En la antigua Roma hubo perpetradores de "fake news"
Lo plantea el ensayo "Emperador de Roma", de Mary Beard, la especialista más célebre del imperio romano en el mundo.
Agencia EFE - Medios Regionales
Aunque no hay época histórica sin "fake news", en la antigua Roma hubo grandes perpetradores de noticias falsas y la de los emperadores romanos es un "caso extremo" de historia escrita por los ganadores, asegura Mary Beard, considerada la especialista más célebre del imperio romano.
Beard, catedrática de la universidad británica de Cambridge y una de las clasicistas más importantes del mundo, que obtuvo el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales en 2016, presentó en Madrid su último ensayo "Emperador de Roma".
El ensayo centra su atención en los emperadores que gobernaron el Imperio Romano, desde Julio César (asesinado en el 44 a. C.) hasta Alejandro Severo (asesinado en el 235 d. C.).
El asesinato fue, precisamente, una parte del repertorio de poder en la antigua Roma y aunque hubo menos de lo que está en el imaginario popular, esta práctica de asesinar a emperadores hace imposible decir cuál fue el mejor o el peor emperador de Roma, ya que la reputación del fallecido se dejaba a sus sucesores. "Y esta gente tenía que justificar el asesinato diciendo que era una persona terrible", indicó la autora.
Hay rumores de asesinatos que no siempre fueron ciertos, pero los romanos veían los traspasos de poder casi siempre como peligrosos "y a veces homicida, desde el famoso plato de setas envenenadas, supuestamente servido al emperador Claudio en el año 54 por su esposa, Agripina, hasta el humillante final de Caracalla en el año 217, atacado por un asesino mientras orinaba".
Mary Beard defiende no obstante que los episodios sobre los emperadores romanos que pueden ser falsos y que han llegado hasta la actualidad reflejan las preocupaciones populares y las ansiedades sociales, hechos que analiza en su libro en un período de poco menos de 300 años, que abarca el mandato de treinta emperadores.
Y si de Nerón relata bochornosos capítulos, como que en un viaje a Grecia que duró años tuvieron que reprogramar los Juegos Olímpicos para que participara y amañar las pruebas para que ganara en todas en las que intervino, la autora explica que junto a este emperador, recordado como terrible y sádico, hay otros como Heliogábalo que le harían parecer "un gatito".
"No me gustaría cenar con él", sostiene Beard. Y es que Heliogábalo, en uno de sus excéntricos banquetes en el siglo III, asfixió a los comensales con pétalos de rosa derramados desde lo alto, lo que demuestra que un emperador "demasiado generoso puede ser letal".
Del campo de batalla recuerda otro protagonizado por Calígula en la campaña del año 40, que posiblemente fue una invasión fallida de Britania, cuando, a orillas del canal de la Mancha, dispuso sus líneas de combate y, haciendo sonar las trompetas, ordenó a sus soldados que no siguieran avanzando en busca de la gloria militar, sino que recogieran conchas marinas en la playa.
Pero los emperadores, subrayó, tenían también la obligación de ser accesibles a los ciudadanos romanos y centenares de ellos reclamaban diariamente su atención. Era una autocracia populista pero, según Beard, puede que esos emperadores fueran en ese sentido más accesibles a los ciudadanos que los gobernantes actuales.