que se desarrollaron entre julio y septiembre, comenzando con un diagnóstico con los principales intereses de los menores. También se abordó el reconocimiento de emociones y comunicación efectiva, mediante actividades prácticas en cancha y dinámicas integrales.

La ejecución del programa estuvo a cargo del sicólogo deportivo Juan Pablo Romero, quien trabajó temáticas de promoción y prevención de conductas de riesgo a través del deporte y la actividad física con un enfoque psicológico, entregando herramientas para trabajar en equipo, superación personal, respeto y colaboración entre sus pares.

"Hubo una muy buena recepción de la gente, de los cuidadores y sobre todo de las niñas y de los niños que participaron de este programa, que son principalmente del club de fútbol de la población Camilo Henríquez", dijo.

salud mental

El profesional añadió que "fueron varias sesiones dónde pudimos revisar distintas cosas relacionadas con la salud mental, las emociones, la comunicación, como pensamos nuestras cosas, como nos expresamos. Creo que los chicos y chicas se tomaron muy bien las distintas actividades que realizamos al interior y también en exterior, en cancha".

El balance que entregaron los participantes del taller también fue positivo. El vecino Daniel Remolcoy dijo que "fue una bonita experiencia para ver todo tipo de emociones, salud mental, para los niños y para el adulto responsable. Se generó un grato ambiente, buena comunicación, harta adherencia de los padres, de las madres y de los niños en general, por lo que creo que esta actividad debería replicarse en cada barrio de Castro, para ir mejorando la salud mental sobre todo".

Para la vecina Fernanda Cuyul "fue una experiencia nueva para mi hijo que lleva tiempo practicando fútbol y mi hija lleva menos, pero nunca habían participado en un tema sicológico deportivo. Acaté lo que mi hijo quiso, que fue venir y quedarse en las sesiones. El ambiente le gustó, también el sicólogo y por eso decidió seguir viniendo y seguir aprendiendo", sostuvo.

columna de opinión

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Ser profesor en tiempos de juicios y fragilidades

Hoy el planeta Tierra y la humanidad están amenazados. La pandemia y lo que ha seguido solo ha servido para demostrar nuestra fragilidad y nuestra interconexión. Ahora es necesario actuar urgentemente, de forma conjunta, para cambiar el rumbo y reimaginar nuestros futuros. Así comienza el informe 'Reimaginar la educación' de la Comisión Internacional sobre los Futuros de la educación de Unesco (2021). El diagnóstico es inapelable: el mal uso de recursos, las desigualdades, el exceso de trabajo, el cansancio, la autoexplotación, la discriminación, guerras sin sentido, la exclusión y una total homogenización del individuo que construye una especie que solo abraza y acepta lo igual y lo parecido. Las preguntas que surgen son ¿por qué? Y ¿qué especie queremos ser?

En este contexto, el profesor es un ejemplo en potencia. Es el docente quien busca que sus alumnos estudien, indaguen y reflexionen haciendo, como dice el profesor Bárcena, las cosas propias de la escuela en todas sus formas, es decir, leer, escribir, preguntar, pensar, conversar de aquellos libros, de aquellas vinculaciones, curiosidades y problemas del mundo ¿por qué? Porque es necesario estudiar, una enseñanza apasionada abordando las cosas desde dentro, siempre con sentido y vinculantes con el mundo. Traer a sus estudiantes palabras nuevas, ideas no pensadas y ese amor por el estudio, por los rituales propios de la clase.

El profesor sabe de la necesidad de conversar sobre los temas de época, sabe que en su clase se charla con cualquiera y también con cada uno, y que esa comunicación es desaprender, desprenderse de algo, de uno, de todo y que aquello nos deja frágiles, sueltos, y a la vez, abre una amplitud, una línea de fuga que permite junto a sus estudiantes pensar y viajar por lugares insospechados. Un viaje, un movimiento que no es fijo, que no debiese ser homogéneo, porque tiene que ver con narrativas personales, con historias, contextos, con fragilidades, singularidades y multiplicidades de una sala de clases.

función

Pero a la vez, el profesor siempre está en tensión entre ese movimiento y el movimiento del currículum, de la institución, del rendimiento, de la productividad y de una sociedad acelerada que quiere colocar palabras tan alejadas de lo esencial de la pedagogía, que muchas veces sumergen a los estudiantes en una falsa profundidad.

El profesor sabe que está a contratiempo, que su función es otra, que a lo mejor es inactual porque conserva como fondo de valor una pedagogía conversacional, creativa, reflexiva, vinculante y probablemente inservible para un mundo centrado en la sociedad de los algoritmos impuestos.

Pero el profesor se resiste, debe resistirse contra los modos que definen este tiempo y el tiempo de la escuela porque convive con multiplicidades de contextos, y por ello, justamente por ello, se convierte en un artista que se mueve en un viaje de detención y atención al mundo en su tarea de enseñar, que exige humanizarnos y cuidar el mundo. Entonces conviene volver a preguntarse: ¿qué especie queremos ser? En la sala de clases podemos encontrar algunas respuestas.

"Pero el profesor se resiste, debe resistirse contra los modos que definen este tiempo y el tiempo de la escuela porque convive con multiplicidades de contextos, y por ello, justamente por ello, se convierte en un artista que se mueve en un viaje de detención y atención al mundo en su tarea de enseñar, que exige humanizarnos y cuidar el mundo. Entonces conviene volver a preguntarse: ¿qué especie queremos ser? En la sala de clases podemos encontrar algunas respuestas".

Carmen Gloria Garrido, directora Escuela de Educación, UNAB sede Viña del Mar