El precio que están alcanzando los combustibles es alarmante. En Chiloé es solo cosa de tiempo para que la bencina de 93 octanos supere los $1.400 y las proyecciones son bastante desalentadoras. Sabemos que su valor está establecido a nivel internacional y que no es mucho lo que se puede hacer en ese aspecto, pero es posible eliminar o reducir parcialmente el impuesto específico.
Si calculamos en $1.400 el litro de bencina, ese precio considera dos impuestos: por un lado, el IVA que corresponde al 19% y el que se aplica a los combustibles que bordea los $400 pesos. Si sumamos, nos encontramos con que por cada litro de bencina se pagan más de $550 pesos solo en impuestos. Es decir, más de un tercio del total.
Nosotros hemos insistido que el Gobierno debe tomar una determinación, ya sea su eliminación o su reducción, especialmente en zonas extremas o aisladas, como Chiloé. Ya que solo por el simple hecho de estar alejado, la diferencia por litro puede alcanzar los $100 pesos. Entendemos que este impuesto es importante y es una fuente de recaudación importante para el Estado, pero creemos que es del todo justo, al menos aplicar una reducción en zonas extremas.
Hoy tener un auto no es un lujo ni un privilegio. En muchos lugares, como zonas rurales y ciudades apartadas, termina siendo una necesidad. Los chilenos no andan por ahí gastando combustible de gusto, lo utilizan para desplazarse a sus lugares de trabajo, para trasladar a sus hijos y adquirir sus bienes. El impuesto específico termina siendo un castigo, especialmente para zonas como Chiloé.
Como dice el dicho, "el que juega con fuego, se quema", pero quien juega con el precio de la bencina, no actuando y viendo como lentamente ahoga a las familias, también terminará quemado.